Alrededor del 2018, Meri, la última hija viva de Martín Chambi, reunió a sus sobrinos y nietos en el Cusco y les contó su último gran deseo. “Mi tiempo se acaba —les dijo— y quiero que se unan y hagan algo grande por la obra de mi papá”. Inspirados en esas palabras, 17 descendientes del gran fotógrafo y documentalista peruano formaron la Asociación Martín Chambi para cuidar y preservar su inmenso legado.
Ese archivo de más de 40.000 negativos, algunos de más de un siglo de antigüedad, que componen una extraordinaria memoria visual: imágenes que nos revelan cómo fue la vida en los Andes del sur, entre Arequipa, Cusco y Puno, en la primera mitad del siglo XX. Registros de esas primeras excursiones a Machu Picchu, de fiestas tradicionales desaparecidas, de majestuosas bodas, de desfiles militares, de exquisitos banquetes, del trabajo en las haciendas, del incomparable paisaje andino y, sobre todo, de una infinidad de retratos individuales y familiares. Rostros de hombres, mujeres y niños de todas las clases sociales, que pasaron por el estudio que tuvo Martín Chambi en el Cusco, y que sorprenden por su intensidad expresionista y cuidada composición.
Salvados del paso del tiempo
El primer gran paso que dio la asociación fue lograr en el 2019 que la obra de Chambi fuera reconocida como Patrimonio Cultural de la Nación. El segundo fue restaurar y conservar este legado. Según refiere el ingeniero Roberto Chambi, presidente de la asociación y nieto del fotógrafo, gracias a un convenio con la Biblioteca Nacional se hizo un primer diagnóstico del archivo y se concluyó que debía hacerse una urgente labor de conservación.
“De los 40.000 negativos –cuenta–, un poco más de la mitad son de vidrio y la otra parte son flexibles, y no olvidemos que este archivo sufrió como ocho mudanzas. Como sabemos, Chambi inició su carrera en Arequipa; luego partió a Sicuani; de ahí se estableció en el Cusco, donde tuvo como tres estudios. Luego el archivo fue llevado a otros locales, donde ya no se atendía al público. Entonces, los negativos han sufrido mucha manipulación y se han encontrado daños físicos, rayaduras, huellas digitales, hongos, oxidación”.
A pesar de esto, el clima del Cusco ayudó a la conservación del archivo y también la diligencia de Martín Chambi, quien cuidó siempre su obra con gran recelo y orden. “Si él no hubiera tenido esa disciplina, no tuviéramos negativos en este momento”, acota su nieto.
Tras el primer diagnóstico, sus descendientes hicieron un proyecto de conservación y lo presentaron a una entidad internacional, pero no tuvieron éxito. Entonces, mejoraron la propuesta y en el 2021 postularon a los fondos de la Embajadora de Estados Unidos para la conservación del patrimonio cultural, y lograron conseguir los ansiados recursos.
“Ganamos ese primer premio de casi medio millón de dólares que nos permitió armar todo un equipo técnico, con curadores y fotógrafos, para sacar adelante el proyecto que consistía en la estabilización y limpieza de los negativos, así como en la digitalización de altísima calidad y en la catalogación de los mismos”, dice Peruska Chambi, otra de las nietas del maestro.
Después de 22 meses de trabajo, en julio del 2023, se logró salvaguardar el archivo con los debidos controles y fue protegido con guardas en contenedores de material especial.
Una memoria visual inédita
Terminado el proyecto de salvaguarda del archivo, se llevaron a cabo tres exposiciones llamadas “Chambi inédito” en Arequipa, Cusco y Puno, entre los meses de setiembre del 2023 y enero del 2024. Y aunque se exhibió una selección de fotos nunca antes vista, el nombre fue puesto también por otro motivo: “Detrás de cada imagen se incluyó una información nueva, desde el tipo y tamaño de cada negativo, nombres y datos de los personajes retratados, y el contexto histórico en el que se hicieron las fotografías. Eso era lo valioso, lo inédito”, comenta Peruska Chambi, quien realizó la curaduría de dichas muestras.
“Siempre dijimos que la conservación era muy importante –precisa Roberto Chambi–, pero la otra parte importante era la catalogación. Aproximadamente, se ha identificado un orden de 364 personas (retratadas) y se han hecho unos 679 contextos históricos, con líneas de tiempo. Es un trabajo muy profesional. Todo esto está en una base de datos y tenemos cerca de 40.000 imágenes con información valiosísima”.
Hallazgos digitales
Más allá de la recuperación y conservación física del archivo y su presentación expositiva, faltaba quizás lo más trascendente: hacer que este material pudiera ser visto por todos y no solo por los asistentes a una sala o investigadores. Y gracias a fondos de la Fundación BBVA, a fines de febrero pasado se consiguió poner la colección en línea a través de un inmenso catálogo digital (https://coleccion.chambimartin.org). Cuando uno abre la página y hace clic en “Explorar” comienzan a aparecer como si fueran antiguas hojas de contacto las sorprendentes imágenes del maestro. “A través de una plataforma que se llama Collective Access –explica Roberto–, un software especializado en gestión de colecciones, hemos abierto el acceso a las imágenes y su información, con el debido cuidado de los derechos de autor”.
La asociación se ha impuesto como tarea difundir este archivo entre los escolares de los lugares más apartados del país. “Durante el proyecto –revela el presidente de la misma– hicimos un plan piloto educativo y ahora estamos realizando otro en un colegio rural del distrito de Ocongate, provincia de Quispicanchi. Nuestra intención es que la obra de Martín Chambi sirva de inspiración a los alumnos de cuarto y quinto de secundaria”.
Para él es una manera de regresar esas fotografías a sus orígenes, no solo a los lugares donde fueron tomadas, sino a los orígenes humildes de su autor, pues Chambi nació en Coasa, un pequeño pueblo minero de la provincia de Carabaya, en Puno.
“Nuestra institución es de puertas abiertas y no tenemos por qué ocultar un archivo tan grande”, acota Peruska, quien resalta también el valor sentimental que tienen para ellos estas imágenes. Ella destaca dos fotografías: el retrato de un campesino tocando su quena, una de las fotos favoritas de su abuelo. Cuenta que cuando vio el negativo original se sorprendió de lo maltratado que estaba por la cantidad de reproducciones que había tenido. Ahora se ha hecho una copia del negativo para salvaguardar el original. Y la segunda es la fotografía de un camión, en el que aparece en primer plano el propio Chambi con un grupo de hombres y mujeres que, siempre se creyó, eran campesinos anónimos. Pero ahora se sabe que los personajes de esta imagen eran, en realidad, su hermana Feliciana, sus sobrinos y demás familiares, y que todos iban rumbo a Coasa, en una fecha cercana a los años 1945 y 1955.
En el archivo digital se pueden buscar imágenes por nombres de personajes, lugares, vestimentas, géneros, y uno puede descubrir fotografías poco conocidas de Chambi, como las que registran partidos de fútbol y baloncesto universitario en el Cusco de los años 20 o las que documentan la visita del príncipe de Gales, Eduardo de Windsor, a Sacsayhuamán. Todo el universo Chambi está a un clic de distancia como un homenaje también a la tía Meri, quien falleció a fines de junio del 2023, después de inspirar y ver iniciado este maravilloso proyecto.
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