Lleva más de 30 años dedicado en cuerpo y alma a crear nacimientos con motivos representativos de su natal Huancavelica, pero Manuel Breña Martínez (47) mantiene intacto el entusiasmo con el que empezó a modelar las figuras de la sagrada familia. A los 15 años les dio vida a sus primeros trabajos. Para entonces ya estaba seguro de que su vocación era la artesanía. El tiempo y los diversos premios que ha merecido lo han confirmado. La última distinción recibida este año es nada menos que la Medalla Joaquín López Antay, un reconocimiento nacional otorgado por el Ministerio de Cultura a los artesanos que destacan por su trayectoria artística y su aporte a la conservación de la tradición.
Arte con fe
Las razones que lo impulsaron a hacer suya esta especialización se remontan a su infancia. De la primera recuerda muy poco, pues con tan solo tres o cuatro años sus hermanos mayores lo llevaban a recoger arcilla de los cerros. “Esa tierra era medio plomiza y con ella jugábamos a hacer animalitos. También moldeábamos a San José y a la virgen María. Hasta nos inventábamos una procesión”, cuenta. Otra de sus motivaciones responde a un tema de fe y ocurrió cuando tenía cinco años. Su madre, Eugenia Martínez Retamozo, ganó un concurso para monitorear algunas escuelas en pueblos alejados de Huancavelica, pero como no tenía con quien dejarlo lo llevó consigo. Iban por una trocha hacia Lircay cuando escucharon unos gritos y casi al mismo tiempo divisaron a un toro que se acercaba a toda velocidad. “Para protegerme, mi madre me puso sobre una piedra alta y se pegó a la ladera del cerro. El animal embravecido la vio y quiso cornearla. Ella se puso a rezar en voz alta pidiéndole a la virgen y al Niño Dios que nos salven. Por fin, después de un buen rato, el toro se fue. Después del susto llegamos al pueblo y fuimos directo a la iglesia para agradecer por el milagro de estar vivos”, evoca.
Las fiestas con danzantes de tijeras y las comparsas durante Navidad también marcaron sus recuerdos. Sobre todo aquel episodio en el que visitó una de las casas huancavelicanas que exhibían suntuosos pesebres y vio con sorpresa cómo un muñeco articulado del niño Jesús levantaba la cabeza como si su presencia y la de otros niños lo hubieran despertado.
Chopcca para el mundo
Siempre curioso y ávido de darle originalidad a sus trabajos, Breña Martínez se dio cuenta que algunas familias de su ciudad mandaban a hacer vestidos a croché para sus pequeñas esculturas del nacimiento, siempre al estilo de Huancavelica y principalmente de la comunidad de Chopcca. Al poco tiempo decidió hacer un nacimiento con estos ropajes hechos de tocuyo encolado. Así fue modelando la iconografía y la vestimenta de ponchitos y pompones. “La ropa de Chopcca es muy colorida y utilizan representaciones de la fauna y flora. Yo las hago con detalles de una técnica colonial”, precisa. Es a partir de ese momento que su fama como artesano empieza a despegar.
Fue invitado a realizar un nacimiento para el museo Palacio de Iturbide (México) en 2010, y al año siguiente moldeó algunas piezas que presentó al Concurso Nacional de Nacimientos organizado por el Instituto Cultural, Teatral y Social (Ictys) y el Instituto Riva-Agüero PUCP, el cual ganó. Esas esculturas modeladas de madera de maguey, con la tiza, yeso y papa encolada fue la inspiración que 10 años después dio origen al nacimiento Chopcca que con motivo de la celebración del Bicentenario del Perú se expuso en el Vaticano. “Esas eran piezas más grandes -señala-, San José medía aproximadamente 1.80 metros. Se eligió ese tamaño porque la plaza donde se colocaron es muy grande y no queríamos que se pierda a la distancia. Ese trabajo lo hicimos cinco artesanos. Yo me dediqué a ver puntualmente a la sagrada familia y al ángel”.
Este importante nacimiento es parte de la muestra “Nacimientos ganadores” que se expone en el Museo de la Nación (Av. Javier Prado Este 2465, San Borja). Va hasta el 8 de enero. Los interesados en conocer más sobre los trabajos del maestro artesano pueden contactarlo a través del Fan Page Atoq Manuel Breña.