Son unos 15 jóvenes que forman una fila. Tienen las botas sumergidas en el agua –algunos se han puesto bolsas negras sobre las zapatillas–, los mamelucos blancos ennegrecidos y guantes de látex. Hace calor, pero llevan todo eso sobre sus ropas. Saben que están en un ambiente contaminado, el petróleo del derrame de La Pampilla, de Repsol, ha bañado la playa, las rocas y las aves. Por ellas están ahí.
Es jueves al mediodía en la playa Cavero de Ventanilla y a través de la fila empiezan a pasarse mano en mano una jaula con un cormorán de patas rojas. Es una especie en situación de amenaza y este ejemplar tiene el plumaje apelmazado por el crudo y ha podido ser rescatado de un peñasco que tiene más aves en su situación.
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Entregan el ave a un especialista de Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) que lo llevará al Parque de Las Leyendas para atenderlo e intentar que sobreviva. Hasta ayer, esta entidad informó que habían podido rescatar 51 especímenes de fauna silvestre en las playas de Ancón, Ventanilla y Chancay.
Los voluntarios son jóvenes del albergue Buscando Esperanza, Huellas Inolvidables, la Asociación Colitas Felices y algunos que simplemente se juntaron por WhatsApp para ayudar. Valeria Barbarán, de 18 años, es una de las que ha organizado a los grupos. Cuenta que desde hace cuatro años colabora con campañas de voluntariado en favor de animales. Aunque ha visto casos graves, nunca nada que se asemeje a esto. El desastre ecológico provocado por los 6.000 barriles de crudo de Repsol vertidos al mar es devastador.
Javier Jara, especialista en fauna silvestre de Serfor, reconoce que la contribución de voluntarios, vecinos y personal municipal es enorme, pero se requiere especial cuidado para garantizar la salud de los involucrados. El petróleo es altamente tóxico y su exposición sin protección puede causar desde dolores de cabeza hasta neumonía. De hecho, ayer la Dirección de Gestión del Riesgo de Desastres y Defensa Nacional en Salud (Digerd) informó a la agencia Andina que hasta el momento hay dos trabajadores de limpieza del hidrocarburo que presentaron intoxicación por contacto directo con el material. Por eso, Minsa recomienda mantenerse alejada del área afectada como mínimo a 50 metros.
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Para los animales también es perjudicial un acercamiento sin capacitación previa. Jara indica que lo único que se debe hacer es tomar al animal con una manta, colocarlo en una caja y entregarlo a las autoridades. No se debe bañar, alimentar o dar agua. Quienes encuentren algún animal silvestre afectado, deben contactarse con Serfor al 947-588269 o Sernanp al 989-363241.
“Al comienzo decían que podíamos lavar a las aves con detergente, pero Serfor nos explicó que no debemos hacer eso. Entonces las recuperamos y se las damos”, dice Valeria a El Comercio.
Desde el Ministerio del Ambiente han anunciado que organizarán a los voluntarios para evitar riesgos. Desde Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernamp) y Serfor, anunciaron que estudiantes y docentes de las carreras de veterinaria y biología marina de la Universidad científica del Sur se han sumado con las tareas de rescate y atención de fauna contaminada.
De igual forma, el movimiento empresarial Hombro a Hombro ha iniciado una campaña de recolección de ayuda para los afectados. Juan Manuel Arribas, director ejecutivo, mencionó que reciben alimentos, agua, alcohol en gel, EPP, y dinero que será entregado a los damnificados en los próximos días, a través de la Fundación Lima. Las empresas que deseen colaborar, pueden llamar a Zarela Mansilla al 994 625 856 o zarela@sep.org.pe.
Lo cierto es que más allá de las iniciativas voluntarias, la tarea de limpieza del crudo recae en Repsol. Ayer, 41 organizaciones de la sociedad civil, como la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), Oceana, Conservación Internacional Perú, entre otras, exigieron que la empresa “asuma inmediatamente las acciones de remediación, contención y compensación con los más altos estándares tecnológicos, y que cumpla con ejecutar prontamente las medidas administrativas impuestas por OEFA”. Según consideraron, las acciones implementadas hasta la fecha por Repsol no contarían con las metodologías adecuadas ni personal suficiente.
FAMILIAS SIN SUSTENTO
Mientras ciudadanos y organizaciones suman esfuerzos para salvar la fauna silvestre, miles de familias han perdido su sustento económico por el daño ambiental.
Se estima que son por lo menos 1.500 pescadores artesanales afectados, sin contar con las familias dedicadas al comercio, turismo y actividades gastronómicas. Solo en Ancón, el alcalde Pedro John Barrera estima pérdidas económicas de 13 millones de soles. Pero la contaminación por el crudo se cuenta en más de 20 playas de Lima, desde Ventanilla hasta Chancay (Huaral), una extensión de 40 kilómetros de costa. Además, en Barranca, a más de 120 kilómetros del epicentro del derrame, se ha encontrado aves marinas afectadas por el petróleo.
“El mar es parte de mi vida, mi fuente de trabajo, duele ver todo esto con petróleo, inundado lo que estaba lleno de vida. Había choros, moluscos en las rocas. Tenemos una semana sin un sol”, reclama Walter De la Cruz, uno de los pescadores de Ventanilla afectados por el derrame.
En Bahía Blanca, otra playa de Ventanilla, Christian Reyes, Pedro Álvarez y Roberto Quiroz, pescadores artesanales independientes, viven la misma tragedia de ver su fuente de ingresos destruida. “Esta era la mejor temporada, la época del lenguado, de la corvina, del mejor pescado. Habíamos invertido en mallas y hemos perdido todo”, lamenta Pedro a este Diario.
Lo mismo siente Natali Ponce, de 21 años, quien días antes del derrame invirtió todos sus ahorros para comprar gaseosas y golosinas que vendería en la playa. Después del impacto por el cierre de Navidad y Año Nuevo como parte de las disposiciones del Ministerio de Salud y casi dos años de pandemia, este verano era la oportunidad de ganar algo de dinero. Sus esperanzas terminaron truncadas por el petróleo de Repsol.
El jueves, la presidenta del Consejo de Ministros, Mirtha Vasquez, informó que corresponde que Repsol pague indemnizaciones a los afectados. La entrega de canastas o bolsas laborales por parte de la empresa no puede estar incluido en los pagos de reparación.
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