La declaratoria de emergencia en San Juan de Lurigancho y San Martín de Porres, ha abierto un debate sobre el plan que se necesita para mejorar la lucha contra la delincuencia en la capital. Cinco alcaldes de Lima y Callao nos brindan su opinión sobre lo que necesitan para mejorar su batalla contra la inseguridad ciudadana.
Un lineamiento en la que los cinco alcaldes coinciden es que necesitan de un plan integral liderado por la presidenta Dina Boluarte. El primer ministro, Alberto Otárola, indicó que se reuniría la presidenta con los alcaldes de San Juan de Lurigancho (SJL), San Martín de Porres (SMP) y otros distritos para coordinar temas relacionados a seguridad ciudadana.
Sin embargo, los cinco alcaldes -incluido el de San Juan de Lurigancho- coinciden en que se necesita más de una reunión con la presidenta para combatir el problema de la delincuencia.Todos los burgomaestres apuntan a lo mismo: la necesidad de un liderazgo en la construcción de un plan integral para la ciudad.
Miradas municipales contra la inseguridad ciudadana
Por Francis Allison, alcalde de Magdalena
Igual que con el terrorismo, hoy también necesitamos de estrategia y un plan integral para combatir la delincuencia y el crimen organizado.
Primero, liderazgo claro. Es la presidenta de la República, quien, como primera mandataria, debe liderar esta tarea. Segundo, fortalecer a la PNP, dotándola de recursos para logística, investigación e inteligencia. Asimismo, dar protección legal a nuestros policías, quienes deben actuar sabiendo que no serán encarcelados por utilizar sus armas de fuego contra delincuentes armados.
Tercero, reducir los plazos señalados en la Ley de Contrataciones para la adquisición de los bienes que se requieran para fortalecer la seguridad ciudadana. Cuarto, identificar y eliminar la corrupción que existe en algunos sectores de la PNP, la fiscalía, el Poder Judicial y el INPE, la misma que permite que muchos delitos queden impunes.
Quinto, endurecimiento de penas, imponiendo cadena perpetua a los delitos más violentos. Sexto, juzgar como adultos a los menores de más de 16 años que cometan delitos como el sicariato. Séptimo, construir penales en zonas de gran altitud del país.
Octavo, crear un plan de recompensas a cambio de información que permita la captura de cabecillas de organizaciones criminales como el Tren de Aragua. Noveno, iniciar una lucha frontal contra el delito de receptación, por ser un ilícito penal que incentiva la comisión de otros delitos.
Por Jhovinson Vásquez, alcalde de Ventanilla (Callao)
Hasta la fecha, los distritos de Lima y Callao venimos combatiendo a la delincuencia con estrategias distintas y dispersas, sumadas a los escasos recursos con los que contamos. Lima y Callao no pueden seguir con casi 50 planes distintos frente a un problema que atraviesa toda la ciudad sin distinción alguna.
En el Callao, los alcaldes dimos un primer paso con el programa Serenazgo sin Fronteras, pero sabemos que aún resulta insuficiente, y que estamos a tiempo de lograr una mayor articulación con el fin de devolverle la seguridad a nuestros vecinos.
Frente a nosotros tenemos una problemática con varias aristas: delincuencia común, extorsión, pandillas locales y extranjeras, cobro de cupos, entre otros. Las cifras nos muestran que la situación está fuera de control: entre enero y agosto aumentaron en 50% los casos de extorsión, según cifras de la PNP reveladas por El Comercio. Solo en Lima se contabilizan 5.922 casos. Y, tal como lo ha advertido IDL-Seguridad Ciudadana, las cifras podrían ser peores si tomamos en cuenta el subregistro de delitos y que solo uno de cada seis peruanos denuncian (INEI).
Militarizar las calles o aumentar el número de policías, son medidas que se saludan. Sin embargo, seguirán sin tener mayor efecto mientras no tengamos una estrategia integral. Más allá de convocar a los alcaldes, el Gobierno debe diseñar estrategias por sectores. También es importante que escuchen las propuestas de los alcaldes y que se invite al sector privado. Esta batalla es de todos.
Por Jesús Maldonado, alcalde de San Juan de Lurigancho
Los últimos acontecimientos en San Juan de Lurigancho, relacionados con el incremento de la inseguridad ciudadana, situación denunciada de forma reiterada por mi gestión en los últimos meses, por fin ha encontrado eco en las autoridades del Gobierno Central, a través de la declaración del estado emergencia por 60 días, que implica el apoyo de las Fuerzas Armadas a la labor de la policía, y la suspensión de ciertas garantías constitucionales.
La declaración del estado de emergencia es una medida necesaria, pero debe ser parte de una estrategia mayor para enfrentar la creciente inseguridad ciudadana.
Porque existen tres aspectos fundamentales que ahondan la inseguridad ciudadana: la corrupción visible en todos los componentes sociales, la ausencia de una estrategia de Estado para enfrentar esta situación, y la falta de interacción entre Estado y sociedad para enfrentar este problema común.
Se requiere, entre otros aspectos, de una sólida voluntad política del Poder Ejecutivo y, sobre todo, de la presidencia de la República para definir la seguridad ciudadana como uno de los aspectos esenciales de la agenda del país, a efectos de establecer un marco jurídico que permita flexibilizar y dinamizar el uso de los recursos para combatir la delincuencia, tal como se está planteando con los recursos para enfrentar el fenómeno de El Niño.
En San Juan de Lurigancho estamos dispuestos a dar la pelea y estamos seguros de que, con el apoyo de la población, vamos a conseguirlo
Por Carlos Bruce, alcalde de Surco
La principal característica del tan comentado plan Bukele es que el mismo presidente de la República asume el liderazgo en la lucha contra la inseguridad ciudadana y tiene mucho sentido. ¿Quién es la persona que puede coordinar las acciones del primer ministro, ministro de Defensa, ministro del Interior, ministro de Economía, ministro de Justicia, Policía Nacional, Fuerzas Armadas, Poder Judicial, fiscalía, alcaldes y serenazgos? Solo el presidente de la República.
Es que el esfuerzo por traer la tranquilidad a nuestros hogares es multisectorial e interdisciplinario. La extensión y la ferocidad que han adquirido los hechos delictivos en nuestro país solo podemos frenarlos con medidas audaces que conlleven a la imposición del principio de autoridad que en el ambiente delictivo solo se logra con el uso de la fuerza.
Se requieren más efectivos con armas de fuego, sean policías o serenos, para salvaguardar la seguridad de los ciudadanos. Esto tiene que ir de la mano de un cuerpo eficiente de investigación que apunte a desbaratar las organizaciones criminales que operan en nuestro país. Y, por último, se tiene que destinar más recursos para estos objetivos.
La inseguridad ciudadana ya es hoy el principal problema de nuestras ciudades y del país. La persona que lidere con éxito esta lucha se habrá ganado el respeto de los peruanos.
Por Marco Álvarez, alcalde de San Borja
El momento es complicado, nada fácil para la mayoría de peruanos, la gente clama por seguridad. Nuestra organización política la ubica en la cúspide de la pirámide del mando. Todas las organizaciones están esperando la señalización del camino para actuar. A usted le corresponde indicar por dónde vamos, qué hacemos, qué objetivos buscamos. Es una enorme responsabilidad, claro, pero es también un privilegio que el destino puso en sus manos, y la historia espera, paciente, observante y cautelosa.
Tome el mando, presidenta. Ordene, disponga, reúna a los mandos; asigne tareas, dé plazos, controle, visite los cuarteles y comisarías, premie en público, sancione en privado.
Los peruanos estamos aterrados de los niveles de delincuencia y agresividad que existen en nuestras calles. Invertir en un buen plan para reforzar las capacidades de nuestra Policía Nacional es imponderable e impostergable.
No se puede vivir eternamente en emergencia porque es una medida no permanente. Es fundamental cortar todo canal de abastecimiento de armas, municiones y explosivos a los delincuentes, y con inteligencia cortar los canales de provisiones que estos utilizan para amedrentar, asesinar y destruir hogares.
Los momentos difíciles requieren líderes y los quieren audaces. Y solo ellos tienen acceso al corazón de la historia. Qué privilegio el suyo, qué enorme responsabilidad. Qué extraordinaria oportunidad en sus manos, primera presidenta del Perú
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