Misael y Luis recuerdan que en una jornada normal podían cargar hasta 40 kilos de pescado en sus hombros y regresar satisfechos a sus casas luego de una ardua faena en el mar de El Pedregal. Hoy, esta y otras ocho playas colindantes a Chacra y Mar, lucen llenas de petróleo y basura.
Un equipo de El Comercio llegó a esta zona de difícil acceso y comprobó que a dos meses del derrame de crudo en el terminal multiboyas N° 2 de la refinería La Pampilla, de Repsol, las labores de limpieza ni siquiera se inician en estas playas ubicadas bajo el serpentín de Pasamayo.
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Mientras bajamos los empinados cerros de arena, se puede observar cómo una enorme franja negra recorre todo el litoral en esta zona. A cada paso se nos hace más difícil mantener el equilibrio y evitar mirar hacia el abismo nos resulta casi imposible.
Sin embargo, esta preocupación queda de lado al llegar abajo. Casi no hay piedras que no estén impregnadas de petróleo. Asimismo, el choque de las olas con las rocas genera una espuma marrón que es jalada por la marea hacia al fondo del mar.
Mientras recorremos la playa, los cuerpos de animales muertos van apareciendo entre las piedras y la basura que bota el mar. Aves que alguna vez volaban tranquilamente y hacían de esta y otras playas de la zona su hábitat hoy lucen completamente contaminadas con crudo.
Ambos pescadores afirman que desde que se produjo el desastre ecológico, no ha habido ni un solo día que se hayan limpiado estas playas. “Ni si quiera hay algún policía o guardián vigilando. Es como si nada hubiera pasado. Lo peor es que ya vamos dos meses sin poder pescar y a las autoridades parece que no les importa”, dijo Misael.
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La situación en esta zona, contrasta con la hallada en las playas de Ventanilla y Ancón. En Cavero, por ejemplo, el avance de la limpieza es notorio. El lugar ya no luce lleno de petróleo y hay personal de Repsol trabajando.
Similar situación se halla en las playas de Miramar y Conchitas, donde la arena y las rocas ya no están cubiertas de crudo. Sin embargo, el lugar luce lleno de basura, en su mayoría arrojada por el mar. En los últimos días, incluso, se ha notado la presencia de algunos veraneantes.
Repsol se defiende
Consultada por El Comercio, la empresa Repsol señaló que los trabajos de limpieza en el mar y en el litoral producto del derrame de petróleo alcanzan un avance del 94%. Además, indicó que estas labores se han enfocado principalmente en zonas accesibles.
“Las tareas de limpieza del mar y algunas playas accesibles, como por ejemplo Bahía Blanca, Playa Hermosa o Costa Azul en Ventanilla, han culminado. Nuestro foco ahora es seguir con los trabajos que venimos realizando en las zonas acantiladas, rocosas y otras de difícil acceso”, detalló.
Precisó, además, que hasta ahora en las labores de limpieza han estado involucradas más de 3 mil personas, y disponibles 38 skimmers (equipos de limpieza marina de alta eficiencia) y más de 11 mil metros de barreras de contención.
Por otro lado, la compañía afirmó haber iniciado el martes 15 de marzo el pago del adelanto de compensación a los afectados por el derrame. “Son S/3.000 los que ya se vienen pagando como parte de este adelanto parcial, que busca mitigar el impacto en sus actividades laborales y que ha reducido sus ingresos”, sostuvo.
No cree en avance
Para Juan Carlos Sueiro, director de Pesquerías de la organización Oceana, los números que ha brindado Repsol desde un inicio sobre el avance de la limpieza en las playas no han sido consistente con lo que se observa.
“Es un 94% de avance que no sabemos de qué es. Hay zonas de difícil acceso donde aún ni siquiera se ha iniciado la limpieza. Ese petróleo se ha quedado ahí todo este tiempo. Lo tardío de la respuesta en estos sitios nos hace suponer que el porcentaje dado por Repsol es en realidad mucho más bajo”, comentó.
Sueiro agregó que en estas playas de difícil acceso el petróleo se ha impregnado en las rocas, lo que complica aún más el proceso de limpieza, pues no se logra su recuperación completa, al menos no en un corto tiempo. Explicó que con la arena es un poco más sencillo, ya que se puede juntar y sacar.
“En las playas que tienen un acceso fácil, como las de Ventanilla, Santa Rosa y Aucallama, las rocas se han tenido que limpiar hasta 12 veces. Imaginemos entonces lo difícil que será en las zonas donde eso no se ha hecho aún”, indicó.
Por otro lado, el especialista de Oceana dijo que si bien ya se ha realizado la limpieza de buena parte de la superficie del mar, todavía se tiene que ejecutar un proceso de remediación del daño que no salta a la vista. Es decir, que está en el fondo del mar. Y tiene que ver con el lecho marino y las percolaciones (entre las rocas).
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“En un derrame, de 30% a 40% del volumen de crudo se evapora, así como hay otra parte que golpea las rocas de las playas y se ha queda allí. Lo que va quedando es una masa aceitosa, como grasa. Una fracción de esta cae y se sedimenta en el fondo del mar. Esta parte del daño no se ha abordado aún”, explicó.