El sicario, último eslabón en la cadena delictiva en Lima, opera de noche, se desplaza en moto, mata por encargo o en venganza y trabaja con total frialdad. En ese sentido, para entender la convulsionada coyuntura de criminalidad en Lima, El Comercio logró acceder a información detallada sobre todos los asesinatos por sicariato ocurridos en el último año. El análisis incluye perfiles de las víctimas, las circunstancias exactas de su muerte, el tipo de vehículo empleado por los homicidas, nacionalidades involucradas, lugares, tipos de armas utilizadas, fechas, horas, distritos y clases de vehículos.
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En años anteriores este Diario ha informado que, en promedio, se registraba un asesinato diario por sicariato en Lima, algo que ya fue superado ampliamente: solo entre enero y agosto del 2024 hubo 369 víctimas (346 hombres y 23 mujeres), que ahora podrían ser incluso más con los ocurridos en setiembre. Del total 4 eran menores de edad, dos ellos con antecedentes.
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La violencia en Lima ha alcanzado niveles alarmantes, con casos de asesinatos a plena luz del día y en lugares públicos, como el trágico suceso que tuvo lugar la semana pasada en Carabayllo, cuando el ingeniero Pablo Segundo Chamorro Roca, de 39 años, fue asesinado con tres disparos en la cabeza por un sicario que lo abordó mientras él almorzaba con su familia en un restaurante. Todo sucedió a plena luz del día y quedó registrado en las cámaras de seguridad del local. Cuando agentes de la Policía Nacional del Perú (PNP) llegaron a la escena, constataron que el hombre contaba con antecedentes por usurpación agravada y estafa, por lo que no descartaron que se trató de un ajuste de cuentas.
En esa línea, los asesinatos por ajustes de cuentas, hegemonía y por enfrentamientos entre bandas criminales son las principales causas de una mayoría de los casos de sicariato en la actualidad, según información de la División de Investigación de Homicidios (Divinhom) de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri). Nicolás Zevallos, director del Instituto de criminología y estudios sobre violencia (ICEV), explicó a El Comercio que el panorama demuestra que actualmente en la ciudad bandas criminales se disputan el control de zonas de cobro de cupos, rutas, negocios y otros rubros.
“Lo que los datos sugieren es que efectivamente hay una intensa competencia entre organizaciones pequeñas por el control de territorios, mercados y rutas dentro de la ciudad”, dijo Zevallos.
En ese mismo contexto, el experto en seguridad ciudadana y crimen organizado, Frank Casas indicó que no nos enfrentamos a una sola estructura criminal con una formación vertical. En realidad, estamos frente a “pequeños emprendimientos del delito” que no necesariamente capturando a los cabecillas se anularán porque se recomponen rápidamente con la participación de otros integrantes.
“Demanda mayor labor de inteligencia, pero fundamentalmente de todas las unidades de investigación criminal de la policía. Algo que está debilitado. Entonces se complejiza más el sistema de bandas criminales en nuestro país, porque son micros y difíciles de detectar, y a la vez se relaciona esto con la debilitación de las unidades policiales que también involucra a inteligencia”, sostuvo Casas.
Lima al acecho
Este tipo de actos violentos no son aislados, y la incidencia de crímenes por ajustes de cuentas, así como la lucha por la hegemonía entre bandas criminales, se ha vuelto una constante en diversos puntos de la ciudad. El 6 de setiembre, tres sicarios dispararon contra un hombre de nacionalidad venezolana que se encontraba dentro de una casa de apuestas de la galería Mesa Redonda de la zona de Las Malvinas, en el Cercado de Lima.
El ataque fue a matar. La víctima, Alejandro David Salazar Chávez, de 26 años, recibió más de 30 disparos por sus atacantes que minutos antes habían realizado un minucioso reglaje para asegurarse que podían disparar, rematarlo y huir. Según fuentes policiales de este Diario, la víctima modificada celulares robados.
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El anterior fue solo un ejemplo de la brutalidad que caracteriza estos ataques, donde los sicarios no solo buscan eliminar a sus objetivos, sino también enviar un mensaje de control y poder.
Cuatro horas después de ese asesinato, en San Martín de Porres, un grupo de sicarios, aparentemente extranjeros, asesinaron a otro hombre de nacionalidad venezolana. Todo sucedió en un parque y quedó grabado por los mismos victimarios que estaban armados con una pistola de largo alcalde y un fusil. Al sujeto lo bajaron de un auto, lo dejaron correr y mientras él avanzaba lo asesinaron. Antes de eso le dijeron: “¿Por qué eres antitren?”.
En Lima norte, Comas y Puente Piedra son los distritos donde más personas han sido víctimas de sicariato, reuniendo 47 y 35 fallecidos respectivamente. No obstante, se ven superados por San Juan de Lurigancho con un total de 67 de enero a agosto de este año. En promedio, se registraron alrededor de 2 víctimas de sicariato por semana en este último distrito durante el periodo mencionado.
Cinco distritos concentran el 50% de casos de sicariato: Villa María del Triunfo, Ate, Puente Piedra, Comas y San Juan de Lurigancho. El primero de ellos no está considerado en el estado de emergencia oficializado ayer por el gobierno pese a registrar 22 casos.
El 100% de los asesinados encontraron la muerte a través de un ataque con arma de fuego. El 80% fue alcanzado o ‘centrado’ por un sicario que usó una motocicleta para movilizarse.
Lo que resulta especialmente alarmante es que casi una quinta parte de los crímenes por sicariato ocurridos este año en Lima involucran cadáveres hallados en vehículos y mototaxis, lo que evidenciaría un vínculo creciente entre el sicariato y el sector de transporte. De acuerdo con las estadísticas, el 14% de las víctimas fueron encontradas en automóviles y el 5% en mototaxis. Además, poco más del 73% de los asesinatos se ejecutaron entre las 5:00 p.m. y 6:00 a.m.
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Julissa Urbizagastegui, Analista en Ciencias Sociales de la Dirección General de Asuntos Criminológicos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, explicó que la hegemonía en el campo criminal hace referencia a un grupo de delincuentes que estaría ejerciendo mecanismos de control sobre un territorio a través del cobro de cupos sobre toda la población que los rodea.
“Cuando algún elemento de este grupo intenta romper el orden establecido es que se utiliza la violencia para nuevamente encauzar o devolver el régimen que está imperando”
Julissa Urbizagastegui , Analista en Ciencias Sociales de la Dirección General de Asuntos Criminológicos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
Las cifras de sicariato contrastan con las denuncias por extorsión, las cuales han alcanzado las 4.055 de enero a agosto del presente año en el Sistema de Denuncias Policiales (Sidpol).
Obstáculos en la investigación
Para que los casos de sicariato se esclarezcan, es decir, se encuentren a los culpables y estos sean condenados por el delito, la policía debe realizar una larga investigación. La unidad especializada en resolver este tipo de crímenes es la División de Investigación de Homicidios de la Dirincri. Ahí, los detectives trabajan todos los días y todo el día abocados a investigar diversos tipos de muertes.
Según el coronel PNP Ricardo Espinoza, jefe de la Divinhom, únicamente el 26% de los casos de sicariato llegan a su división por decisión fiscal. Él explicó que cuando se toma conocimiento de un asesinato de este tipo, su unidad llega a la escena para participar de las diligencias; sin embargo, en el lugar el fiscal que realiza el levantamiento del cadáver muchas veces dispone que el caso sea investigado por el Departamento de Investigación Criminal (Deprinci) de su distrito fiscal con el fin de evitar trasladarse hasta la Av. España, donde se encuentra la unidad especializada en homicidios. Esta versión ha sido respaldada por otras fuentes policiales de El Comercio.
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“La Divinhom tiene más de 200 efectivos y 25 vehículos. Tiene la logística y presupuesto para cubrir cualquier tipo de muerte violenta. Sin embargo, la decisión de los fiscales es que el casi el 80% de todos los casos sean asignados a los Depincri de sus jurisdicciones. El argumento para mí [...] no me parece justificatorio cuando dicen ‘ para mí la Dirincri es más lejos’ [...] Ahí está afectando un principio de la investigación criminal y de la criminalística que menciona ‘tiempo que transcurre, verdad que huye”, dijo.
El jefe policial explicó que luego de dos o tres meses, cuando los casos en las Depincris no encuentran solución, son enviados por los fiscales a la Divinhom, pero para ese momento las evidencias se han alterado y el caso se dificulta. Asimismo, explicó que como unidad especializada cuentan con una alta capacidad resolutiva de los casos que investigan.
Según la Divinhom, el caso de sicariato contra el chofer de la empresa de transporte El Mandario, fue entregado a su división luego de semanas del suceso.
Entre agosto y setiembre, tres trabajadores del sector de transporte público fueron asesinados por extorsionadores que exigían pagos de cupos a las empresas donde laboraban. Uno de ellos fue el chofer de El Mandarino.
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“A partir de tres impactos de arma de fuego consideramos a la persona asesinada como víctima de sicariato. Eso nos permite agruparlas e identificar cuáles son sus vínculos y de dónde viene el ataque, por eso existe la categoría de muerte por enfrentamientos entre bandas criminales [...] En su mayoría registran antecedentes por delitos graves y eso también explica a quiénes están dirigidos los actos criminales”, declaró.
Fuentes policiales de este Diario han señalado que la Divinhom es la única unidad policial especializada en su materia y donde tienen detectives que se dedican a tiempo completo a realizar investigaciones para esclarecer los casos. Factores como estos generan que las investigaciones sean lentas.
El Comercio se comunicó con la Fiscalía de la Nación para conocer su posición respecto al aparente problema descrito con las disposiciones fiscales, pero no recibió una respuesta hasta el cierre de esta esta edición.