Ser escultor es una vocación que requiere dedicación y talento para moldear los materiales inertes en expresiones tangibles de ideas, emociones y narrativas. A estas condiciones se añade una adicional para quienes trabajan en el Centro Histórico de Lima (CHL): sentirse llamado a preservar la riqueza patrimonial de nuestra capital.
Por ello, en el 2020, Prolima, gerencia de la Municipalidad de Lima (MML) que rescata el valor cultural del centro de la capital, incorporó a nueve escultores egresados de la Escuela Nacional de Bellas Artes para recuperar las esculturas de esta área de la ciudad, respetando la concepción original de cada monumento.
Historia entre sus dedos
El taller del equipo de escultores de Prolima se encuentra en el antiguo Hospital Real de San Andrés, en Barrios Altos. Deyvi Wong, encargado del grupo, explicó a El Comercio sobre las principales tareas que realizan.
Una de ellas es restituir las piezas faltantes de esculturas públicas cuyos elementos han sido sustraídos o vandalizados. Esto involucra un diagnóstico del estado de deterioro del bien cultural y una propuesta de intervención elaborada por especialistas.
La labor de restitución más importante fue realizada en el monumento a la Victoria del Dos de Mayo, situada en el centro de la plaza del mismo nombre, a la cual le faltaba más de 300 piezas: la espada de la escultura de José Gálvez, el asta de la bandera que sostiene la alegoría del Perú, la corona de puntas, los aretes de perla y la cola de caimán de la alegoría de Ecuador, la garra del cóndor de la alegoría de Chile y las palmas y laureles de su escudo, entre otras.
Ante esta situación, en el 2020, los escultores de Prolima iniciaron su labor con el objetivo de devolver el valor original de uno de los monumentos más importantes del CHL. La entrega de su restauración se realizó un año después.
Sin embargo, ya que otras esculturas del CHL se encontraban en la misma situación que el monumento de Dos de Mayo, el equipo liderado por Wong empezó a trabajar en más espacios. “A la fecha hemos elaborado y reintegrado piezas de bronce, hierro y mármol de las esculturas de la plazuela del Cercado, el Paseo Colón y la portada e interior de la Alameda de los Descalzos, etcétera”, mencionó Wong.
El equipo de escultores de Prolima también realiza réplicas de esculturas ya existentes y de otras que desaparecieron de su lugar original en el CHL. Cada trabajo requiere de una revisión histórica del bien cultural a partir de fotografías, grabados, escritos y el conocimiento de profesionales en historia del arte.
Entre las réplicas más importantes destaca la que se hizo de la escultura de la Fama de la pileta de la Plaza Mayor. La pieza original de 1650 se perdió a inicios del siglo XX. “En estos casos, luego de revisar fotos y grabados de la primera escultura, se realiza una maqueta para elaborar una estructura de metal que sirva de soporte para la pieza, como un esqueleto. Luego se le agrega arcilla para ejecutar un modelado de acuerdo con los patrones de movimiento, vestimenta y accesorios requeridos. Luego, elaboramos un molde de yeso cerámico, que funciona como un ‘negativo’ de la escultura”, detalló Wong.
“Una vez que se tiene el molde listo, se procede con el vaciado. Según el caso, se utiliza resina y fibra de vidrio, cemento, yeso o bronce, entre otros. Tras el desmoldeo se obtiene el ‘positivo’ de la escultura, con lo cual se da paso a los acabados finales de unión, pulido y pintado especializado, según se requiera”, añadió.
Por otro lado, la preparación de un molde es el primer paso cuando se quiere replicar una pieza que todavía existe. Por ejemplo, durante la investigación histórica previa a la restauración de la deteriorada fuente de la plaza Italia, en Barrios Altos, se determinó que esta tenía una ‘pileta gemela’ ubicada en la plaza de Concepción, Junín.
“Viajamos allá para sacar moldes de una serie de piezas de la plaza —como la escultura de una y relieves de cabeza de león— gracias a los cuales se pudo recuperar integral y fielmente la pileta de la plaza Italia”, narró Wong.
El equipo de escultores de Prolima también ha elaborado réplicas de las farolas de la plaza Dos de Mayo; la escultura de El Niño y el Pez de la pileta de la plaza Buenos Aires; las esculturas de la Fe, la Esperanza y la Caridad, que están en el frontis e interior del renovado Hospicio Bartolomé Manrique; y una serie de piezas de la pileta de bronce de la plaza Italia.
Durante este 2024 también han elaborado las réplicas de cuatro esculturas que originalmente se ubicaron en el frontis del histórico Molino de Santa Clara y que hoy se encuentran el antiguo local de la Biblioteca Nacional: Dante Alighieri, Rafael Sanzio, Miguel Angel Buonarroti y Galileo Galilei.
El nuevo fin social que tendrá el Hospital Real de San Andrés
El antiguo Hospital Real de San Andrés fue construido en la década de 1550 en la octava cuadra del Jirón Huallaga y funcionó como hospital hasta 1875. Después del cierre del nosocomio, el lugar se convirtió en un hospicio para niños y niñas abandonados o huérfanos desde finales del siglo XIX hasta 1974.
Actualmente, Prolima desarrolla un proyecto de inversión pública para la recuperación y puesta en valor del inmueble que tendrá, además, un fin social y educativo: será la sede de la Escuela Taller de Saberes y Oficios Tradicionales.
Luis Martin Bodganovich, gerente de Prolima, indicó a El Comercio que en el antiguo nosocomio se dictarán cursos de restauración de piezas históricas en diferentes técnicas: pintura mural y yesería, hojalatería y pedrería, cantería, forja y cerería, cerámica y azulejería, vitralería, albañilería, fundición y fabricación artesanal en madera.
De esta manera, los habitantes de Barrios Altos podrán trabajar aplicando lo aprendido para preservar el valor histórico de su zona. El gerente también mencionó que la recuperación del hospital de San Andrés iniciaría en los primeros meses del 2025.