Caminar por las calles de Lima con una botella vacía en la mano buscando un tacho de basura puede resultar todo un desafío. Y es que en diversos distritos de la capital peruana –que tiene la peor calidad de aire de toda Latinoamérica, según el estudio World Air Quality Report 2021– encontrar un contenedor de basura público no solo es complicado, sino a veces imposible.
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El Comercio recorrió seis distritos para corroborar cuán difícil es para el peatón deshacerse de sus residuos mientras se moviliza. En todos ellos, el promedio de distancia recorrida para hallar un tacho de basura fue de un kilómetro (más de 10 cuadras), y en ocasiones fue necesario andar 1,5 kilómetros. Los resultados nos permitieron identificar que este es un problema normalizado con el que convivimos. Algunas de las avenidas recorridas fueron: Canadá, en La Victoria; Angamos Este, en Surquillo; Javier Prado, en Surco; y Alameda Sur, en Chorrillos. La administración de todas estas vías recae en la Municipalidad Metropolitana de Lima.
“Cuando abrimos nuestros negocios, por lo general a las 9 a.m., encontramos mucha basura afuera”, asegura Luz Mari Escalona, quien tiene un negocio para autos en la avenida Canadá. Ella ha decidido colocar un balde con una bolsa en la entrada de su comercio para que sea utilizado por los transeúntes. Señala que, como vecinos, se ven obligados a dejar sus desechos en las calles porque nunca han tenido tachos de la municipalidad.
En esta zona de La Victoria, otros negocios ponen incluso neumáticos para improvisar contenedores donde la gente pueda colocar sus residuos.
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Cabe resaltar que la acumulación de basura en la avenida Canadá no es un problema reciente, lo cual se puede visualizar tras una revisión de la misma avenida hace cinco años mediante Street View de Google Maps. Desde la avenida Aviación hasta Del Aire, se puede corroborar que no hay ni un punto de concentración donde el ciudadano pueda segregar sus residuos sólidos.
En Surquillo el panorama es similar. Desde hace años la avenida Angamos Este es el epicentro de la acumulación de basura en áreas verdes que deberían permanecer libres. “Es incómodo para quienes vivimos en Surquillo ver cómo las personas que pasan botan sus desperdicios en la calle porque no tienen dónde”, denuncia Yesenia Rondinel, vecina y trabajadora del distrito.
De hecho, según una encuesta realizada por la organización Lima Cómo Vamos en el 2021, la acumulación de basura es el segundo problema más grande que afecta la calidad de vida de quienes viven en Lima y Callao. Según el Ministerio del Ambiente, en el Perú se genera un promedio de 21 mil toneladas de residuos municipales al día.
Un lugar fundamental donde se acumulan estos desechos son los paraderos, ya que en el tiempo en que los transeúntes esperan para subir a su transporte, suelen consumir alimentos, y de esa manera generan residuos. Un paradero importante es el que se encuentra en el puente del Jockey Plaza, el cual, a pesar de contar diariamente con un gran flujo de personas, no tiene un espacio fijo donde poner los residuos sólidos más que una bolsa de plástico colgada de manera improvisada.
De hecho, según una encuesta realizada por la organización Lima Cómo Vamos en el 2021, la acumulación de basura es el segundo problema más grande que afecta la calidad de vida de quienes viven en Lima y Callao, antecedido tan solo por la inseguridad ciudadana. Ocupa el tercer lugar el acceso a salud, y el cuarto la corrupción de funcionarios públicos.
Pero ¿cómo ha sido la gestión de los contenedores de basura a cargo de la Municipalidad de Lima en estos tres últimos años? Al hacer una revisión de las órdenes de compra durante el mandato del ahora exalcalde Jorge Muñoz Wells, este Diario identificó que hasta marzo del presente año se ha hecho solo una compra de contenedores de 140 litros de color verde para la implementación de la valorización de residuos sólidos.
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Esta única adquisición, además de las hechas por la municipalidad para el programa Recicla Lima, le costó al burgomaestre el pago de más de S/92 mil en el 2019.
Según Patricia Alata, de Lima Cómo Vamos, “en otras ciudades, lo que hay son puntos más grandes donde las personas llevan sus residuos cada cierto tiempo”. Asegura que los peruanos tenemos en el imaginario que mientras el recojo sea más frecuente, la gestión es mejor. Sin embargo, invita a que uno se cuestione: ¿cuán real es eso? Alata propone pensar en una gestión circular de residuos y considerar a estos últimos como recursos, no desechos.
“Cuando a veces compro algo de desayuno camino al trabajo y quiero botar mi basura, no he tenido dónde”, indica Gabriel Huertas, un joven de 20 años que camina de lunes a viernes desde el paradero del Jockey hasta la avenida Camacho en Surco. En ese sentido, él recomienda a las autoridades poner tachos de basura al menos en los principales paraderos, así como también anuncios que creen conciencia sobre la gestión de residuos sólidos.
Mas allá de los contenedores
Otro de los casos reportados por nuestros lectores es la avenida Alameda Sur, una vía metropolitana en el distrito de Chorrillos que en sus 2,8 kilómetros de longitud cuenta con apenas 3 esquinas con tachos operativos; es decir, en promedio un solo tacho por kilómetro. Al haber una escasez de basureros en la zona, los pocos que existen no abastecen a los vecinos, quienes tras ver los contenedores colapsados, no tienen de otra que colocar sus bolsas de basura en el exterior, pese a que estos tengan un tamaño más grande que los convencionales.
Según Patricia Alata, directora de Conocimiento de Lima Cómo Vamos, “en otras ciudades, lo que hay son puntos más grandes donde las personas llevan sus residuos cada cierto tiempo”. Ella asegura que los peruanos tenemos en el imaginario que mientras el recojo sea más frecuente, la gestión es mejor. Sin embargo, nos invita a cuestionarnos ¿qué tan real es eso?
Patricia propone pensar en una gestión circular de los residuos y considerar a estos últimos como recursos, más que como desechos. “Hay que preguntarnos qué tanta cultura tenemos para que incluso cuando no existan puntos, no tiremos los residuos y además gestionarlos correctamente, porque de qué sirve que tengamos tantos tachos de basura si todo va a terminar mezclado o en los botaderos informales”, asevera.
Asimismo, agrega que cuando han realizado sondeos en distintos puntos de la ciudad, los resultados exponen que por más que el 45.8 % del total de encuestados indica estar insatisfecho o muy insatisfecho con el sistema de gestión de la basura y residuos, muchos ciudadanos se oponen a la instalación un contenedor de desechos sólidos en sus calles porque se imagina que se acumulará la basura, habrá moscas u olerá mal.
“Otro tema del que no se habla es que solamente para la ciudad de Lima tenemos 43 sistemas de recojo de residuos sólidos, porque cada municipalidad distrital tiene la competencia sobre la gestión de sus residuos”, añade Patricia, quien cuestiona también qué tan adecuado es eso operativamente y a nivel de gestión del gasto público.