Viaductos aéreos que cuestan 1.300 millones de dólares y 150 kilómetros de vías exclusivas para delegaciones deportivas. Estos son los dos únicos anuncios que el alcalde de Lima Metropolitana, Rafael López Aliaga, ha dado hasta el momento con miras a mejorar la conectividad de la ciudad para los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Lima 2027. Aunque aún no hay precisión sobre ambas intervenciones, sí hay certeza de que el estado del transporte en Lima es mucho más grave que el de hace cinco años, cuando se desarrollaron los primeros juegos panamericanos en la capital peruana.
Si en el 2019, Lima ostentaba el penoso título de la segunda ciudad con más tráfico en America Latina, por debajo de Bogotá, en el ranking de la compañía de GPS holandesa TomTom, para este 2024 estamos en el primer puesto con un promedio de 28 minutos y 30 segundos por 10 kilómetros recorridos.
El tráfico resulta clave tomando en cuenta que llegarán cerca de 7 mil deportistas y 50 mil turistas, quienes tendrán que desplazarse a las veinte sedes deportivas repartidas en Lima y Callao.
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Este incremento de caos vehicular se asocia al empoderamiento de los taxis colectivos – con vínculos en el Congreso e intentando formar un partido político – y una disminución en la oferta de servicios públicos masivos. “Los colectivos se han consolidado y hecho más fuertes en términos políticos. A la vez han desaparecido rutas de los corredores”, dice Mariana Alegre, directora general del Observatorio Ciudadano Lima Cómo Vamos. No es lo único, el impacto social de la pandemia de Covid-19 ha incrementado la pobreza, inseguridad y precariedad que se refleja en la disminución de la calidad de vida, añade.
Para Cynthia Yamamoto, abogada y cofundadora de Peruanos de a Pie, este escenario también genera incertidumbre respecto al futuro del transporte público concesionado. “Hasta hace una semana no sabíamos si íbamos a tener corredores y el problema de fondo no se ha resuelto”, dice Yamamoto.
Proyectos indispensables
Aunque el panorama actual puede sonar desalentador, Lima 2027 abre una enorme oportunidad para mejorar la accesibilidad y el transporte de la ciudad, tal como mejoró la infraestructura deportiva para los Panamericanos del 2019.
Una obra clave es la Línea 2 del Metro de Lima que, de estar terminado, ampliaría significativamente la oferta de transporte público y ayudaría a descongestionar vías. El problema es que esta obra no tiene fecha de término mientras no se resuelvan las discrepancias entre la Municipalidad de Lima, el concesionario y el MTC.
“Hace dos meses están paralizadas las obras de la Estación Central de la Línea 2. Se requiere un esfuerzo para que la obra se destrabe. [La fecha de entrega] es un tema que preocupa bastante porque no se sabe si los tiempos alcanzarán”, dice Yamamoto.
En una reciente entrevista al teniente alcalde, Renzo Reggiardo, a propósito de la elección de Lima como sede de los Panamericanos, mencionó que se mantiene la postura municipal de que se requieren cambios para que la construcción de dicha estación no afecte a los comerciantes de la zona. “Nuestro alcalde ha mencionado que necesitamos mayor claridad del concesionario y la empresa privada”, dijo a RPP.
Respecto a la propuesta de viaductos elevados, Mariana Alegre señala que, aunque no se deben descartar obras de infraestructura, lo urgente es priorizar acciones en beneficio de la mayoría. “El legado de megaeventos deportivos en el mundo ha sido una inversión mayor en transporte publico, espacios públicos y temas que atiendan al bien público”, dice.
Una apuesta temporal en la edición anterior fue la creación de 75 km de carriles segregados para los buses de las delegaciones deportivas. Para ambas especialistas, aunque funcionó para el evento, no resolvió el problema de fondo. Lo ideal sería que esta intervención sea permanente y sirva como vía rápida para los corredores. “En lugar de crear un puente metálico elevado en la avenida Javier Prado, se debería dar fluidez al transporte publico. El corredor rojo solo tiene carriles exclusivos en los paraderos, pero en el resto de la vía los buses compiten con los autos”, indica Yamamoto.
El Comercio solicitó información a la Municipalidad de Lima sobre detalles de las propuestas viales para Lima 2027, pero optaron por no declarar.
Obras que faltaron
Un ejemplo de cómo los Juegos Panamericanos implican un legado que excede lo deportivo es que para el desarrollo de Lima 2019 se invirtieron 300 millones de dólares solo en obras de accesibilidad, según informó entonces la agencia EFE. Pese a ello, tres obras priorizadas nunca se llegaron a concretar y una aún no está terminada.
De acuerdo con la Ley N.° 30624 del año 2017, que disponía transferencias presupuestales para los Panamericanos, había 16 obras de accesibilidad que incluía el viaducto Armendáriz, la construcción del tramo de Rafael Escardó en la Costa Verde y el mejoramiento de avenidas como La Molina, Huaylas, Pachacútec, la Antigua Panamericana Sur, Los Héroes y otras en Lima Sur. Todas, aunque con demoras, llegaron a terminarse.
Sin embargo, la ampliación Sur del Metropolitano y el Patio y Terminal Sur del Corredor Vial N°1 (Corredor Panamericana) en San Juan de Miraflores nunca se ejecutaron. La lista también contenía la Vía Expresa Santa Rosa, cuya proyecto genera polémica y todavía no inicia, así como la ampliación norte del Metropolitano hasta Carabayllo, que tampoco ha terminado porque empezó a funcionar parcialmente en el 2023, pero no tiene fecha de entrega total.