Cuando Lima fue elegida ciudad anfitriona de los Juegos Panamericanos 2019, parte de su propuesta fue poder utilizar la línea 2 del metro para movilizar a los atletas y ciudadanos en general. Poco después, se conoció que esto no sería posible por varias razones. Lima tendrá que esperar un tiempo después de los Panamericanos para tener lista su nueva línea de metro. Quizás esto sea algo bueno.
El legado de los Panamericanos debería ser considerado más importante que los Juegos en sí. Lo trascendente es el impacto duradero para la ciudad. Los mejoramientos al transporte público son algo positivo para este acontecimiento, pero, en realidad, son la prioridad para la ciudad en el largo plazo.
A veces se confunden las prioridades de un megaevento con las de la ciudad. Si esto sucediera en Lima, podría ser que el gobierno acelere las obras para que el metro llegue a tiempo al evento, sin considerar los sobrecostos económicos ni las necesidades verdaderas de la capital. Esto es precisamente lo que ha sucedido con la línea 4 del metro de Río de Janeiro.
La línea 4 fue planeada antes de los Juegos Olímpicos, pero el proyecto se modificó para beneficiar el evento. Según un artículo del “Wall Street Journal”, después de ganar la sede de los Juegos, la ciudad cambió la ruta del metro para conectar la zona donde se concentra la mayoría de hoteles con las sedes olímpicas. Debido a esto, el porcentaje de los fondos para el proyecto pagado por el consorcio privado fue reducido del 55% al 15% del costo total del proyecto.
En un proyecto que vale más de 3 mil millones de dólares, esto representó un gran costo adicional para el Gobierno Estatal de Río de Janeiro. Se trata de un monto que representa parte de la justificación por la que Río de Janeiro tuvo que decretar el estado de emergencia financiero en junio, suspendiendo los pagos a trabajadores claves, incluidos la policía y los bomberos. Mientras que los Juegos Olímpicos comienzan el próximo viernes, la línea 4 aún no ha empezado a operar.
En Lima, donde gran parte de la planificación de los Panamericanos todavía parece estar en el aire, el metro no forma parte de la ecuación. Mientras tenga demoras, será un proyecto que avanzará a su propio ritmo, sin las presiones de llegar a la fecha de los Juegos.
Esto es un punto clave en términos del legado de un megaevento. Este debe considerar no solo los equipamientos que se están entregando a la comunidad, sino también todo lo que no va a ser entregado como resultado de los Panamericanos.