Mientras la inteligencia policial permite identificar a las organizaciones criminales y a sus integrantes, y conocer su modus operandi, la investigación criminal es la encargada de acopiar las evidencias para someterlas a la justicia. Para enfrentar el crecimiento del fenómeno delictivo y sus expresiones más violentas y organizadas es imperativo fortalecer las mencionadas capacidades policiales.
La policía cuenta con no más de 9 mil efectivos para estas labores, el 7% de todo su personal. Se requiere triplicar su número, lo que es posible hacer seleccionando entre el actual personal a los que deba formarse. Este esfuerzo debe ser riguroso, tanto como la evaluación de los agentes, para impedir que incapaces integren unidades con funciones tan delicadas. Para garantizar la idoneidad ética es necesario aplicar regularmente pruebas de integridad y control de confianza.
Actualmente la inteligencia y la investigación se encuentran mal organizadas. En lugar de contar con estructuras nacionales, se tiene un gran archipiélago donde cada uno de los componentes está desvinculado del resto. Esta falta de integración impide, por ejemplo, tener una buena apreciación del alcance y dimensión del crimen violento y la criminalidad organizada. Un buen punto de partida sería construir sistemas informáticos integrados.
La policía también carece de otras herramientas básicas, como un laboratorio nacional de criminalística de primer nivel, así como laboratorios descentralizados; un sistema de huellas dactilares y balísticas; peritos forenses, especialmente para casos de lavado de activos y corrupción; recompensas; y un mecanismo de protección de víctimas, testigos y colaboradores eficaces. Salvo Constelación, que funciona muy bien, se tiene una capacidad muy limitada. No contamos con un adecuado sistema de escuchas legales.
Carencias similares también hay en el control del ingreso y salida del país de personas y bienes, por lo que urge unificar la información de migraciones y establecer un sistema de inspección no intrusiva y ágil en las zonas de frontera, los puertos y los aeropuertos.
Cualquier esfuerzo por fortalecer un crimen sería incompleto si no incluye la inteligencia financiera, crucial para golpear la delincuencia organizada donde más le duele: en el disfrute de sus rentas.
Especialmente importante es permitirle a la UIF acceder al secreto bancario y a la reserva tributaria de sus investigados, y otorgarle a la SBS la supervisión integral de todas las cooperativas de ahorro y crédito, que es uno de los más importantes mecanismos de lavado de activos.