¿Por qué tanta vaina con el hecho de estar preparados ante desastres?
¿Por qué se hace un esfuerzo tan grande en difundir lo importante que es estar preparados ante un desastre de gran magnitud, particularmente ante el gran sismo que podría darse en la costa central del país?
¿Por qué el INDECI tiene un área de Preparación cuya principal función es la de difundir el Plan Familiar ante desastres de gran magnitud? ¿Por qué la asociación Hombro a Hombro está participando en la campaña con El Comercio y Trome para difundir la cultura de preparación entre la población? ¿Por qué Pacífico Seguros hace lo mismo a través del Grupo RPP?
Si logramos responder correctamente a estas preguntas, creo que gran parte del objetivo de estas campañas se habrá logrado.
Y es que, cuando ocurre un desastre de gran magnitud, la población siempre está sola ante el problema, porque la capacidad de respuesta del Estado no puede llegar a todos en todos lados, y siempre se tiene que priorizar dónde se va a actuar y a quién se va a atender. Es imposible que la ayuda esté en todos lados y con todos los damnificados, por más buena voluntad que se tenga. Ningún país del mundo, ni siquiera el mismo Japón, puede atender a todos en todos lados.
Y, ¿entonces? Pues, justamente, se trata de que la misma población se preocupe por su propia seguridad y la de su familia.
Dios no quiera, pero es altamente probable que suframos un terremoto de alta potencia en la costa central del país en el corto plazo; un terremoto de alrededor de magnitud 8.8, según el IGP. Y, cuando esto ocurra, la mayoría de nosotros estaremos solos ante la desgracia. No habrá policías, ni militares, ni bomberos, ni el INDECI para apoyarnos, ya que no se darán abasto por la magnitud del problema. Por lo tanto, ¿qué nos queda?
Lo único que nos queda es prepararnos de antemano para esa posibilidad, y minimizar los daños.
¿Quién puede arreglar las zonas peligrosas o de mover los objetos peligrosos en nuestras casas? ¿Quién puede definir una ruta de evacuación o identificar la zona segura en nuestras propias casas? ¿Quién puede asignar responsabilidades en nuestra familia? ¿El Estado? Es obvio que no.
Es tarea de todos y de cada uno de nosotros, prepararnos ante un desastre. Nadie más lo va a hacer por nosotros. Si realmente te importa la seguridad de tus seres queridos, de tus hijos, de tus padres, pues deja de preocuparte y ¡ocúpate de una vez.