Los contagios y fallecidos totales por COVID-19 en el país siguen en niveles mínimos; sin embargo el aumento en la transmisión del virus en algunas zonas y el estancamiento observado en las últimas semanas en la disminución de las hospitalizaciones serían una señal de alerta ante un posible rebrote de la pandemia de la mano de la variante Delta.
La inminente llegada de una tercera ola de la enfermedad ya forma parte de la agenda de trabajo del Minsa y parece más cercana. Ayer, el médico epidemiólogo Antonio Quispe, asesor del despacho ministerial, estimó que esta nueva fase empezaría hacia la tercera semana de setiembre y alcanzaría sus valores ‘pico’ entre octubre y noviembre.
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Actualmente, la mayor presencia del COVID-19 se refleja en un repunte de la positividad medida a través de pruebas moleculares, que detectan la presencia activa del virus y son analizadas por el Instituto Nacional de Salud (INS). Pese a que a nivel agregado este indicador bordea el 5%, los porcentajes más altos están en regiones con la presencia de la variante Delta (sombreadas en color rojo). En la última semana, la positividad de Ayacucho, Junín, Ica, Callao y Pasco estuvo entre las más altas a nivel nacional.
Juan Carbajal, investigador de OpenCOVID-Perú, señala que tanto en la capital como en las tres últimas regiones la mayor transmisión ha estado acompañada de una subida en el promedio de infecciones y de una elevación de la ocupación hospitalaria. Si bien Junín ocupa los primeros lugares en el ranking de positividad y registra un rebrote de infecciones, aún no ha presenta una mayor demanda por camas.
“La positividad está en crecida en todos los lugares con variante delta detectada, más allá de que se apliquen más o menos pruebas moleculares, lo que trae un aumento de contagios. Hay que tener en cuenta que los últimos casos confirmados de delta en el país corresponden a la semana 31 [del 1 al 7 de agosto]; es decir, desde hace dos semanas no tenemos resultados de nuevos secuenciamientos”, explica.
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El analista añade que en todos los casos anteriores el aumento de la positividad de las pruebas moleculares ha estado impulsado principalmente por los segmentos más jóvenes comprendidos entre los 21 y 40 años, donde aún no empieza la inmunización con la vacuna contra el COVID-19 a gran escala.
Esta tendencia se comprueba analizando las series provistas por el INS. Desde la última semana de julio, los casos positivos detectados a partir de pruebas moleculares aumentaron en más del 47% para el grupo de 21 a 30 años y en 44% para el de 31 a 40 años, mientras que en aquellos comprendidos entre los 41 y 50 años (donde viene avanzando la vacunación) el aumento ha sido en menor proporción.
Caída de hospitalizaciones pierde ritmo
Otro indicador clave para identificar el posible inicio de una tercera ola es la menor velocidad con la que disminuye los internamientos. En las últimas semanas, la caída de la curva de ocupación de camas hospitalarias a nivel nacional se estancó e incluso inició un leve repunte.
La tendencia se observa más claramente en la variación semanal en la ocupación de camas, que luego de tres meses y medio se ha ubicado en terreno positivo, requiriendo más unidades para tratar pacientes. Desde mediados de abril hasta la primera semana de agosto, esta curva se había mantenido en terreno negativo; es decir, que cada semana que transcurría se demandaban menos camas para tratar la enfermedad
Dicha situación sería estadísticamente similar a lo observado hacia finales de noviembre del 2020, antes del inicio de la segunda ola.
Carbajal explica que el aumento de casos de Lima Metropolitana durante el último mes se observa principalmente en la zona norte y abarca los distritos de Comas, San Martín de Porres, Puente Piedra y Los Olivos, lo cual impacta en una mayor ocupación de centros de atención como Cayetano Heredia o la Villa Panamericana.
“Entre el 5 y el 18 de agosto, las camas ocupadas en el hospital Cayetano Heredia crecieron de 16 a 29. Es una diferencia de 13 camas, pero en porcentaje de ocupación ha pasado de 32% a 60%. En la Villa Panamericana, entre el 11 y el 18 de agosto la ocupación subió de 832 a 1.082 camas, donde el porcentaje de ocupación subió del 43% al 56%. La situación se está calentando en algunas zonas, pero aún estamos a tiempo de controlarla”, opina.
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