Los ambulantes informales, el principal dolor de cabeza de la alcaldesa Susana Villarán y todo su equipo de fiscalización, continúan haciendo de las suyas. En esta ocasión, El Comercio halló que, a escasos minutos de las 8 a.m., ya había unos 10 instalados en el Jr. Puno, en el Cercado, a la espera de consumidores.
En el colmo de su desfachatez, los comerciantes instalaban sus toldos sobre la pista frente a dos policías, que poco o nada podían hacer por impedirles apoderarse del espacio público.
¿Hasta cuándo?