Hace cuatro años, el uruguayo Fernando Cuevas salió de su casa y no volvió más. Al principio, nadie se preocupó demasiado, pues sabían del hábito que tenía Fernando por abandonar su hogar, en Durazno a 200 kilómetros de Montevideo, por largos periodos de tiempo.
No dejaba contactos, ni un número de celular y mucho menos decía cuando volvería, podian pasar días, meses o incluso un año para que Fernando regresara a su casa, era imposbile para sus padres retener al joven.
Sin embargo, esta vez Fernando desapareció mucho tiempo, tres años pasaron. Pero en mayo alguien reconoció su fotografía en una cuenta de Facebook. Fernando estaba internado en el hospital J.R. Vidal en la provincia de Corrientes, Argentina, en condición de no identificado o "N.N."
En septiembre de 2011 al lado de una pista cercana a la frontera entre Argentina y Paraguay encontraron a Fernando deshidratado y casi inconsciente. "Según nos dijeron los médicos, parecía que le habían dado una paliza. Pero en el juzgado creen que puede haberse caído y golpeado", contó Cándido Cuevas, su padre.
Fernando no podía hablar, mover brazos ni piernas y mucho menos llevaba documentos. Sólo había un papel que llevaba escrito "Wilson Pérez", por lo que los médicos lo bautizaron así. Con la intención de que alguien identifique al jóven, el personal del hospital creó una cuenta de Facebook con ese nombre. La foto de Fernando fue viralizada en las redes sociales.
"Nosotros no tenemos computadora. Pero una amiga de mi hija lo reconoció en Internet y nos avisó", dijo Cándido."Fue una sensación extraña. Por un lado, sentimos el alivio de saber que Fernando estaba vivo. Pero por otro lado, tuvimos mucha bronca de encontrarlo así, en ese estado", agregó.
La familia Cuevas viajó hasta Corrientes en bus. El encuentro se concretó a fines de mayo. Sin embargo, la historia no termina ahí. Desde que volvieron a su pueblo, Fernando y su familia enfrentan un nuevo reto: una larga recuperación. Fernando está siendo tratado por fisioterapeutas y toma medicamentos que, según cuenta su familia, lo están ayudando a mejorar su capacidad neurolófica y movilidad.
"Yo creo que no nos reconoce, que no sabe que está en su casa. Pero a lo mejor el ambiente de hogar le hace bien. Estamos buscándole la vuelta y vamos a agotar todos los recursos", explicó Candido confiado de que pese a la extrañesa de la enfermedad de su hijo su hogar lo ayudará a recuperarse.