Gambler Stewam es un jaguar marrón, con hocico y manchas negras, orejas redondas y dientes curvos. A simple vista su apariencia de peluche parece inofensiva. Pero Gambler Stewam es también Matt S., un estudiante de ingeniería, de 24 años, que es parte del ‘furry fandom’: una subcultura que reúne a apasionados de los animales peludos y antropomorfos.
“Me gusta dibujar, y buscando en Internet encontré inspiración en los dibujos ‘furry’. Me encantó la propuesta, y poco después empecé a diseñar ‘fursuits’ (trajes de ‘furry’). Desde eso ya son casi 5 años”, cuenta Matt S. a El Comercio.
Su ‘fursona’, o sea, el avatar llamado Gambler Stewam, es un felino al que le gustan las estadísticas y las apuestas. Por ello, en su traje lleva grabado los palos de una baraja.
(Foto: El Comercio / Eduardo Alcántara)
Ver ‘furries’ en Lima es aún algo insólito. A pesar que el movimiento local tiene poco más de 4 años, los integrantes de esta tribu en nuestro país no pasan de los 100. Quizá esto se deba a que el ‘furry fandom’ no es una afición barata: cada traje puede costar entre 300 y 400 soles. “Cuando empecé pensaba que no había nadie. En nuestra última ‘furmeet’ nos reunimos cerca de 25 en el Campo de Marte. Estamos algo repartidos, hay ‘furros’ también en provincia”, dice Niuka, quien conoció a Matt S. y a otros compañeros peludos en foros como DevianArt o en Facebook.
¿Y cómo hacen con tanto pelaje en verano? “No salimos mucho por las mañanas, preferimos las noches. Por suerte los trajes tienen aberturas para la respiración”, agrega Matt S.
(Foto: Getty Images)
PASIÓN PELUDA
Por supuesto, no hay nada nuevo acerca de la gente que le gusta disfrazarse. Sin embargo, la afición por los animales peludos surgió en la década de los 80 entre los asiduos visitantes de las convenciones de cómics y ciencia ficción.
Con la llegada de Internet, el movimiento creció. Ahora los ‘furros’ del mundo pueden encontrarse en grandes eventos propios como Anthrocon (realizada en junio en Pittsburgh, Pensilvania), o la Further Confusion (también llamada Furcon, realizada en enero en San José, California). En Latinoamérica, Chile es un país privilegiado para el ‘furry fandom’.
Sin embargo, no han estado lejos de la polémica. Muchas veces han sido relacionados a una más extraña vertiente llamada ‘yiff’. Matt S. lo explica mejor: “Cualquier afición tiene su lado sexual, y esta también. El ‘yiff’ es la versión para adultos del ‘furry’. Hay quienes les gustará, pero no se deben confundir. Que hagamos ‘furry’ no significa que practiquemos ‘yiff’”.
(Foto: Getty Images)
El ‘furry’ puede verse como trasgresor, pero en realidad está más cerca de lo que uno cree. Al ser un género fantástico, está presente en la literatura, el cine, el arte, el cómic, y principalmente en la animación. Bugs Bunny, Scooby Doo, El rey León, Don Gato, Sonic y hasta el tigre de Bengala del cereal Zucaritas son algunos ejemplos.
“Somos tan comunes como los fanáticos de Star Wars”, comenta Matt S. Quizá solo Chewbacca está contento con esta idea.
DATO
La psicóloga estadounidense Kathy Gerbasi publicó en 2008 "Furries From A to Z", el resultado de una encuesta realizada en Anthrocon a cerca de 300 aficionados del ‘furry fandom’.
Entre las conclusiones que destaca, es que las identidades más usadas son los felinos, los caninos, y los híbridos como “folf” (zorro y lobo) o cabbit (gato y conejo). Rara vez o casi nunca la “fursona” es un primate.
Asimismo, destaca que los hombres son más propensos que las mujeres a practicar esta afición.
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