A lo largo de la historia, los gatos han sido venerados por diversas culturas, como en el antiguo Egipto, donde se les consideraba protectores del hogar y símbolos de buena fortuna. Hoy en día, son una de las mascotas más comunes en los hogares, ofreciendo compañía, afecto y bienestar emocional. Sin embargo, con el paso de los años y la llegada de la era digital, han surgido numerosos mitos sobre las enfermedades que los felinos pueden transmitir a los humanos. Sin duda, estos temores, a menudo infundados, han generado gran confusión y, en algunos casos, desinformación sobre la verdadera relación entre la salud de nuestras mascotas y la de nuestras familias.
Lamentablemente, este mal manejo de la información ha contribuido a una percepción equivocada de los riesgos que implican tener un gato en casa, llegando incluso a decisiones drásticas, como el abandono de estos animales. Si bien la convivencia con las mascotas requiere de una serie medidas de higiene y prevención, uno de los mitos más persistentes que se comenta en las redes sociales es el relacionado con la toxoplasmosis, una infección causada por el parásito Toxoplasma gondii, que suele asociarse erróneamente con los gatos. Aunque estos animales pueden ser portadores del parásito, el riesgo de contagio directo a los humanos es extremadamente bajo.
Por esta razón, Hogar y Familia conversó con algunos especialistas para conocer la realidad detrás de los virus y enfermedades más comunes en gatos, con la finalidad de demostrar que, con los cuidados adecuados, sí es posible mantener una convivencia saludable con estos pequeños cuadrúpedos, sin caer en falsos temores, garantizando así el bienestar tanto de nuestras mascotas con la de nuestras familias.
¿Cuáles son los mitos más populares sobre las enfermedades en los gatos?
Toxoplasmosis
En definitiva, uno de los mitos más comunes sobre los gatos y que genera una gran preocupación entre los tutores, es el supuesto rol de estas mascotas como principales transmisores de la toxoplasmosis, una enfermedad parasitaria causada por Toxoplasma gondii. Según Anghelo Centeno, médico veterinario de AC Vet, esta creencia errónea ha llevado a muchas personas a evitar tener gatos, especialmente en el caso de las mujeres embarazadas, por miedo a que esta enfermedad pueda causar malformaciones en el feto, retraso en el desarrollo o incluso un aborto espontáneo.
Sin embargo, el contagio de toxoplasmosis no ocurre simplemente por tener una mascota con los controles adecuados, sino más bien por una mala higiene. El riesgo de adquirir la enfermedad directamente de un gato es bajo, ya que solo pueden transmitir el parásito si están infectados y eliminan quistes en sus heces. Estos quistes solo son contagiosos para los humanos si entran en contacto con ellos dentro de las primeras 48 horas de haber sido expulsados al ambiente. Por ello, las buenas prácticas de higiene, como limpiar la caja de arena diariamente usando guantes y lavarse las manos adecuadamente, son medidas muy efectivas para prevenir la transmisión.
“Los gatos solo se vuelven infecciosos si ingieren el parásito mediante la caza de pájaros o roedores infectados. Además, el contagio a humanos ocurre principalmente por el consumo de alimentos mal cocidos o por el manejo inadecuado de carne cruda, no por el contacto con gatos domésticos”, expresó Consuelo Rojas Melgar, doctora de la veterinaria Aristocat.
Otros riesgos zoonóticos
Además de la toxoplasmosis, existen otras enfermedades zoonóticas que, aunque menos frecuentes, también pueden ser motivo de preocupación. Una de ellas es la bartonelosis, conocida como la fiebre por arañazo de gato. Como explicó el médico veterinario, esta infección es causada por bacterias del género Bartonella y se transmite a los gatos a través de la picadura de pulgas infectadas. Los gatos pueden transmitir la bacteria a los humanos mediante arañazos, mordeduras o al entrar en contacto con su saliva.
Por su parte, la doctora Rojas señaló que las enfermedades que podrían suponer un mayor peligro para los humanos son los parásitos internos, como los áscaris, que pueden infectar a los humanos con toxocariasis. Los gatos pueden contraer estos parásitos a través de la ingesta de huevos microscópicos presentes en el suelo, agua o superficies contaminadas con heces, o mediante la caza de roedores y aves.
¿Cuáles son los virus más comunes que ponen en peligro el bienestar de los gatos?
Los gatos pueden verse afectados por diversos virus, algunos de los cuales son bastante comunes, pero poco comprendidos por el público general. Aunque estos virus no representan un riesgo directo para los humanos, pueden poner en peligro el bienestar de los felinos si no se tratan a tiempo. Entre los más destacados se encuentran:
- Virus de la leucemia felina (FeLV): Es un retrovirus que afecta el sistema inmunológico del gato y puede desencadenar enfermedades graves, incluyendo cáncer. Se transmite principalmente a través de la saliva, mordeduras o de madre a hijo durante la lactancia.
- Herpesvirus felino (FHV): Es una de las causas más frecuentes de conjuntivitis y problemas respiratorios en los gatos, transmitiéndose través de las secreciones nasales y oculares de gatos infectados.
- Calicivirus felino (FCV): Responsable de severos problemas respiratorios y, en algunos casos, úlceras en la boca. De forma similar al herpesvirus, el contagio se produce mediante el contacto directo y las secreciones.
- Virus de la inmunodeficiencia felina (VIF): Conocido como sida felino, este virus debilita el sistema inmunológico, dejando al gato más vulnerable a infecciones. Se transmite principalmente a través de mordeduras, por lo que es más común en gatos que tienen acceso al exterior.
“Los síntomas más frecuentes que pueden alertar a los tutores sobre una posible infección de su gato con uno de estos virus son: pérdida de peso sin causa aparente e infecciones recurrentes, como problemas dentales, respiratorios o en la piel. Asimismo, la mascota puede presentar cambios en la personalidad, como mayor agresividad o reclusión, al igual que en sus hábitos. Por lo general, se tiene la creencia de que los gatos infectados con leucemia o sida están condenados a tener una vida corta y enfermiza, si bien son los virus más peligrosos y mortales para los felinos, en realidad sí pueden llevar una vida relativamente normal con los cuidados adecuados y un sistema inmunológico fortalecido”, indicó la especialista de Aristocat.
De igual manera, Centeno recalcó la importancia de que los tutores sepan cuáles son los factores que incrementan la incidencia de estas infecciones en gatos, pues de esta manera se puede prevenir y garantizar un buen estado de salud en los felinos. Desde luego, uno de los factores claves a tomar en cuenta, es el acceso al exterior, ya que de esta manera son más propensos a entrar en contacto con otros gatos infectados, así como la falta de vacunación adecuada, que los hace más susceptibles.
Asimismo, la convivencia en entornos con alta densidad de gatos, como refugios o hogares con múltiples felinos, también aumenta la probabilidad de contagio. Además, los gatos que participan en peleas son más susceptibles a contraer estas enfermedades, así como aquellos que experimentan estrés, lo que puede debilitar su sistema inmunológico.
“Sin embargo, es fundamental destacar que, los gatos que viven en interiores no son completamente inmunes a la exposición, por lo que siempre existe un posible riesgo. Básicamente, esto se debe a que las personas entramos y salimos de casa, lo que significa que podríamos llevar virus y bacterias en nuestros zapatos. Por ejemplo, si caminamos por un parque, una vereda o un jardín donde hay secreciones de un gato infectado o de roedores, es probable que llevemos esos patógenos a nuestro hogar”, sostuvo la médico veterinaria.
¿Qué medidas de prevención garantizan la salud de la mascota y la familia?
Para garantizar la salud de un gato y reducir el riesgo de transmisión de enfermedades a los humanos, los especialistas recomendaron las siguientes medidas:
- Vacunación: La vacuna triple felina es fundamental, ya que protege contra el herpesvirus, el calicivirus y el carbovirus. En el caso de los los gatos cachorros deben recibir dos dosis de esta vacuna, con un intervalo de unas semanas entre ellas y, posteriormente, un refuerzo anual. Igualmente, es importante inmunizarlos contra la leucemia; sin embargo, se le debe realizar un descarte previo mediante un análisis de sangre, ya que no se debe vacunar si el gato ya está infectado.
- Control de parásitos: Es esencial llevar un plan de desparasitación interno y externo, ya que las pulgas de los gatos son especialmente resistentes. Esto se debe llevar a cabo en intervalos de cada tres a seis meses, dependiendo del riesgo del entorno. Además, es importante que los tutores realicen un análisis de heces al menos una vez al año.
- Higiene: La caja de arena de los gatos debe limpiarse diariamente y es importante el uso de guantes y, si es posible de mascarilla. Asimismo, es necesario asear regularmente las áreas donde el gato pasa tiempo, ya que los gatos de interior pueden estar expuestos a patógenos traídos del exterior.
- Nutrición adecuada: La alimentación del gato desempeña un rol vital en la prevención de infecciones, ya que una dieta adecuada fortalece el sistema inmunológico. Por lo tanto, se debe incluir suplementos alimenticios específicos que refuercen sus defensas, especialmente en aquellos con riesgo de contraer un virus.
- Control de estrés: Los gatos son muy sensibles al estrés, lo que puede debilitar su sistema inmunológico y aumentar la probabilidad de contraer infecciones. Por esta razón, es importante proporcionarles un ambiente tranquilo y predecible, evitando cambios muy drásticos, como mudanzas o la introducción de nuevos animales.
- Chequeos veterinarios periódicos: Los gatos deben acudir al veterinario al menos una vez al año, y después de los cinco años, cada seis meses, especialmente si tienen predisposición a ciertas enfermedades. Actualmente, los análisis de sangre para descartar infecciones virales pueden arrojar resultados en 15 minutos, y las pruebas PCR permiten detectar infecciones en tan solo dos horas.
- Esterilización: La castración es clave para reducir el riesgo de que el gato deambule y cace, evitando así el contacto con animales que puedan portar virus o parásitos, como ratones o pájaros.
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