Esta semana iniciaron las clases escolares a nivel nacional y, también, se aproxima el comienzo de un nuevo ciclo universitario. Por ello, los niños, adolescentes y jóvenes deben conocer las consecuencias que el estrés puede tener en su estado mental y físico.
En esa línea, uno de los efectos más comunes es la Mioquimia facial, la cual se genera a causa del estrés y la ansiedad. Por ello, a continuación, en Hogar&Familia de El Comercio, conversamos con la Dra. Jacqueline Román, Neuróloga de SANNA Clínica El Golf, quien nos compartió algunas recomendaciones para evitar estos pequeños espasmos faciales.
¿Qué es la Mioquimia facial?
A pesar de que sea conocida mayormente como un ‘tic’, la Mioquimia se caracteriza por ser un movimiento menos brusco y casi impredecible por el ojo ajeno. “Para la neurología, los ‘tic’ son movimientos bruscos y repetitivos que involucran una acción o un gesto. Además, no son repetitivos y se pueden omitir voluntariamente”, enfatizó.
La doctora indicó que la Mioquimia es distinta a un ‘tic’ común, pues, en sus palabras, esta no presenta un movimiento tan grande y tampoco involucra más de un músculo del rostro. “Esta condición se produce normalmente en los pacientes jóvenes y normalmente es generada por situaciones de estrés. Este movimiento puede presentarse por un período de tres hasta 7 días. En el caso de que dure más de una semana, es necesario asistir a una revisión por un profesional”, añadió.
Estos espasmos repentinos se pueden generar por la ausencia de horas de sueño, un alto consumo de cafeína y, por supuesto, las situaciones de estrés.
¿Cómo combatir la Mioquimia facial?
Según la Dra. Román, es imprescindible reformular algunos factores de nuestra rutina diaria para poder combatir la aparición de estos espasmos. Es necesario cumplir con, mínimo, 8 horas de sueño. Además, se deberá disminuir el consumo de cafeína, tabaco y bebidas energéticas.
Como se mencionó previamente, la Mioquimia facial se genera a causa de un aumento en los niveles de catecolamina, la hormona del estrés. Por ello, está implícito que se deben disminuir los niveles de estrés y ansiedad. Para esto, la especialista recomendó hacer deportes, tomar clases de baile, salir a caminar o cualquier actividad que sea relajante para uno mismo.
Si, a pesar de tomar estas medidas, el movimiento aún se mantiene por más de 15 días, será necesaria una visita al médico. “En la mayoría de casos, un movimiento así es benigno, pues no hay enfermedad neurológica que lo provoque directamente. Sin embargo, si el movimiento se vuelve más intenso y empieza a involucrar a otros músculos, como las mejillas, ahí será preciso buscar atención médica.
Cabe resaltar que sí existen enfermedades mayores que puedan llegar a generar un trastorno de espasmos faciales. Sin embargo, estas condiciones ya involucran a más músculos del cuerpo.
Para finalizar, la doctora hizo hincapié en las consecuencias que el estrés puede tener en los estudiantes, tanto escolares como universitarios. “Al exponerse al estrés, el joven puede ir cultivando un trastorno de ansiedad. Además de dolores de cabeza (cefalea tensional), disminución de la memoria y pérdida de atención en las clases. También, existen consecuencias físicas, como la caída de cabello, gastritis, sudoración constante o lesiones como vitiligo.