Formar una familia es simple, pero mantenerla estable puede resultar complicado. Tras conocer a alguien y superar la etapa de enamoramiento, es común que ambas partes dialoguen sobre la posibilidad de dar el siguiente paso: tener un hijo, sin caer en cuenta sobre la magnitud que esto suele significar.
Cuidar a un bebé puede llegar a ser estresante para los padres, más aún si son primerizos. Con la llegada del tan esperado ser, nuestra vida da un giro de 180 grados, y este cambio incluye a la relación con nuestra pareja.
Así como hay relaciones que se potencian con la llegada de la pequeña criatura a este mundo, existen otras que se resquebrajan a tal punto que la única solución es la ruptura total del compromiso, ocasionando que el bebé crezca en un hogar disfuncional.
Los factores que contribuyen a que la vida en pareja no sea la de antes están relacionados a los cuidados que requieren nuestro hijo, quien a sus escasos meses de vida se encuentra explorando su entorno y aprendiendo a vivir.
Entre los problemas destacan la privación del sueño, que lleva a un cansancio extremo, los cambios en el rol de cuidado de la casa, entre otros. Por tal motivo, te brindamos unos consejos que podrían mejorar la vida en pareja.
Comprensión con los cambios hormonales
Cuando llega un hijo al hogar, es común que las parejas experimenten miedo e inexperiencia frente a los cambios significativos que se están generando. Sin embargo, a menudo nos enfocamos solo en el cuidado del niño y descuidamos nuestra propia salud mental y la de nuestra pareja.
Es importante recordar que el cambio es mutuo y que debemos desarrollar empatía para superar esta etapa juntos. Además, tanto hombres como mujeres experimentan cambios biológicos debido a las hormonas, como la oxitocina, que necesitan ser regulados
Falta de sueño y estrés
Cuando se está cuidando a un recién nacido, las noches sin dormir pueden afectar a cualquier persona, pero aún más a los padres que necesitan un nivel extra de energía para atender eficazmente las necesidades del bebé. Es durante estas horas de la madrugada cuando pueden aflorar las tensiones acumuladas a lo largo del día. Por eso, es fundamental la comunicación con la pareja en la crianza de los hijos. Escuchar activamente a nuestra pareja y expresar nuestros sentimientos de manera calmada y reflexiva pueden solucionar muchos conflictos. Esta comunicación puede ayudarnos a organizar mejor la crianza compartida y las tareas del hogar.
Sexo e intimidad
La falta de tiempo para la pareja es una queja común entre aquellos que conviven con hijos. A veces, nos enfocamos tanto en la crianza que descuidamos detalles tan simples como dar un beso de buenos días o decir “te quiero” antes de dormir. Además, el agotamiento y el estrés que conlleva el cuidado de los hijos a menudo relega la actividad sexual a un segundo plano.
Puede que una de las partes experimente una disminución del deseo sexual debido a factores como la lactancia o los cambios fisiológicos tras el embarazo y el parto. Por lo tanto, es importante hablar con la otra parte y buscar otras formas de contacto íntimo, como abrazos, besos, caricias, palabras de apoyo y muestras de afecto.
División de las tareas del hogar
Es importante tener en cuenta que la distribución de las tareas del hogar no siempre tiene que ser equitativa, lo que realmente importa es que se llegue a un acuerdo consensuado. Después del parto, la madre suele estar ocupada con la lactancia y necesitar tiempo para recuperarse, por lo que la pareja puede tener que asumir más tareas del hogar en ese período. Después de esta etapa inicial, las responsabilidades pueden distribuirse de manera más equitativa.
Además, es fundamental que ambos padres se involucren en la crianza del niño y que las tareas relacionadas con ello se acuerden de forma conjunta, teniendo en cuenta las necesidades y circunstancias de cada miembro de la familia, incluyendo trabajo y tiempo libre.