Es un hecho fácilmente comprobable que los más angustiantes contextos provocan las filosofías más deslumbrantes. Como ejemplo bastan la pléyade de escritores alrededor de la Segunda Guerra Mundial y el nazismo, o el desarrollo de la filosofía francesa en torno a Mayo del 68. En todos esos casos, la pasión del filósofo se hace notar con especial agudeza, pues siente una crisis que exprime su pensamiento.
Sobre Francisco Miró Quesada Cantuarias se puede decir lo mismo, aunque no por un contexto sociopolítico, sino más bien por una crisis en las ciencias, tal y como él lo reconoce en su texto “Esbozo de mi posición filosófica” (1953). En este texto muestra su angustia cuando descubre el “rebasamiento de los marcos tradicionales”, es decir, cuando descubre que las respuestas clásicas de la filosofía ya no son capaces de encarar el trance por el que están pasando las ciencias.
Una crisis en la geometría
La crisis que Miró Quesada reconoce la describe como una crisis en la geometría, en la lógica y en la física, principalmente. Los modelos clásicos han quedado estrechos para dar respuesta a las nuevas teorías y sus consecuencias. La teoría de la relatividad, la mecánica cuántica, la geometría no euclidiana, las lógicas paraconsistentes, son ejemplos de este nuevo contexto cultural que han dinamitado nuestras formas de entender la razón y la ciencia de los últimos siglos.
No se trataba de asumir estas nuevas teorías y dejar atrás las anteriores, más bien se trataba de transformar revolucionariamente las ciencias; pensarlas de forma distintas, en lo que casi se podría considerar una nueva forma de racionalidad. Ante aquello, Miró Quesada entiende que hace falta una nueva filosofía de la ciencia que pueda explicar esos nuevos parámetros y principios de la razón. El resultado de tal esfuerzo fue su muy reconocido libro Apuntes para una teoría de la razón que es un deslumbrante intento por dar con esos principios básicos de la razón y la ciencia cuando se ha asimilado la crisis.
Lo interesante, además, era que él sabía que el esfuerzo individual no abarcaría la magnitud de lo que se requería y por eso lo título ‘Apuntes’, pues era su contribución a un diálogo comunitario, al desarrollo de una auténtica inteligencia colaborativa. Un libro escrito con pasión y angustia en la que se redescubre esa tarea del filósofo que desde el siglo XIX se decía que era poner su época en pensamiento. La filosofía entonces aparece como una lucha vital en la que se exige alcanzar alguna forma de respuesta por el bien de la sociedad y por el bien de uno mismo. Siempre que vuelvo a dicho libro se me revela la imagen de ese contexto, de esa angustia personal y entonces entiendo por qué me atrae tanto.
Inteligencia colaborativa
Se puede aprender mucho de Francisco Miró Quesada, pero quisiera resaltar aquí su actitud: estar atento a la crisis, exigir al pensamiento y buscar reflexivamente una respuesta con la que se pueda aportar a la comprensión comunitaria. Evidentemente, no se trata de esperar una certeza definitiva, se trata más bien de asumir que con nuestras limitaciones y recursos, es lo mejor que podemos hacer. Hoy, en medio de esta crisis global, resulta tan aleccionadora dicha actitud. Como él nos enseñó, la actitud pesimista, la desidia o la inacción no son el camino. Se trata de sumar esfuerzos, de aprender a escuchar otras ideas y de crear esa inteligencia colaborativa.
Ahora más que nunca debemos ser conscientes de la necesidad de una respuesta más integradora; serán bienvenidos los números y las estadísticas, así como también las intuiciones y las reflexiones más comprensivas, se tratará de complementar las ciencias y las letras porque la crisis así lo amerita. Mas, habrá que humildemente aceptar que nuestras respuestas se irán mejorando en el camino, que la certeza no es lo que debemos esperar, sino que en esa inteligencia colaborativa caminamos con la incertidumbre, pero que tal situación no es una debilidad del pensamiento, sino su realidad. Como muy bien lo reconoció Miró Quesada, es lo limitado de la razón humana su principal parámetro y el motor de su lucha comunitaria.
* Richard Orozco es filósofo de Episteme-UNMSM