“Cada mañana en África, una gacela se despierta sabiendo que deberá correr más rápido que el león más veloz o será devorada. Cada mañana en África, un león se despierta sabiendo que debe correr más rápido que la gacela más lenta o morirá de hambre”. Este 2020, Netflix tuvo 34 nominaciones a los Globos de Oro, pero ganó solo en las categorías de mejor actriz de reparto, con Laura Dern (Historia de un matrimonio) y mejor actriz de serie dramática, con Olivia Colman (The Crown). Para los Óscar, que se entregarán el próximo domingo, Netflix tiene 24 nominaciones, entre las que destacan El irlandés (10), Historia de un matrimonio (6) y Los dos papas (3).
Ya en 2019 Netflix rompió todos los esquemas con Roma (película en blanco y negro, hablada en español y mixteco), que ganó como mejor película en lengua extranjera, mejor dirección y mejor fotografía, y originó un debate acerca de si las películas en streaming deberían participar en los Premios de la Academia.
Solo en el cine
¿Qué es lo que indican las reglas del Óscar? Para que una película sea elegible, además de cumplir con varios requisitos técnicos, debe haberse exhibido en un cine comercial en Los Ángeles, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre del año anterior a la premiación, por siete días consecutivos, y con, al menos, tres exhibiciones de pago por día y una exhibición diaria entre las 18:00 y 22:00. Las excepciones a esta regla son las categorías de mejor película internacional, que puede no haber sido exhibida en Los Ángeles ni Estados Unidos, y mejor cortometraje, que puede haber sido proyectado tanto en Los Ángeles como en Nueva York.
Así mismo, el estreno de la película debe realizarse en un cine y no por medios no cinematográficos como televisión abierta, cable, PPV (Pay Per View), VOD (Video On Demand), DVD, en aerolíneas o transmisión por internet. Entonces, ¿por qué Roma participó y ganó? Simple. Roma no se estrenó en Netflix, sino en el Festival Internacional de Cine de Venecia el 30 de agosto de 2018 y pasó al streaming el 14 de diciembre del mismo año —en paralelo a su exhibición en cines—.
Estas reglas, evidentemente, fueron creadas en una época en que se creía que la exhibición de películas seguía un orden inamovible: cine, TV y venta de ejemplares (DVD, Blu-ray).
Un nuevo orden
Netflix ha roto ese orden y cuestiona el statu quo al producir películas y series que otorgan mayor libertad a sus directores, como podemos apreciar en las tres horas y 29 minutos que dura El irlandés o en la propuesta de Roma. Netflix, como otras plataformas de streaming, tiene a su favor el conocimiento de las preferencias de sus espectadores. Es decir, apuesta a ganador. ¿El resultado? Muchas comedias románticas con Noah Centineo, nostálgicos regresos como el de Winona Ryder y Molly Ringwald, reboots como Perdidos en el espacio y Dinastía, y revivals como Gilmore Girls.
Entonces, ¿son las reglas de la Academia inamovibles? No, pueden cambiar para adaptarse a las realidades actuales, tal como han hecho con la categoría antes llamada mejor película en lengua extranjera y rebautizada ahora como mejor película internacional —algo lógico si más del 13 % de la población de Estados Unidos habla español—. Mientras tanto, Netflix seguirá estrenando sus películas en cines y exhibiendo en Los Ángeles, en paralelo al streaming, para competir en el Óscar.
La industria audiovisual está recibiendo un llamado urgente al cambio. Una anécdota bastante conocida grafica esto: en el 2000, una pequeña startup le propuso una alianza a una gran empresa del sector, y recibió un rotundo rechazo y algunas burlas. El nombre de la startup era Netflix y el de la gran compañía, Blockbuster.
Nuestro cuento africano deja una enseñanza clara para la industria audiovisual: “Cada mañana, cuando sale el sol, sin importar que seas un león o una gacela, será mejor que empieces a correr”.