Lucía Lijtmaer ( 1977 ) nació en Argentina, pero sus padres se exiliaron en Barcelona, donde creció y ejerció el periodismo cultural. Es escritora, gestora cultural y conduce el programa de radio Deforme Semanal Ideal Total junto con la humorista Isa Calderón: una conversación con mucho humor, referencias al cine, la cultura pop, el feminismo y la política. Mientras escribía Ofendiditos, Jair Bolsonaro era elegido presidente de Brasil y Vox, partido considerado de ultraderecha, conseguía 12 escaños en las elecciones andaluzas. “Este libro nace precisamente como respuesta a la ola ultraconservadora”, nos dice ella desde Madrid. “Ofendiditos es un término como snowflake (‘copo de nieve’) en Estados Unidos, que sustituye un poco el tradicional insulto misógino u homófobo con el que se caracteriza a aquel que es demasiado débil para formar parte del debate público, que se ofende por cualquier cosa, que es demasiado sensible y no tolera la discusión”. Así define la autora a quienes protestan y son ridiculizados: los “ofendiditos”.
También mencionas en el libro a las “neopuritanas”. ¿Cómo son definidas?
Es curioso porque los articulistas conservadores han hablado de un nuevo puritanismo, algo que no tiene nada que ver con la concepción religiosa del siglo XVII. La nuevas puritanas son laicas, pero tienen un nuevo tipo de dogma moral. Suelen ser caracterizadas como una turba, un enjambre difícil de definir, una masa que se organiza en red. Son también emocionales, irracionales, poco proclives al sexo y buscan imponer una nueva moral que nos infantiliza como sociedad. Es lo que dicen.
¿Crees que hubieras escrito este libro sin la existencia de las redes sociales?
Probablemente no lo habría escrito porque tampoco hubiera sentido que me exponía a discursos que no son los míos, sino que los veía en red. Hay muchas cosas que no habrían surgido si no fuera por las redes. Por supuesto, está el feminismo de base y de calle, pero la organización en red se ha vuelto fundamental para decir lo que nos pasa, cómo nos pasa, para la denuncia y para el activismo online —que no estaba antes, pero ahora es muy importante—, y también para leer cuál es la reacción conservadora, qué tipo de opinión se forma al respecto y qué tipo de ataques se lanzan desde lo ultraconservador. Creo que las redes han sido muy importantes, sobre todo, para diseminar ciertos términos que se usan y menciono en el libro.
¿El machismo en redes es el mismo de siempre o tiene alguna característica propia?
Lo que veo es machismo sin más: básico, agresivo, minusvalorador, violento. Sí creo que hay una cierta sofisticación, no tanto en el insulto, sino en la réplica ultraconservadora a los preceptos feministas: la negación de que haya violencia contra las mujeres, que sea específica contra las mujeres, la justificación de ciertas actitudes (que también sucede con los preceptos racistas). El nuevo fascismo tiene las características de los anteriores, pero se ha sofisticado para llegar a una nueva población. Por eso, se usan las redes sociales, porque el target es más específico.
Se tiene la sensación de que, si el insulto viene por redes, tiene menos valor o es menos importante.
Hay algo que polariza las redes, especialmente en Twitter. Pero también es importante —y lo destaco en el libro— tener en cuenta cómo, para algunas personas, ciertas agresiones son más importantes que otras. Hay muchas mujeres que opinan desde el feminismo, y que son constantemente amenazadas y violentadas en las redes sociales. Se debe pensar qué quiere decir eso. Una cosa es que ejerzas una opinión y otra, una amenaza. Las amenazas no pueden ser justificadas desde la libertad de expresión. Se está haciendo mucho “de la vista gorda” al respecto en un intento por negar que el ataque a las mujeres en redes también es violencia machista.
Una ensayista en la radio
Otros títulos: Lucía Lijtmaer es autora de Casi nada que ponerte y del ensayo pop Yo también soy una chica lista. También publica en el diario El País.
Pódcast deforme: Junto con la humorista Isa Calderón, realiza el programa Deforme Semanal Ideal Total, que se encuentra en Spotify y en YouTube. Además, se presentan en el teatro una vez al mes.