El éxito de Yma Súmac se gestó en la década de 1950, en Estados Unidos y Europa, en medio del glamour de Hollywood y la fascinación que causaba su singular voz. Ella era capaz de alcanzar registros vocales tan amplios —de cuatro a cinco octavas— que más allá de los purismos académicos, encandilaban a miles de personas que corrían a comprar sus discos en Los Ángeles, Nueva York o Londres, maravilladas, además, por la leyenda que se había tejido a su alrededor. Se decía que era la última descendiente de los incas, que su canto competía con el de las aves y que su timbre vocal era tan extraordinario que solo aparecía cada mil años.
Todas estas aseveraciones tenían, obviamente, un sentido comercial. Por esos años, se sabía que Zoila Augusta Emperatriz Chávarri del Castillo, su verdadero nombre, había nacido en Ichocán, Cajamarca, y se decía que por línea materna llevaba la misma sangre que Atahualpa. Sin embargo, en tiempos posteriores, se dio a conocer su partida de nacimiento registrada en el Callao, el 13 de setiembre de 1922. Lo más probable es que ella haya pasado su infancia entre Cajamarca, el Callao y Lima. Y es en la capital donde conoce, alrededor de 1938, al guitarrista y compositor ayacuchano Moisés Vivanco. Según testimonio recogido por la antropóloga Zoila Mendoza, en su libro Crear y sentir lo nuestro, Vivanco escuchó a Zoila Emperatriz tararear una canción en casa de un amigo y quedó deslumbrado por su voz. En poco tiempo, la novel cantante se transformó en Yma Súmac y guiada por Vivanco —quien pronto se convirtió en su esposo y mánager— pasó de las radios y escenarios locales a dar exitosos recitales en Argentina, Chile, Brasil y México. Después de una estancia en Lima, la pareja decidió partir a Estados Unidos. Ahí ella fue la estrella del sello Capitol Records. Fue la virgen del sol y la ñusta que le daba voz a los mágicos Andes en un momento en que la imagen de Machu Picchu comenzaba a ser irradiada como destino turístico.
Sus dos primeros álbumes, Voice of the Xtabay (1950) y Legend of the Sun Virgin (1952), no solo fueron éxitos de venta, sino que significaron la fusión de la música andina con otras tradiciones, en un producto híbrido amparado en su calidad interpretativa. Todo esto le hizo ganar críticos célebres como José María Arguedas, pero también públicos maravillados en distintos puntos del orbe.
Legado: publicaciones y concierto
“Yma Súmac es una figura descentrada de la cultura popular peruana, justamente porque su proyecto musical en algún punto no logró encajar con los criterios de la crítica periodística y cultural radicada en Lima, sobre todo. Cuando ella y Vivanco regresan en 1944 de una gira por Bolivia, Argentina y Brasil, se comienza a objetar su proyecto y se habla de mezclas que no corresponden al folclor puro. Durante su etapa norteamericana eso será más evidente. Digamos que la crítica peruana la rechazó, pero ella siempre gozó de popularidad”, dice el escritor Elton Honores, quien esta semana presentará el libro El pájaro que se transformó en mujer. Yma Súmac, la hija del sol, un ensayo con algunos tintes biográficos que busca esclarecer detalles de la vida de la cantante, sobre todo su periodo formativo, así como sus presentaciones en Lima de 1953 y 1959. “A mí me interesa verla —añade Honores— como una artista con un proyecto musical moderno, de vanguardia, que fue poco comprendido en su momento, pero que en el siglo XXI comienza a ser estudiado desde lo musical, con una valoración mucho más favorable”. Esto se evidenció en el reconocimiento oficial dado en 2006, dos años antes de su muerte, cuando una anciana Yma Súmac recibió la Orden El Sol del Perú y medallas y honores en la Municipalidad de Lima, en el antiguo INC, en la Cancillería y en la Universidad de San Marcos.
El comunicador y crítico musical Wili Jiménez Torres, quien el próximo sábado 10 de setiembre dará una charla sobre el legado de Yma Súmac en la feria Surco sobre Letras, destaca que ella y Vivanco dieron origen a un subgénero de música electrónica que denominaron ‘exótica’, con el que crearon “un universo propio y atemporal”. Después de la charla, habrá un concierto de la agrupación Crónica de Mendigos, cuya cantante y compositora Albania Sánchez López presentará también un homenaje a la diva.
Albania cuenta que creció escuchando los relatos de su abuela sobre la leyenda de Yma Súmac, y cuando estudiaba en la Universidad Nacional de Música, redescubrió su figura mientras buscaba referentes para afianzar su carrera. “Lo magnífico de su voz —dice—, opacó su legado más importante. Por supuesto, Vivanco hacía los arreglos, pero ella, al buscar sonoridades diferentes y experimentar con sus cuerdas vocales, fusionó géneros aparentemente irreconciliables, y eso la convirtió en una pionera de la música contemporánea”.
Por eso, más allá de su estrella en el Paseo de la Fama, de su participación en películas hollywoodenses y su construcción exótica de lo peruano, la presencia de Yma Súmac persiste en este postmoderno siglo XXI. Como bien apunta Jiménez Torres, “solo en lo que va de esta década, entre otras referencias, su música ha estado muy presente en Tik Tok, en series de Netflix, en el comercial del codiciado celular IPhone 12, en una película de James Bond, en un evento de las populares Rihanna y Cindy Crawford o en la revista Vogue, por su influencia en la moda”. Es el legado de una diva que se reinventa en una época en que brillan la performance y la fusión camaleónica, aspectos que ella encarnó con glamour y con una voz que rozaba lo extraordinario.
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