Indiana Jones es el arqueólogo más famoso del mundo. Un héroe hollywoodense con látigo, sombrero fedora y botas, muy hábil para encontrar tesoros y enfrentarse a sus enemigos. Sin embargo, en el Perú, el trabajo de los arqueólogos no tiene efectos especiales, es bastante más sobrio que un filme de Steven Spielberg y, claro, ni comparar los presupuestos. Nuestra figura paterna de la arqueología es el célebre Julio César Tello, médico y expedicionario que descubrió las culturas Chavín y Paracas. Es por su nacimiento que celebramos cada 11 de abril el Día del Arqueólogo; sin embargo, ¿cuánto sabemos de su discípula Rebeca Carrión Cachot? La primera arqueóloga peruana. Ella trabajó con Tello por más de 20 años, pero supo ser protagonista de su propia historia.
El culto al agua y las deidades
Rebeca Carrión es una pionera en diversos aspectos. Era una mujer en un mundo de hombres que no fue ajena al machismo de la época. Tuvo problemas económicos que le impedían mantener sus estudios, los mismos que pudo sortear ganando diversas becas gracias su inteligencia y perseverancia. Es la primera mujer catedrática, la primera mujer directora de los museos de Antropología y Arqueología de Magdalena Vieja y de Arqueología y Antropología de San Marcos (entre 1947 y 1955) y la primera en utilizar la técnica del Carbono 14 para determinar la antigüedad de un fardo funerario. Dedicó su vida a la investigación y conservación del pasado peruano hasta que falleció tempranamente a los 53 años en Guatemala.
Fue innovadora hasta en su visión de la arqueología. Se enfocó en el entendimiento e interpretación etnográfica de las sociedades antiguas, el culto al agua, las religiones, las deidades y los rituales. En sus publicaciones, además de la metodología científica, usa muchas referencias de la mitología andina, leyendas y crónicas. “Carrión Cachot anticipó estos avances etnográficos y señaló el camino de los estudios interdisciplinarios que hoy están en boga. Leerla no será solo redescubrir un espacio de la historia de las ciencias sociales, será también participar de la pasión que alimentó sus estudios”, escribió el historiador Luis Millones en el prólogo de la segunda edición del libro El culto al agua en el antiguo Perú (INC, 2005), publicado inicialmente en 1955.
“Hizo un libro que siempre me ha gustado leer: La religión en el antiguo Perú”, nos cuenta por teléfono la arqueóloga Ruth Shady. Shady resalta el valor de Carrión Cachot para la arqueología peruana. “Su trabajo es importante para comprender esa visión que tuvieron nuestras sociedades ancestrales. Ha aportado bastante para el conocimiento sobre el culto al agua del antiguo Perú. Vamos a entrar al cambio climático y el agua va a ser el recurso que más va a escasear y con ella los alimentos”, nos dice preocupada, pues este temor se incrementa con la situación actual de la pandemia. ¿Cómo enfrentaremos el futuro y la conservación de sus recursos naturales después del aislamiento? “Debemos reflexionar sobre el futuro y por ello es muy importante la arqueología”, agrega Shady. Es una ironía reconocer a través de los trabajos de investigación de Rebeca Carrión que el agua en el antiguo Perú era un recurso tan valorado que incluso se le regalaba ofrendas y ofrecía rituales; sin embargo, en el siglo XXI, sufrimos por su escasez, pésimo cuidado y mala distribución.
Respecto al agua, Rebeca Carrión escribió en el prólogo de uno de sus libros más citados, El culto al agua en el antiguo Perú, que el “propósito de este trabajo es presentar consideraciones generales sobre el culto al agua entre los antiguos peruanos —tema bastante conocido a través de valiosas investigaciones de destacados americanistas—; y, principalmente, ofrecer algunas de las enseñanzas obtenidas en el estudio de nuevos materiales arqueológicos y de las leyendas referentes a las concepciones indígenas sobre la producción de lluvias y la fertilización de la tierra”. Puso especial valor en el recipiente sagrado paccha “vinculado a la vida social y ceremonial del indio, y su uso difundido a través de los diversos períodos de su historia”. Era el símbolo de la diosa femenina Luna, se le vertía chicha o agua y se colocaba al pie de la deidad para obtener de la tierra una buena producción.
Para Ruth Shady son importantes los aportes de Carrión sobre el rol de la mujer en la sociedad, como se puede encontrar en el libro de Carrión La mujer y el niño en el antiguo Perú; así como los aspectos relacionados con la indumentaria en la cultura Paracas, investigación que publicó en La indumentaria de la antigua cultura Paracas, su tesis de doctorado aprobada con “aclamación”, un mérito pocas veces visto. “Para la época ––refuerza Shady–– es sorprendente cómo Tello y ella tuvieron la visión de la arqueología de interpretación social y no de exposición de materiales, eso es lo que la arqueología actualmente debe hacer”. Aunque trabajaron mucho tiempo juntos y con objetivos en común como la creación de museos y la difusión masiva de sus investigaciones (Carrión publicaba constantemente en diarios de circulación nacional, como este), ella supo crear su propio camino y destacar en su propio campo.
El pronto final de sus días
Aunque se conoce que Rebeca Carrión se casó con el arqueólogo y etnólogo Suizo Rafael Girard con quien se fue a vivir a Guatemala, en el artículo “Rebeca Carrión Cachot, la primera arqueóloga y la primera mujer en asumir la cátedra en la universidad” de Efraín Núñez se revela, en palabras de Luis Alberto Sánchez, una penosa versión del porqué la arqueóloga decidió dejar el país que tanto amó: “Sobre esto, Luis Alberto Sánchez nos dice lo siguiente: ‘Al ocurrir el fallecimiento de Tello, [Rebeca Carrión] ganó la cátedra de Arqueología. Mucho más tarde la encontré en Chile. Rebeca conservaba su aire infantil. Me anunció que se iba a casar, que radicaría en Guatemala, que en Lima le hacían la existencia imposible. Lamentablemente, Raúl Porras, siempre tan apasionado, formaba parte del grupo que hostilizaba a Rebeca’”, refiere el artículo de Núñez.
Además de sus aportes a la historia y arqueología peruana no se le puede quitar el mérito de resistir a las adversidades que sufrió por ser mujer: “La doctora Carrión es un claro ejemplo de los vientos nuevos y viejos que soplaron en la universidad (San Marcos) después de la reforma de 1919, son los años 20 del siglo XX en los que las mujeres iban conquistando un lugar en la vida pública, no sin enfrentarse a los valores de la época que relegaba a la mujer al ambiente doméstico. Cuando en 1917 ingresó a la universidad la doctora Carrión fue apenas una de las tres mujeres matriculadas en la Facultad de Letras junto a un centenar de varones”, agrega Núñez en su investigación.
Al poco tiempo de su partida a Guatemala, Rebeca Carrión falleció sorpresivamente, dejando investigaciones inéditas y privándonos de mucho más conocimiento de nuestra historia.
Reflexión
El rol de la arqueología, según Ruth Shady:
“La arqueología tiene el significativo rol de investigar y recuperar información sobre la historia social, no de presentar únicamente sitios arqueológicos o materiales en los museos; sino, lo que está detrás de esta materialidad: organización social, económica, política, religiosas e ideológica, para comprender mejor cómo se manejó este territorio que es tan diverso, con culturas e idiomas diferentes, desarrollos distintos, y, sin embargo, integrado por un idioma como el quechua o aymara en la parte sur. A pesar de la gran diversidad de idiomas que hubo en el territorio se integraron con una lengua de relación e intercambiando la visión de no apoderarse de lo del otro sino, por el contrario, de contribuir. Esta ideología le interesó mucho a Rebeca Carrión”.
Más datos sobre Rebeca Carrión Cachot
- El primer curso que dictó como catedrática fue Arte Precolombino en 1931
- En 1949, en el Museo de Nueva York, realiza frente a la prensa estadounidense, el primer desenfardelamiento de una momia de Paracas. Un suceso que causó la atención mundial.
- Sus restos fueron repatriados para ser sepultados en el cementerio El Ángel
- Su padre fue el coronel Pedro José Carrión, héroe de la guerra con Chile, y su madre fue doña Isabel Cachot, de profesión concertista y compositora.
- Fue alumna de la educadora peruana Elvira García y García, quien la guió por el camino intelectual
- Trabajó con Julio César Tello en el Museo de Arqueología Peruana hasta 1930, pues renunció solidarizándose con él tras su destitución por el gobierno de Sánchez Cerro.
- También publicó los libros La cultura Chavín. Dos nuevas colonias: Kuntur Wasi y Ancón (1948) y Paracas: cultural elements (1949).
- Tras su fallecimiento dejó trabajos inéditos como “Civilización Chavín”, “La navegación en el litoral del antiguo Perú” y “La agricultura en el período Chavín”.
Fuente: Biografía de Rebeca Carrión de la página web de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (shorturl.at/euyNT)