Perú-Petro se encuentra finiquitando la entrega de los campos petroleros más suculentos de Talara a la estatal Petro-Perú: los lotes VI, Z-69 y I, cuyos contratos vencen este año.
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Perú-Petro se encuentra finiquitando la entrega de los campos petroleros más suculentos de Talara a la estatal Petro-Perú: los lotes VI, Z-69 y I, cuyos contratos vencen este año.
Esta pretensión ha provocado un enérgico comunicado de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), el cual señala que “se desconoce cual es el sustento técnico, económico y legal” de dicha medida. Al respecto, conversamos con Luis Fernández, ex gerente de contratación de Perú-Petro para que nos explique la base técnica de la iniciativa gubernamental.
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— Perú-Petro está negociando el ingreso de Petro-Perú a los lotes I, VI y Z-69 de Talara. ¿Cómo piensan justificarlo?
No hay ninguna justificación técnica ni económica para que Perú-Petro negocie los lotes de Talara con Petro-Perú. Negociar directamente un lote en el que hay más de un interesado requiere de un informe que lo justifique y no veo quien pueda sustentar algo así, más aún con los resultados de la última licitación.
— ¿Se refiere a la licitación de los lotes V y VII?
Sí. Será muy difícil que Perú-Petro justifique una negociación directa con Petro-Perú después del éxito de esa licitación, especialmente, sabiendo que hay empresas privadas interesadas. Una negociación directa con Petro-Perú perjudicará a los lotes de Talara y a las regiones productoras porque los planes de trabajo que se acuerden estarán muy cercanos al mínimo requerido en la línea base.
— ¿Cómo afectará a las regiones productoras?
Si se invierte menos, habrá menos puestos de trabajo y menos movimiento económico en las regiones. Todo será menor. La producción crecerá menos y, por ende, también las regalías y el canon. Eso porque estaríamos asignando lotes (petroleros) a través de un proceso de negociación directa que no genera competencia.
— ¿La última licitación sí generó competencia? ¿Por eso señala que fue exitosa?
Fue exitosa porque las ofertas que se recibieron fueron entre tres y cuatro veces mayores a las exigencias mínimas planteadas en las bases. Perú-Petro pidió cuatro pozos de desarrollo para el lote V, pero Petromont ofreció 20. También pidió 35 pozos para el lote VI, pero Olympic ofreció 89.
— ¿Entonces, la licitación pone la valla muy alta para las negociaciones entre Perú-Petro y Petro-Perú?
Debería, porque en una negociación directa el concepto es diferente. En este caso Perú-Petro establece una línea base y empieza a negociar un poco por encima de ella en el entendimiento de que el postor tenderá a acercarse hacia la línea base. Cuando hay más de un interesado, en cambio, Perú-Petro establece una línea base, similar en exigencias, y pone a competir a todos para ver quien presenta la oferta más alta. Se compite hacia arriba.
— ¿Lo ideal sería, entonces, lanzar una licitación?
La negociación es el último recurso cuando no hay postores, pero en este caso sí los hay. Lo que deberíamos hacer, si sabemos que hay varios postores interesados, es poner una línea base y que compitan todos, incluyendo a Petro-Perú, como postor o como socio, como lo intentó hacer con los lotes III y IV (en 2014).
— ¿Petro-Perú podría participar?
Si la estatal dice que está lista para operar esos lotes que participe y que ponga su oferta o que acceda a una participación que también podría ser materia de concurso.
— ¿Qué lotes deberían licitarse? ¿Todos?
Los que faltan son los lotes I y VI, ambos en tierra, los cuales vencen este año. Y el Z-2B (reconfigurado como Z-69) en el off-shore. Los dos de tierra son los que deberían ir a una licitación. Y a eso súmale el lote X, también en tierra, que vence en el 2024, y que es el más importante, el más grande y el que tiene más potencial.
— ¿Qué otra opción hay? ¿Una licitación apresurada?
No creo que sea una licitación apresurada. La licitación de los lotes I, VI y X está casi armada desde el 2022. Sólo se ha detenido. Lo único que debe hacer Perú-Petro es tomar la decisión de continuar con ella porque la evaluación de los lotes y el diseño de los programas mínimos de trabajo, que es lo que más demora, ya está hecho. Las bases también deben están terminadas y no deben ser muy distintas a las de esta última licitación.
— ¿Cuánto tiempo tardaría lanzar una nueva licitación?
Si se toma la decisión hoy, se necesitarán entre 45 y 60 días para lanzar la licitación, tres meses para que los postores hagan su análisis y otros tres meses para armar los expedientes y el trámite del decreto supremo y la suscripción de los contratos. Hablamos, en mi opinión, de unos seis meses. Lo único que hace falta es ampliar por ese lapso contratos de los lotes que están por expirar. Esa negociación directa con los actuales operadores sí es fácil de sustentar.
— ¿Para ello hace falta un decreto supremo?
Absolutamente nada. Peru-Petro tiene todas las facultades para extender la permanencia de los actuales operadores para hacer una licitación. Y a los operadores solo les exigirá que mantengan el campo y la producción durante ese lapso. La licitación podría lanzarse de inmediato para que se suscriban los contratos en mayo de 2024, que es cuando vence el contrato del lote X. Y allí Perú-Petro entregaría todos los lotes: el X, el I y el VI.
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