Contra el consenso. Leonardo Suárez, economista jefe y director de estudios de Larrain Vial, repite varias veces la frase al lanzar sus proyecciones. Sabe que piensa diferente al resto del mercado.
— La atención del sector financiero está puesta en varios eventos: las decisiones de la FED, la posible salida de Reino Unido de la UE, las tasas negativas en Europa y Japón. ¿Cuál es su ránking de riesgos?
Para el Perú y Chile, el principal riesgo es China, tanto en términos de potencial de subida de los mercados como de caída. China cambió un poco su patrón de crecimiento, de una economía focalizada en la inversión a una orientada al consumo. Creo que eso terminó el año pasado o, por lo menos, se redujo el énfasis en el consumo. La inversión podría tomar este año una dinámica mayor a la que espera el consenso de analistas. Creo que este año [la inversión fija] puede crecer 4%, lo que sería muy bueno para el mercado del cobre del zinc y del hierro.
— ¿Qué lo lleva a pensar que se dará este dinamismo?
Hay algunos indicadores líderes [que apuntan a ello], así como indicadores financieros: la renovada debilidad del dólar en el mundo, los agregados monetarios en China y [el alza de] el oro. Son varios indicadores que apuntan a que, de mediados de año en adelante, habrá una recuperación de la inversión fija en China. También se anunció un plan de infraestructura por US$700.000 millones. Hay que esperar que se ejecute.
— Es una visión particular.
Es contra el consenso. La planteé en febrero con el cobre a US$2 por libra. De ahí se fue a US$2,30 y ahora está alrededor de US$2,10. Son las volatilidades propias [del mercado], pero creo que lo vamos a ver cerca de US$2,70 en algún momento del año. Es un pronóstico basado en un seguimiento de China de los últimos 13 años y del cobre en los últimos 19 años.
La oferta de cobre está muy restringida. Después del proyecto Las Bambas ya casi no hay nada en el mundo. No estamos viendo lo que ocurrió con la crisis asiática, que coincidió con un tremendo shock de oferta de cobre desde América Latina a finales de los noventa e inicios de la década de los 2000. Ocurre lo contrario, con paralizaciones de proyectos. No solo Conga o Tía María, también en África. Si el [alza del] cobre no parte entre el segundo semestre de este año y el primero del 2017, lo hará a finales de la década.
— ¿La BVL ya anticipó esto?
Gran parte del alza ya se dio, pero puede correr un poco más. Otro gran tema ahí es [la decisión de] MSCI. El anuncio de hace unos días [de mantener a Southern Copper como acción peruana] lleva a otro pronóstico: el Perú no va a pasar a mercado frontera. El volumen transado y la liquidez son procíclicos. No termino de entender que MSCI no se haga cargo de este tema. Si pusieras a un computador a cargo de tomar la decisión, sí, el Perú debería salir del índice de mercados emergentes. Pero para algo existen las personas, el criterio. Y esta es la primera vez que ocurrió. No quiero acusarlos de descriteriados, pero estoy cerca.
— Sumando todas las piezas que comenta, su mirada de la economía peruana sería más favorable que la del consenso.
Por supuesto. Anticipo que el segundo semestre será bastante mejor que el primero por el impulso de China. Por cierto, no te estoy diciendo que la inversión en China va a crecer significativamente de nuevo a tasas de dos dígitos, sino que no lo hará a 1% como el año pasado. A ese ritmo, que es el escenario que tiene descontado la mayoría, el mercado de cobre permanece superavitario. Lo que yo creo es que va a haber equilibrio este año y déficit el próximo, explicado también por disrupciones en la oferta. Pero esta es una visión de corto plazo, no significa que sea permanente.
— ¿Por qué?
Los gobernantes en China han diferido los riesgos de una crisis financiera. Es un país de apenas US$7.500 de PBI per cápita, pero su deuda corporativa es un 170% del producto, la segunda más grande del mundo después de España. Hay una burbuja crediticia inmobiliaria significativa y tiene rigidez cambiaria. Es decir, todas las condiciones para detonar una crisis. Es una bomba de tiempo, pero hasta ahora la han podido controlar.
— Si la bomba de tiempo de China termina por explotar, ¿qué tan preparados estamos?
El Perú tiene unas cuentas fiscales relativamente bien armadas. Pero si viene un shock como el que estamos hablando, será exponencialmente mayor al de la crisis asiática. Los hacedores de política económica podrán mitigar el impacto, pero no evitarlo. Lo que habrá será una recesión global, explotará la burbuja financiera y crediticia, y varias compañías del mundo emergente caerán en default. En una situación como esa, el sol se irá a entre S/5 y S/6 por dólar.
Sin embargo, por ahora, ese es mi escenario alternativo. He reducido la probabilidad de que ocurra del 20% al 10%, pero todavía existe. Le doy 55% al escenario positivo que te he descrito anteriormente y 35% al escenario de consenso, en el que el consumo crece más que la inversión en China y la inversión fija crece solo 1%, lo que mantendría al cobre en alrededor de US$2 o US$2,10 por libra.
— ¿Las compañías peruanas han hecho la tarea para enfrentar una devaluación de esa magnitud en caso ocurra una crisis en China?
La depreciación cambiaria es contractiva para las empresas vinculadas a la demanda interna. El 30% de los activos bancarios todavía está dolarizado y se lo prestan a compañías locales. Creo que se ha hecho un ajuste, pero aún hay empresas que están endeudadas, como Aje, Camposol o InRetail. Hay otras que se metieron en derivados cambiarios. No hay una cultura de estar expuestos a la depreciación y todos han manejado la situación confiando en que el BCR va a acotar las fluctuaciones cambiarias. Cuando compraba dólares, el BCR adquirió US$24.000 mlls. y ahora, con la depreciación, vendió US$13.000 mlls. Igual tienes US$60.000 mlls. en caja, más del 30% del producto. No digo que eso sea bueno, pero es la opción del BCR. Los bancos centrales de Chile y Colombia dejan flotar la moneda más libremente.