Luego de anunciar en Washington que el Perú será la sede de las reuniones que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en octubre, el titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Alonso Segura, habló fuerte y claro sobre el manejo y el futuro económico del país en un contexto de débil crecimiento en América Latina.
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El BM ha dicho que el crecimiento de América Latina converge hacia tasas de crecimiento potencial menores; para el caso peruano, de alrededor de 4,5%. ¿Qué implicancias tiene un crecimiento igual o menor a 4,5% sobre el objetivo de reducir la pobreza?
Necesitamos una dosis de realidad en el Perú. El mundo, en general, y América Latina, en particular, no pueden tener las tasas de crecimiento que tuvieron en el pasado. La región creció entre el 2006 y el 2011 por encima del 4%, y la proyección del FMI la acaba de reducir para este año por debajo del 0,9%. Y te aseguro que en cuatro o cinco meses la van a volver a bajar.
Sin embargo, por debajo de 4% y por debajo de 3% también vas a reducir pobreza. No hay una regla de tres inmediata entre lo que es crecimiento y tasa de reducción de pobreza. En la medida en que haya una agenda de inclusión social focalizada,
va a permitir además que se siga reduciendo la pobreza extrema y rural, posiblemente de manera más rápida.
El presidente Humala dijo que el crecimiento no necesariamente resuelve los problemas del país. ¿No hay un riesgo de creer que el camino son los programas sociales y no el crecimiento?
Lo que pasa es que están leyendo mal al presidente y ahí fíjate lo que ha dicho. Lo que él ha dicho es que el crecimiento no es suficiente. Él no ha dicho que es el único camino para solucionar el problema.
Tú tienes la causalidad del crecimiento hacia la inclusión, pero hay otra causalidad que es la de incluir para crecer, a la que no se le había dado importancia. Y es importante, sobre todo para ciertos segmentos vulnerables, no para los grandes promedios.
Pero más importante que las declaraciones es el sentido de las políticas. Esto es clarísimo, ¿acaso se han comprometido las políticas que impulsan el crecimiento con los programas sociales?
No, todo lo contrario, hemos sido un gobierno que ha hecho bastantes más iniciativas y reformas que gobiernos previos para impulsar el crecimiento.
La reforma educativa y las reformas del sector público, por ejemplo. Es más, otros gobiernos antes petardearon el sector público, por eso tenemos serios problemas de gestión. Tú has estado en el sector público, estarás de acuerdo conmigo en que ese tipo de políticas no se fortalecían antes, o me equivoco...
Bueno sí, yo estuve en el sector público y salí, precisamente, porque creo que el Estado no funciona bien.
Claro. Es porque tiene que invertir y eso es lo que estamos haciendo. Entonces, se está trabajando en una agenda de mediano plazo. Pero eso no implica que te olvides de los más pobres.
Pero, salvo en el tema educativo, en los puntos relacionados con el sector pesca y energía, se nota que hay idas y venidas de política económica dentro del gobierno.
No hay, pero si hubiera, tampoco es malo. Uno puede implementar una medida y darse cuenta de que no se dan los resultados o se equivocó y está bien que se corrija. Pero para mí han sido afinamientos dentro de una línea de política.
En el caso de pesca ha sido así. En el caso de Petro-Perú, la ley de modernización lo facultaba a hacer todo. Aquí lo que hicimos es hacer que el proyecto de modernización de la refinería de Talara no peligre. Esto significa que si hay proyectos de ‘upstream’ que cumplan los requisitos de ley, se llevarán a cabo. Pero aquí no hay nada taxativo que impida a la empresa a hacer esto u otro. Acuérdate de que esto que faculta a Petro-Perú a hacer todo viene de Toledo o de Alan García. De nuevo, hay que poner las cosas en perspectiva.
Volviendo al tema social, ¿cuánto del presupuesto se destina a estos programas y cómo se mide, si se hace, su impacto?
Depende de la definición del gasto social. Hay una definición de gasto social en el Marco Macroeconómico Multianual y este ha crecido como 50%. Pero si se refiere al presupuesto que reciben ciertos programas sociales específicos, todos están bordeando algo menos de los S/.5.000 millones. Pero muy importante: no se
han cambiado los criterios de focalización. Los programas sociales atienden a distritos
con más de 40% de pobreza y las transferencias están condicionadas a que los beneficiarios cumplan condiciones como participar en chequeos médicos, llevar a los niños al colegio, entre otras. Todos los programas sociales miden su efectividad.
Me sorprende que se diga que sí se evalúan estos programas cuando algunos de
ellos, por su propia naturaleza, recién se podrían evaluar si tuvieron los resultados esperados en algunos años más. Por ejemplo, los becarios de
Beca 18 todavía están estudiando.
Sí, pero los impactos igual los vas midiendo. Pero estoy de acuerdo contigo. Vas a ver un resultado más claro de algunos de estos programas en una ventana más larga, lo cual no significa que estés preocupado por evitar filtraciones y buscar resultados. Y qué bueno que mencionas educación. No entendería cómo podría haber alguien en el país que podría criticar las políticas educativas implementadas por este gobierno, pero aun así las critican, me parece increíble.
Aquí hay que separar la paja del trigo. ¿Por qué no hicieron programas redistributivos
focalizados en las épocas de ‘boom’ de manera más decidida? Porque lo cierto es que el crecimiento te saca los grandes promedios, pero no entra en los segmentos más vulnerables. Evidentemente, en un entorno de crecimiento regional más bajo, eso te destapa las vulnerabilidades. Yo creo que, en el Perú, la gran ventaja que tenemos es que hemos podido desplegar estos programas justo a tiempo, vamos a empezar a ver que se defienden estos sectores más vulnerables en términos de pobreza extrema o pobreza rural, que es fundamental. Si no los tuviéramos, ahí sí estaríamos hablando de subidas en pobreza o pobreza extrema o rural. Entonces, estos programas son importantes mitigadores y los vamos a ver en el tiempo.
Me da la impresión de que usted tiene la visión de que todo el éxito económico del gobierno anterior fue pura suerte.
No creo que haya sido pura suerte. Aunque suerte hubo, definitivamente. En verdad,
mucha suerte no solo para el Perú, sino para la región en general. Yo creo que se pudieron hacer más cosas, esos tiempos de bonanza se pudieron utilizar para introducir reformas estructurales. Pero esto no significa que el gobierno anterior haya tenido un mal manejo económico, siempre lo he dicho. El Perú tiene una fortaleza macroeconómica que se debe a los gobiernos de los últimos 20 años, incluidos
el gobierno pasado y este. Mi llamado siempre ha sido para que saquemos la economía de la discusión política. Cuando uno escucha las críticas, pareciera que ahora la política económica del Perú es catastrófica y no lo es. Es una buena política económica, igual que la del gobierno pasado.
Está pidiendo al Congreso elevar el déficit fiscal, ¿pero cómo garantizamos que, efectivamente, ese dinero se gaste?
En el Perú se sigue diciendo que la política fiscal es ineficaz. El año pasado, el impulso fiscal fue 0,8% del PBI, igual que en el 2009, cuando tuvimos esa crisis muy corta y de la cual salimos –la verdad sea dicha– gracias a lo que pasó en el mundo:
la subida del precio del cobre en 50% y la del precio del oro en 30%. Ojalá tuviéramos esa suerte ahora, pero lo dudo.
¿Y qué le ha respondido el Congreso de la República?
Tenemos ahora un Congreso que dice “metan medidas de austeridad en ese proyecto de ley”. ¿Medidas de austeridad para el 2015? Yo no sé en qué cabeza cabe solicitar cosas de esa naturaleza. Yo creo que se tiene que entender que estamos dando un soporte a la recuperación de la economía. De otro lado, y eso es importante, tenerlo en cuenta: el sector público nunca va a contrapesar la actividad privada.
El crecimiento del Perú ha estado dado por el crecimiento de la inversión privada y esto ha retroalimentado el consumo privado.
Pero la inversión privada y el consumo se han desacelerado también...
No se ha reducido sustantivamente, solo ha caído marginalmente el año pasado. No es que ha sido sustantivo, pero está cayendo en toda América Latina.
América Latina tiene un crecimiento de inversión más o menos cercano a 0% y en muchos países incluso cayendo. Yo creo que en la medida en que la inversión privada se estabilice, el Perú va a crecer cerca de 4% y en el 2016 más. Este el objetivo, pero para eso necesitamos estabilizar expectativas.
Se dice mucho en el FMI y BM que las políticas macroeconómicas fiscales han alcanzado un límite para impulsar el crecimiento económico.
Tenemos que capitalizar el sector público y darnos cuenta de que tenemos que implementar ciertas reformas, laborales incluidas, si queremos ver en 10 años al Perú siendo reconocido como lo es hoy en día. Hay ciertas reformas que no puedes voltear
y decir no las veo. Cuando tienes viento fuerte a favor, puedes enmascarar muchas cosas. Por eso ahora tenemos que pensar en hacer reformas. Varias las hemos implementado en este gobierno y están en etapa de despliegue.
Esperamos que se vuelvan políticas de Estado y el siguiente gobierno las continúe.
Pero hay otras donde no hemos tenido éxito, como la laboral, por ejemplo, y esta es fundamental. El siguiente gobierno no va a poder mirar de costado. Estos mismos congresistas que le dieron la espalda [a la ley de reforma del empleo juvenil] van a tener que sentarse, si alguno de ellos es gobierno y lidiar con este tema. Pero lo
bueno es que tenemos ciertas fortalezas que permiten que el Perú se sostenga y sea el que más crezca, aunque con otros niveles.