La confianza de las familias limeñas sobre su capacidad de gasto y situación económica no ha logrado recuperarse después de dos años de pandemia. Así lo revela el Índice de Confianza del Consumidor (Indicca) para Lima Metropolitana de Ipsos y Apoyo Consultoría.
Para enero, dicho indicador se ubicó en 39 puntos, un nivel similar al observado durante la primera mitad del 2020 cuando se cerraron las actividades económicas producto de la primera ola de contagios producidos por el COVID-19.
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Además, el resultado de enero completa dos años desde que el índice de confianza del consumidor ingresó al tramo pesimista –por debajo de 50 puntos– en enero del 2020.
El deterioro reflejado en el Indicca está en línea con la actual percepción de los hogares sobre su situación económica, según explica Santiago Arámbulo, coordinador de análisis macroeconómico del Servicio de Asesoría Empresarial (SAE) de Apoyo Consultoría. “En particular, en enero, el 48% de las familias limeñas afirmó que su situación económica había empeorado y solo el 12% dijo que había mejorado”, explicó.
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Es así que la brecha pasó de 21 puntos en octubre del 2021 a 36 puntos en enero. Dicha brecha es más profunda en regiones del oriente, donde se ubicó en 42 puntos, y en las regiones del centro del país, donde fue de 38 puntos.
Ingresos e inflación
La respuesta a la percepción pesimista de las familias radica en que, pese a que los empleos han mostrado cierta recuperación, los salarios ajustados a la inflación aún siguen golpeados. Según el INEI, al cuarto y último trimestre del 2021, el ingreso laboral promedio ajustado a la inflación era de S/1.121, nivel que solo es comparable con lo observado en el cuarto trimestre del 2010 –hace diez años– cuando fue de S/1.101.
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Para Jose Carlos Saavedra, socio y economista principal de Apoyo Consultoría, este es un escenario que no se corrige elevando la remuneración mínima vital. “Los efectos son acotados y contraproducentes. Al subir el salario mínimo, hay más puestos de trabajo que no pueden ser formales porque no pueden superar la valla del salario mínimo”, dijo.
Para revertir este escenario, Saavedra recuerda que la evidencia demuestra que ante un mayor aumento del empleo formal, los salarios mejoran. “Esto solo se logra con un robusto crecimiento de la inversión privada y un marco promotor de la inversión”, acotó.
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