Lejos de la buena noticia que puede llegar a representar una nueva contratación para las empresas, en ocasiones sucede todo lo contrario, no solo porque el ansiado ‘jale’ no termina de convencer, sino porque sus aptitudes para el puesto distan mucho del perfil requerido para el empleo, con lo que su aporte no llega a materializarse.
Pero más allá de no colmar las expectativas de quienes lo contrataron, su presencia en la empresa representa un importante costo económico. Y es que según un reciente análisis de DNA Human Capital, en el caso de los ejecutivos de alto mando el costo de realizar una mala contratación para una compañía es de casi 10 veces el salario mensual que recibe quien fue contratado.
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CUENTAS CLARAS
Para llegar a dicha conclusión la consultora consideró los costos que asume la empresa para la etapa de entrenamiento para el empleo durante un período de seis meses, tiempo que en promedio demanda la adaptación de un ejecutivo de mediana y alta gerencia para un nuevo cargo.
“Si consideramos para un profesional de mediana y alta gerencia un sueldo bruto de S/.25.000 y que un 20% de su salario se destina a su entrenamiento, llegamos a un costo promedio de 10 salarios mensuales”, refiere el estudio.
Y es que a ello se le suman los costos intangibles que se derivarán de la mala contratación como el no tener un líder coordinando el trabajo, la paralización de los proyectos que no avanzarán, la desmotivación dentro del equipo y la ansiedad que se genera en algunos ejecutivos que piensan que ellos podrían asumir esa posición.
RAZONES DE PESO
Para DNA Human Capital, una mala contratación puede estar determinada por diversos factores, pero en general para las posiciones de mediana y alta gerencia, dicha situación se produce porque no hay compatibilidad entre el profesional contratado y la cultura de la compañía.
“Toda empresa tiene su propia forma de trabajar, de comunicarse, de posicionarse frente al mercado y sus empleados, lo que la hace única y distinta. Eso es lo que se conoce como cultura organizacional y si el profesional contratado no tiene afinidad cultural con la organización, seguramente será una contratación fallida”, refiere el análisis.