El Gobierno ha indicado que el inicio de clases presenciales no se dará sino hasta el 4 de mayo y que, además, este será progresivo. El actual jefe de Prácticas Globales de Educación para el Banco Mundial y exministro de Educación, Jaime Saavedra, evalúa la situación y las medidas tomadas en el Perú.
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¿Cuánto tiempo podría soportar la postergación de clases presenciales sin poner en riesgo el año escolar?
Te respondo desde un punto de vista global. Ahorita estamos viviendo la crisis más grave que hemos visto en educación en muchísimas décadas. Tienes 172 países con sistemas educativos cerrados. La mayor parte con sistemas completamente cerrados, tanto en educación básica como educación superior. Tenes al 85% de alumnos fuera del aula, más de 1.600 millones de chicos, niños y jóvenes. Casi el 100% de alumnos en educación terciaria han paralizado clases presenciales. Lamentablemente, esta no es una crisis que en dos semanas se resuelve y los chicos regresan a la escuela, cosa que uno podría recuperar sin muchos problemas. Es una crisis que tiene mucha incertidumbre en todo el mundo, por supuesto también en el Perú. Y ese regreso no va a ser uno en el cual todo será como antes. Dada la incertidumbre, en los países en los que ya se están abriendo las escuelas esto viene ocurriendo parcialmente, con tours más reducidos, menos chicos por aula, y ha habido mucho cuidado desde el punto de vista sanitario sobre las precauciones que hay que tener. Entonces, va a ser un proceso el momento en que podamos volver a la escuela.
Tenemos mala infraestructura, colegios sin agua, ¿Cómo se retoman las clases presencial cumpliendo con el distanciamiento social en estas condiciones?
En todos los países en los que se está empezando a trabajar planes de regreso a la escuela, estos tienen que ver mucho con el lado sanitario: testeo a los mismos maestros o asegurarse de que existan las condiciones sanitarias necesarias. En el Perú, como en todos los países de ingresos medios, hay escuelas que tienen todas las facilidades y otras que no. Entonces, se va a tener que invertir mucho en eso para asegurar un regreso seguro al proceso educativo. También es importante el regreso a la escuela porque en el Perú, como en muchos otros países, la alimentación escolar es un elemento sustancial del proceso educativo. Y eso hay que retomar. Ahora, ¿cuál es el impacto que todo esto va a tener? Eso dependerá mucho de qué tan exitoso puedan ser los países en tratar de compensar por esta interrupción en el año escolar a través de la educación remota. Ese elemento es clave para poder perder lo menos posible. Esta interrupción va a implicar una pérdida de aprendizajes y obviamente debemos tener mucho cuidado de que no implique un aumento en las tasas de deserción. Pero todo eso va a depender mucho de las respuestas de política.
¿Hacia dónde deberían apuntar las inversiones en el sector Educación una vez controlada la pandemia?
Lo que más preocupa de un shock de este tipo en todo el mundo, inclusive en los países ricos, es que el impacto que puede tener sobre la desigualdad puede ser muy grande. En el mundo no estábamos partiendo de una buena base y ya estábamos viviendo una crisis de aprendizaje. En los países de ingresos pobres e ingresos medios, el 53% de chicos no podía leer y entender un texto simple a los diez años, lo que muestra una deficiencia en el sistema escolar antes de la crisis. Además, teníamos también una desigualdad de oportunidades muy grande. En todos los países, incluyendo el Perú, teníamos chicos en escuelas de excelente calidad y otros chicos que no. Entonces, partiendo de esa base, justamente una de las cosas que preocupa es que esa desigualdad de oportunidades pueda incrementarse. ¿Y por qué se puede incrementar? Porque los mecanismos de manejo de una crisis son mejores y de mayor calidad para un chico en una familia de más recursos que para uno con menos recursos. Tiene un sitio donde trabajar, buena alimentación, puede tener una computadora, acceso a Internet, padres que pueden estar detrás para ayudarlo. Obviamente en el otro extremo tienes chicos que están totalmente desconectados del mundo virtual y que pueden vivir en un lugar hacinado, sin un espacio para trabajar y pocos libros en casa. Entonces, un shock de este tipo puede potenciar esas desigualdades. Por eso la importancia de estos mecanismos de educación remota que se han implementado en ya varios países, incluyendo el Perú, en el que, correctamente creo yo, se ha enfatizado no solamente esta educación a distancia y virtual, sino que se ha dado mucha importancia a la televisión y la radio para llegar a la mayor cantidad posible de chicos.
¿Pero hasta qué punto estas alternativas (radio, TV e Internet) pueden reemplazar las clases presenciales?
Nunca van a reemplazar completamente a la escuela. Lo que estamos haciendo son mecanismos compensatorios. Y estos mecanismos deben ser lo más eficaces posibles y tenemos que lograr llegar con ellos no solamente a los chicos que tienen recursos y acceso a recursos en línea sino a todos. Por eso la importancia de estos mecanismos multiplataforma, como está utilizando el Perú. Las plataformas que utiliza el ministerio yo creo que están bien diseñadas, pero hay que complementarlas con mensajes de texto, con redes sociales. Mensajes que le lleguen a los maestros y a los padres de familia para orientar a los chicos para que puedan utilizar mejor estos recursos. Pero esto no está reemplazando a la experiencia escolar. Yo creo que esto es algo muy importante y algo que vamos a poder entender mejor: la escuela es una experiencia académica pero también una experiencia de vida, de interacción entre el maestro y el niño y entre el chico y sus compañeros. Esta experiencia escolar nunca la vamos a reemplazar por recursos en línea nada más, aunque todo el Perú estuviera interconectado y aunque todos los chicos tuvieran acceso a Internet. Siempre ha habido esta fantasía de que, con el Internet, con mejores aplicaciones, los chicos son muy hábiles ahora y pueden conectarse a una laptop y utilizar todos los recursos en línea [por lo que] ya no se necesitan al profesor. Ha habido mucha discusión acerca de si todos los mecanismos de tecnología de la información pueden reemplazar al maestro. Yo creo que esto está demostrando que efectivamente la tecnología puede complementar de una manera fantástica al maestro, pero la interacción alumno profesor es absolutamente crucial. Yo creo que una lección positiva de esta crisis va a ser el reconocimiento de la importancia del maestro en el proceso educativo.
Dentro de la misma desigualdad de oportunidades que mencionó, las carencias educativas para la población invidente en el Perú, por ejemplo, son bastante marcadas. ¿Qué estrategia se debe seguir para atender a los alumnos con necesidades especiales en esta coyuntura?
En el Perú se ha avanzado en términos de tener una experiencia educativa adecuada para los chicos con necesidades especiales. Pero obviamente en esta coyuntura requieren una atención mucho mayor que en realidad es una combinación de lo que pueda ofrecer el Ministerio de Educación y el apoyo que van a requerir de sus padres. Esto también nos muestra la importancia de la interacción de escuela y hogar para poder darles una buena oportunidad a los chicos. La población con discapacidad requiere una atención mucho mayor. Otra vez, llegar a través de radio es importante. Pero también importa mucho lograr que a través de mensajes de texto o a través de la orientación misma del ministerio se pueda llegar a los padres de familia. Esto es algo que seguirá avanzando en las próximas semanas tanto en el Perú como en todos los países. En esta coyuntura, nosotros tenemos que apoyar no solamente a los chicos sino a los padres de familia para que puedan cumplir con el rol que se requiere en el proceso educativo. Eso es algo que muchos países están aprendiendo en estos momentos sobre la marcha. Una lección también de esto es que la mayor parte de sistemas educativos, tanto en países de ingresos medios y pobres, como en países ricos, no estaba preparada para este shock. No es que ya tuvieran planes claros si existía una interrupción larga. Todos los países están aprendiendo en el camino a cómo lidiar con esta crisis.
En el 2014 afirmó que la meta al 2021 sería igualar la calidad educativa de Chile y Colombia. A meses de cumplirse el plazo y en una coyuntura como la actual, ¿qué tan cercano ve ese objetivo para el Perú?
El Perú ha avanzado bastante en los últimos años. La última prueba PISA mostró que ha habido un avance. Lamentablemente, esta crisis potencialmente -y eso va a depender mucho también de las acciones que se den en las próximas semanas- va a tener un impacto negativo. Este impacto es endógeno a lo que se haga. Los países pueden reaccionar y las políticas públicas pueden compensar, pero de hecho esto puede implicar un retroceso. Y no solamente por el proceso de interrupción, que ya va un mes, y para las escuelas puede que sean dos, sino que también se nos viene una recesión bastante compleja en todo el mundo. En toda recesión lo que tenemos que preocuparnos es de proteger a los sectores sociales. Tenemos que preocuparnos de proteger los presupuestos del sistema educativo en un contexto en el cual están pasando dos cosas. Por un lado, ya has tenido un shock negativo contra los aprendizajes por la interrupción. Por otro, el ingreso disponible de las familias está cayendo. Entonces la presión sobre el sistema educativo público va a ser mayor. En muchos países que tienen un sistema privado simultaneo al público se espera que haya un trasvase de la escuela de paga a la escuela que es gratis. Simplemente porque el ingreso disponible de las familias es menor. También preocupa que las tasas de deserción pudieran aumentar, tanto en la educación terciaria como en la educación secundaria.
Aún estamos lejos de lograr la meta del 6% del PBI en Educación. ¿Cuál debería ser la mirada a largo plazo del plan educativo peruano?
El Perú, como muchos otros países, está en una senda correcta pero que debería ser mucho más acelerada. Ya el mundo vivía una crisis de aprendizaje. El Perú, a pesar de las mejoras, era parte de esa crisis. Todavía tenemos niveles de calidad educativa que tienen que mejorar muchísimo. Entonces, es como si hubiéramos avanzado mil metros en una montaña que tiene ocho mil metros. Está bien haber mejorado, pero todavía el camino es largo para poder llegar al nivel educativo que los chicos merecen. Esta crisis hace que, al momento de la recuperación, la aceleración tenga que ser aún mayor si queremos regresar a una senda de crecimiento importante de nuestros aprendizajes. Ya teníamos un reto muy importante en educación, pero ahora tenemos uno más grande. Y cuando hablamos del gasto público, a pesar del crecimiento en el gasto por alumno que se ha visto en el Perú todavía estamos lejos de donde debemos estar. Se gasta alrededor de US$1.200 por alumno en la educación básica en el Perú. Eso es más de lo que gastábamos hace diez años y está muy bien. Es mucho más de los US$200 por alumno que se gastan en Nigeria. El Perú está bastante mejor que otros países, pero es muchísimo menos que el promedio de US$8.000 por alumno que gastan los países de la OCDE. Esa senda de crecimiento de gasto por alumno tiene que continuar.
¿Existe algún punto que se esté descuidando en el sector?
Educación es un sector extremadamente complejo porque estás hablando de proveer un servicio muy difícil de proveer a millones de chicos todos los días. Para mejorar el sistema lamentablemente uno no puede decir ‘bueno, me voy a preocupar solo de los maestros’. Para mejorar el sistema se debe avanzar simultáneamente en todos los aspectos. En el caso de un país como el Perú tienes que mejorar en infraestructura, en la carrera meritocrática de los maestros -que creo que se ha avanzado, pero se tiene que continuar-. En términos de seleccionar, [se debe mostrar] una obsesión por seleccionar a la gente que tiene la motivación correcta por ser maestro y asegurarse de que tengan todas las oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional. Ese es el elemento central. Los países exitosos en educación son aquellos que reconocen la carrera del maestro como una de las profesiones importantes del país. Yo creo que en el Perú nos hemos movido en la dirección correcta. ¿Estamos donde deberíamos estar? Todavía. Hay que avanzar en infraestructura, hay que avanzar en la carrera del maestro, seguir avanzando en la carrera del director, de tal manera que la gestión escolar sea lo mejor posible. Hay que seguir avanzando en que las escuelas sean seguras, que no exista violencia escolar, violencia de género. Y debemos seguir avanzando en los procesos pedagógicos. Yo nunca digo ‘en verdad todo está bien, pero lo que nos falta es avanzar en este tema’. Hay que avanzar simultáneamente en todo. Si me dices, ¿de todos esos procesos cuál es el que es absolutamente central? Ese es el factor humano. Ese es el elemento central.
El Banco Mundial estima una caída de 4,7% en el PBI peruano este año. ¿Qué tanto podría verse comprometida la lucha contra la pobreza en esta coyuntura?
Siempre hay una elasticidad del crecimiento de pobreza que nos hace pensar que si se tiene una caída de esa magnitud ello puede tener un impacto importante sobre la pobreza, sí. Pero nada es completamente automático. Que un proceso de contracción tan fuerte como el que vamos a vivir vaya a tener un impacto importante sobre la pobreza de eso no hay duda. ¿Qué tan grande? Eso va a depender mucho de las políticas públicas. Y el Perú está bastante mejor posicionado que otros países para menguar ese impacto negativo. Difícil eliminarlo completamente, pero la posición fiscal del Perú es envidiable comparada con la mayor parte de países de América Latina y del mundo en términos de sus posibilidades de endeudamiento, en términos de entrar en un déficit fiscal -que ya sabemos que será mucho más grande de lo que uno hubiera esperado-, pero digamos que ese colchón de disciplina fiscal macroeconómica que ha habido en las últimas décadas permite políticas de transferencias como las que ya empezaron. El bono de S/380 que se hizo tan rápido es correcto. Eso hay que hacer. Ahora hay que hacer más de eso para poder reducir el impacto negativo sobre la pobreza. Tenemos el espacio fiscal que otros países no tienen, eso es claro. Tenemos la tecnología, en el sentido que el Perú está acostumbrado a programas de transferencias como el programa Juntos. La existencia de ese tipo de programas es lo que le ha permitido al gobierno entregar un bono tan rápido. Una cosa que hay que resaltar ahí es que un programa como Juntos es un programa que se quedó y ha sido una política de Estado porque lo han tenido durante varios gobiernos. A diferencia de muchos países que dicen ‘tengo un programa de transferencias comisionadas, pero como lo hizo el gobierno anterior entonces lo elimino’, felizmente algunas cosas hemos hecho bien. Y ese programa ha permitido tener la tecnología dentro de la tecnocracia pública que ha permitido avanzar. Se va a tener que invertir más en ese tipo de programas. Eso es un mecanismo a través del cual se puede reducir el impacto negativo sobre la pobreza. Lo otro es mantener la inversión en los sectores sociales: educación y salud. En los programas de alimentación escolar, por ejemplo. Hay muchísimas cosas en las que uno puede invertir y que se pueden hacer para menguar el impacto que una contracción puede tener sobre la pobreza.
¿Qué lección podremos rescatar de esta pandemia?
Uno de los elementos fundamentales que ahora podemos rescatar como consecuencia de esta pandemia es la importancia de tener un Estado que funcione bien. Y tener funcionarios y burócratas comprometidos con la política pública, que es lo que estamos viendo hoy día. El sector público se está bancando manejar esta crisis. En la experiencia que he tenido en el Estado, una de las cosas más positivas que pude vivir fue trabajar con grupos de gente, y en particular grupos de jóvenes, con un compromiso inmenso con el país, un compromiso de servicio y un interés genuino de mejorarle la vida a la gente. Y desde el punto de vista de la educación, mejorar la experiencia educativa de niños y jóvenes. Todas las reformas que se hicieron en la educación básica, la reforma universitaria, requirieron muchísimo empuje y muchísimo talento de mucha gente. Yo creo que haber logrado trabajar con un equipo como ese es una de las cosas de las que estoy más orgulloso.
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¿Qué es la covid-19?
La covid-19 es la enfermedad infecciosa que fue descubierta en Wuhan (China) en diciembre de 2019, a raíz del brote del virus que empezó a acabar con la vida de gran cantidad de personas.
El Comité Internacional de Taxonomía de Virus designó el nombre de este nuevo coronavirus como SARS-CoV-2.
¿Cuáles son los síntomas del nuevo coronavirus?
Entre los síntomas más comunes del covid-19 están: fiebre, cansancio y tos seca, aunque en algunos pacientes se ha detectado dolor corporal, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta y diarrea. Estos malestares pueden ser leves o presentarse de forma gradual; sin embargo, existen casos en los que la gente se infecta, pero no desarrolla ningún síntoma, precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, la entidad dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, la gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron.
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