El Banco Mundial presentó el estudio “El ciclo de commodities en América Latina: espejismos y dilema”. El Comercio conversó con Augusto de La Torre, economista en jefe de América Latina y el Caribe del Banco Mundial. Su conclusión: el Perú fue el país que mejor administró la bonanza y quedó en buen pie para la actual caída de las materias primas.
— ¿Por qué afirma que el Perú fue el “campeón” en la administración del ‘boom’ de commodities?
Un ‘boom’ le da a la economía una capacidad de expansión de gasto inusual. Se parece a sacarse la lotería. Los países que amplificaron este impacto terminaron con monedas demasiado apreciadas, desequilibrios fiscales y externos, y una menor capacidad de administrar la caída de los precios. En cambio, el Perú no amplificó la bonanza, usó amortiguadores y mantuvo una trayectoria macroeconómica estable. Eso le permite ahora maniobrar mejor la caída de los commodities.
— El ahorro fiscal fue importante para esto. ¿Hubo una política activa o de la incapacidad para gastar?
No nos metimos a ese nivel de detalle, pero no es impreciso decir que algo de los dos hubo. Sí había una conciencia de ser cuidadosos con el uso de los recursos del ‘boom’. Lo vimos no solo en lo fiscal, sino en lo financiero y en cómo el banco central evitó una apreciación significativa de la moneda.
— ¿Marca esto un respaldo a la política cambiaria de ‘flotación sucia’ que tiene el Perú?
Creo que sí. El banco central en el Perú es más cuidadoso con la moneda, en parte porque aún persiste la dolarización. Las apreciaciones fuertes también funcionan como una lotería. Una familia puede comprar su primera licuadora porque la importan a un menor precio y otra que sale de viaje siente que puede comprar más con su moneda. Eso se puede convertir en un espejismo.
— ¿Cómo viene el Perú administrando el ciclo de caída de los commodities?
Comparativamente hablando, el Perú no tiene grandes desafíos de ajuste fiscal. Brasil tiene 10% del PBI de déficit. Argentina debe hacer un ajuste del 7% del PBI y el gobierno lo quiere hacer en tres años. Lo mismo ocurre en las cuentas externas, donde el Perú está muy cerca del equilibrio. Y durante la bonanza, se ‘desendeudó’ y se volvió un usuario más intenso de la inversión extranjera directa.
— Otra conclusión de su estudio es que este ‘boom’ fue progresivo. No se quedó en enclaves, sino que benefició a los más pobres.
No terminamos de entender las razones, pero el mercado laboral se movió de manera muy progresiva. Los salarios de los trabajadores menos capacitados subieron más, lo que mejoró la distribución del ingreso y fue la mayor causa de la movilidad social. Además, América Latina hizo un cambio clave en su política social en los últimos años: la focalización. En los ‘boom’ de commodities del pasado, la percepción era que los mayores beneficiados eran los inversionistas extranjeros en minería y agricultura, que funcionaban como economías de enclave. Pero nos movimos a un sector de commodities mucho más moderno. Lo ves en la industria agrícola de Uruguay: de primer mundo, altamente tecnificada y parte de las grandes cadenas de valor. En los países con riqueza minera, como el Perú, la actividad se modernizó y se volvió más consciente de sus impactos ambientales y sociales.