En entrevista, el exministro de Economía Alonso Segura repasa los hechos que marcaron el 2022 y evalúa la oportunidad que se abre ante las nuevas elecciones.
—El 2022 termina con un crecimiento por debajo del 3% y con preocupación sobre indicadores como la pobreza y la informalidad. ¿Qué tanto hemos perdido en este año a nivel económico?
Hemos perdido mucho. Haces mención a algunos indicadores, pero lo que ha habido ha sido una erosión de la confianza, de la credibilidad del país y de la capacidad del Estado. Hubo una penetración fuerte de personal sin ningún tipo de competencia y representando intereses ajenos al Estado. Poder revertir eso va a tomar tiempo.
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—¿Las consecuencias perdurarán el próximo año?
Sí. Porque no todo lo que se ha dado tiene un impacto económico inmediato. Hay ciertos factores que tienen efectos un poco más rezagados y permanentes. Eso es lo que preocupa. Por ejemplo, recuperar las capacidades públicas puede tomar mucho tiempo. Con medidas como las dadas desde el Ejecutivo y del Congreso que revierten reformas del pasado, por ejemplo lo pasado con Sunedu, eso se va a ir sintiendo en el mediano plazo. Sumado a ello, cerramos el 2022 con un crecimiento ligeramente por debajo del 3%, pero es una cifra engañosa porque empezó mucho más fuerte y la segunda mitad del año estuvo por debajo de 2%. Esa es la velocidad con la que entras al 2023.
—Un reciente reporte del SAE advierte que existe un nivel histórico de percepción de retroceso entre los peruanos. Más allá del propio sector privado, ¿cómo revertir dicha sensación entre los peruanos?
Algunas de estas encuestas están en su punto más bajo desde inicios de los 90. Cuando teníamos hiperinflación y terrorismo. Lo que hay es una crisis de confianza generalizada. El 2022 es un año que no debemos repetir en el ámbito político antes que en lo económico. Porque las consecuencias han sido económicas y sociales. Un año que comenzó muy mal y que empeoró por aquellos que avalaron el vandalismo y las intenciones de irrumpir el orden constitucional. Muchos desde el lado de la política. Tenemos que encontrar maneras de que se tiendan puentes. Ojalá los peruanos se alejen de posiciones extremas tanto de izquierda como de derecha. La oportunidad que tenemos ahora de la elección de un gobierno, ojalá los peruanos sepamos elegir. Y ojalá la clase política entienda que se necesitan alianzas.
—Todo ello devino en los episodios de violencia. ¿Cuál es su lectura de lo sucedido?
Hay grupos claramente diferenciados. Un cierto segmento de la población no mayoritario que aún puede respaldar a Castillo y pese a toda la evidencia de corrupción. Es una suerte de voto que se identifica con él. Pero creo que Castillo en cierta manera es un fraude. No representa lo que quiere representar. Ha llenado al Estado de gente corrupta, pero hay gente que todavía lo justifica cuando él fue quien perpetró un golpe de estado. Hay un comentario aparte para la gran mayoría de la clase política de izquierda en el Perú, que sigue defendiendo y avalando eso. Claramente ha quedado demostrado que no tienen principio democrático. Con tal de lograr cuotas de poder y su objetivo de tumbarse el capítulo económico de la Constitución, vale todo.
—En esa línea, ¿qué opciones de revertir el escenario tiene el nuevo Gobierno?
Acá se abre una oportunidad. El gobierno es evidentemente que tiene mejores competencias que los múltiples gabinetes que tuvo Castillo. Creo que es un gobierno que por lo menos tiene competencias para poder gobernar un país. Creo que comenzaron mal con el premier, pero afortunadamente rectificaron eso. Es un gobierno correcto y se constituye en un gobierno de transición.
—¿Es débil?
Evidentemente es débil, pero es uno al que debemos apoyar dado que tienen que gestionar una transición tras un gobierno corrupto y golpista. Este es un gobierno legítimo y esperemos que tenga su punto de apoyo en ciertos segmentos de la ciudadanía, en la Constitución.
—Se supo que usted formó parte de los candidatos para integrar el gabinete. ¿Por qué no se concretó?
Ahí tengo un poco de reserva. Yo creo que en una situación como la que se vivió, uno no puede negarse a conversar y a contribuir de ser necesario. Pero al final habían algunos puntos en los cuales no se llegó acuerdo. Cuando no hay condiciones para poder ser eficaz en el cargo, no se puede proceder. Algunas se han corregido, ahora el gobierno está mejor encaminado. Les deseo buena suerte porque que al Gobierno le vaya bien, quiere decir que al Perú le va a ir bien.
—¿Cuál es el reto que tiene hoy el ministro de Economía, Alex Contreras?
El gran reto del ministro es carácter. Al MEF le han pasado por encima el Ministerio de Trabajo y otras carteras. Eso no se puede repetir. Confío en que el ministro y los distintos ministros tengan claro que el director de orquesta es el MEF. Se requiere mucho liderazgo, pero en general es un gobierno más afiatado que ojalá pueda manejar la situación de una manera adecuada.
—También tiene que evitar la caída de la inversión pública, ante la nueva llegada de autoridades. ¿Cómo hacerlo?
Deben apuntalar a los equipos que acompañan a los gobiernos regionales. Deben darle acompañamiento. Ser muy ágiles en transferencias de partidas entre sectores que ejecutan y que no ejecutan. Eso es para meramente ver que haya algo de impulso. Va a ayudar, pero no todo es billetera.
—Se ha lanzado el plan Con Punche Perú. ¿Cómo evalúa el gasto que el plan demanda?
En general, las propuestas del plan Con Punche Perú tienen algunas medidas tributarias importantes. Son medidas sectoriales que tienen impacto fiscal limitado. No hacerlo, implicaba sobrecosto para las actividades. En general, las medidas del plan Con Punche Perú con gasto transitorias. Es importante que no sean permanentes. Están en la línea correcta, creería que se pueden asumir dentro de una trayectoria de gasto razonable.
—¿Y tendrá efectos sobre el crecimiento?
Lo que pasa es que hay una situación externa muy incierta. China tiene una ola nueva de COVID, no han importado vacunas adecuadas. Europa tiene problemas energéticos. Estados Unidos parecía que entraba en recesión. Los tres grandes bloques tienen sus propios problemas. Se enfrenta un año externo incierto. Se prevee un año de crecimiento débil a nivel global con riesgos que podrían hacer que sea peor. Ese es el punto de partida.
—¿Hemos escapado de la posibilidad de recesión en el país?
Dependerá mucho de qué pasa en el mundo. Si el escenario externo se deteriora, sí te va a jalar hacia abajo. Pero en las condiciones actuales, vemos un bajo crecimiento para Perú y sin recesión. Localmente tienes la política monetaria contractiva, pero también tienes un crecimiento débil retroalimentado de la crisis de confianza generada por Castillo y su gobierno. Ahora tenemos nuevas elecciones y siempre generan incertidumbre. Esta es una variable que no sabemos cómo se va a comportar. Si lo que vemos es más convulsión interna en los próximos meses y eventualmente tienes candidatos polarizantes y antisistema, eso va a generar una incertidumbre mayor y hacer que la economía se desacelere.
—Una cartera de la que no se habla mucho es del Ministerio de la Producción. ¿Qué opciones se están perdiendo desde este ministerio para poder aportar al crecimiento?
El Ministerio de la Producción me preocupa muchísimo. De hecho, ahora que lo mencionas, fue un punto sensible de la decisión de no participar en el Gobierno. Todo indica que el Produce ha sido particularmente penetrado por la red de corrupción de Castillo. Se ha perdido el norte y ese ministerio es clave porque una parte importante de la agenda es la productividad. Si bien una parte de esa agenda está en el MEF, el Produce es un brazo importante. Ojalá la actual ministra, que en el pasado en la gestión del entonces ministro Bruno Giuffra intentó desmantelar las políticas de diversificación productiva, haya cambiado el chip. Y entienda el desarrollo territorial y productivo del país pasa por un rol más activo del Estado junto al sector privado.
—Recientemente, ha sido nombrado miembro del Consejo Fiscal. ¿Qué contingencias son preocupantes?
Hay una serie de decisiones, fundamentalmente del Congreso, a las cuales se ha opuesto el Ejecutivo en el pasado. Hay una serie de cosas como el Fonavi. También la interpretación del Tribunal Constitucional sobre la negociación colectiva en el Estado que va generar un efecto arrastre de gasto. Sí existe presión de gasto. Pero esta es mi opinión personal. Aún no sesiono dentro del Consejo Fiscal. Hacia adelante, necesitamos que el Congreso actúe de manera responsable. Los ultimos Congresos han sido los más irresponsables.
—¿Cómo tomo que se quiera usar la reserva de contingencia para financiar proyectos?
Era un acto de absoluta irresponsabilidad. En la práctica estaban actuando inconstitucionalmente.
—Pese a que no se concreto, la idea es peligrosa.
Lo que pasa es que el Congreso ha estado desatado hace mucho tiempo y el fallo del Tribunal Constitucional lo envalentona más a hacer lo que quiera. Ojalá haya la oportunidad prontamente de que el TC reinterprete y modifique esos fallos.
—La agencia calificadora Fitch advirtió de la posibilidad de que inicie una política de populismo fiscal desde el Ejecutivo ante el escenario de violencia en el país. ¿Es un riesgo que se puede materializar en el corto plazo?
Yo esperaría que no. Siempre es un riesgo. Me parece que el Gobierno lo tiene claro. No todo viene por el gasto público, hay que enfocarse en como levantar las condiciones para inversión privada.