Es casi seguro que en más de una ocasión, a lo largo de nuestra carrera, nos hayamos quedado sin empleo y que en la búsqueda de uno nuevo nos hayamos topado con más de una desilusión.
Aunque suene pesimista, los profesionales deben considerar –en todo momento– la posibilidad de quedarse sin empleo o, en el mejor de los casos, tener que moverse a otro para gozar de mejores condiciones o por razones de fuerza mayor. Frente a esas posibilidades, deben tomar varias previsiones. Entre las más importantes se debería tener un colchón económico que soporte épocas de “sequía” y, sobre todo, conocer las técnicas de recolocación que serán utilizadas llegado el momento.
Aunque se refiere a la capacidad inherente que tienen todos los profesionales de ser solicitados y deseados por una empresa, principalmente por la competitividad y red de contactos que poseen, debemos estar preparados para saber hacer uso de ella.
Resulta primordial conocer cómo el trabajador enfrentará anímicamente el desafío de buscar o cambiar de trabajo, que no es un proceso fácil debido a que esto genera estrés porque está fuera de su zona de confort. “La paciencia es una virtud muy apreciable en estos tiempos, así como el entorno familiar y el tener un plan”, refiere Gonzales.
Convertido en un elemento que siempre juega en contra cuando uno está sin empleo, debe ser utilizado de la forma más eficiente. Y lo mejor, según el gerente general de Security Jobs, es aprovechar las etapas de calma en las que uno está trabajando para estar preparado.