Según estimaciones del IPE, la ejecución de toda la cartera de proyectos mineros podría aportar a la economía el equivalente a más del doble del PBI de 2023
Según estimaciones del IPE, la ejecución de toda la cartera de proyectos mineros podría aportar a la economía el equivalente a más del doble del PBI de 2023
Instituto Peruano de Economía (IPE)

La puesta en marcha del proyecto minero de representa un paso fundamental en la reactivación de los proyectos en cartera paralizados. El Perú se encuentra en un contexto de altos precios internacionales de los y perspectivas económicas positivas pero insuficientes para recuperar el nivel de los empleos de calidad y reducir la pobreza.

Como en el pasa do, el impulso de la inversión en minería generará empleo, dinamizará el crecimiento económico, incrementa rá los ingresos fiscales y de las personas y, en agregado, reducirá la pobreza.

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Cartera desaprovechada

En la última década, la minería ha contribuido de forma significativa a la economía peruana. Esta actividad ha representado, en promedio, el 60% de las exportaciones totales, el 11% tanto del PBI como de la inversión privada, el 8% de los ingresos fiscales y el 5% del empleo total. Además, según diversos estudios, la minería incrementa el empleo y los ingresos en otros sectores, reduce la pobreza, e impulsa un mayor rendimiento escolar y el desarrollo del tejido empresarial.

Durante el segundo trimestre de 2024, el precio del cobre, principal mineral de exportación se ubica un 59% por encima de lo registrado en 2019. Además, producto de la transición energética y la digitalización de la economía, se proyecta que la demanda mundial de cobre se duplique hacia el 2035. Sin embargo, a pesar del con texto favorable, no se han desarrolla do nuevas inversiones mineras a una escala similar a la vista en el anterior súper ciclo de precios hace más de una década.

El IPE estima que unos 23 proyectos en cartera, con una inversión conjunta de US$ 30 mil millones, se encuentran retrasados por factores ajenos a la voluntad de las empresas, principalmente debido a “tramitología” y conflictividad social. Un 37% de esta cartera atrasa da se encuentra en Cajamarca, 24% en Apurímac, 9% en Piura y 9% en Arequipa.

Esta problemática se evidencia en la caída en el Índice de Atractivo a la Inversión Minera del Instituto Fraser: Perú pasó de supe rar al 83% de jurisdicciones evalúa das en 2018 a solo el 31% en 2023.


La reactivación de los proyectos mineros no solo fortalecerá la economía, sino que será un motor clave para la reducción de la pobreza.
La reactivación de los proyectos mineros no solo fortalecerá la economía, sino que será un motor clave para la reducción de la pobreza.

Lo que está en juego

Según estimaciones del IPE, la ejecución de toda la cartera de proyectos mineros podría aportar a la economía el equivalente a más del doble del PBI de 2023, directamente y gracias a los encadenamientos con otras actividades económicas. Esta expansión podría reducir la pobreza en cerca de 22 puntos porcentuales. La evolución de la pobreza en Apurímac y Cajamarca representa un claro ejemplo.

Para 2012, ambas regiones registraban los niveles más altos de pobreza. Sin embargo, luego del inicio de la inversión y operación de Las Bambas, y a pesar de no producir a plena capacidad por la conflictividad social, Apurímac pasó al puesto 16 en 2023. En contraste, en Cajamarca la producción de oro se redujo en 65% desde 2012 y acumula dos años consecutivos como la región con mayor nivel de pobreza.

La puesta en marcha de los proyectos paralizados, que suman más de US$17 mil millones en ambas regiones, contribuirá al cierre de sus brechas sociales. El óptimo aprovechamiento de los beneficios que genera la minería depende en gran medida de la capacidad de gestión del Estado, principalmente de los gobiernos subnacionales, para traducir los recursos generados en beneficios concretos para la ciudadanía.

Por ejemplo, de los S/ 1.179 millones transferidos en 2023 a los gobiernos locales de Arequipa por concepto de canon y regalías mineras, solo se ejecutó en promedio poco más de 70%, con claras brechas de capacidades en aquellos distritos que ejecutaron menos del 50%. Otros distritos de la región mostraron altos niveles de ejecución de estos recursos, aunque no cuentan con operaciones mineras formales. Es el caso de los distritos de la provincia de Islay que alberga al proyecto Tía María.

Para estos, avanzar con los proyectos de minería formal luce como una oportunidad. En esa línea, no solo es clave el avance de la ejecución sino también la calidad de esta, tal que permita contribuir al desarrollo regional. Las autoridades están llamadas a sacar adelante estos proyectos. Hay mucho en juego: la reactivación de los proyectos mineros no solo fortalecerá la economía, sino que será un motor clave para la reducción de la pobreza

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