“Such is life in the tropics” (Así es la vida en los trópicos) fue la frase que utilizó el virrey de la India para resumirle a la reina Victoria las cosas tan inexplicables que sucedían en las colonias del Imperio Británico. Los mercados emergentes siempre fueron tomados por los inversionistas globales con cierta cautela por la serie de riesgos que estos acarreaban. Sin embargo, a pesar de los riesgos, las inversiones en estos países también han representado grandes oportunidades.
En el 2011, Goldman Sachs acuñó el término ‘BRIC’ para referirse al bloque de países compuesto por Brasil, Rusia, India y China, como un grupo que, por sus altas tasas de crecimiento, podría llegar inclusive a superar el tamaño económico del bloque de países desarrollados agrupado en el G-7 para el año 2050. En el ámbito académico, se desarrolló también una tesis muy fuerte a favor de los mercados emergentes, inclusive considerándolos como una clase de activo diferente.
La tesis de inversión para estos mercados radica en el potencial de crecimiento sustentado en un cambio en la demografía: altas tasas de crecimiento poblacional y, al mismo tiempo, un incremento del poder adquisitivo de la clase media harían que el consumo interno de esos países creciera a tasas muy altas. Sin embargo, los riesgos nunca fueron considerados menores. El principal riesgo siempre fue el político. Por ello el concepto de prima por riesgo-país siempre jugó en contra, haciendo que las valorizaciones de estos activos transaran a un descuento.
En los países desarrollados, por el contrario, el riesgo político siempre fue un factor casi ausente y rara vez se consideró un descuento por este factor. Sin embargo, la generación del riesgo político ha cambiado drásticamente, y se ha ido incrementando en los países desarrollados y reduciéndose en los países emergentes, rebatiendo así los postulados académicos.
Empecemos por Europa: desde la formación de la Unión Europea, los problemas políticos no han estado ausentes. Es lógico pensar que los desbalances fiscales vuelvan a aparecer en alguno de los países, sumados a más movimientos independentistas y que el riesgo político continúe latente. Es además en esta región en donde ocurrió un evento de riesgo político de gran magnitud: el ‘brexit’. Luego de ello se generó la inmediata renuncia del primer ministro, así como de todos los líderes del movimiento separatista, y el país ha quedado en una situación de incertidumbre política que se traslada en lo financiero.
Estados Unidos fue por excelencia el país considerado el más seguro para invertir y hablar de riesgo político en él era casi impensable, hasta este año. El surgimiento de la candidatura de Donald Trump es uno de los factores de riesgo más importantes en el país que podría introducir mucha incertidumbre y con consecuencias muy negativas en los mercados financieros. El riesgo político se traslada al comercial, diplomático, migratorio, monetario, fiscal, financiero, etc. Es un candidato que genera tanta incertidumbre que, de seguir subiendo en las encuestas, podría generar una reacción muy fuerte en los mercados financieros.
El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.