Hace poco visité el Puerto de Chancay y fui testigo de un futuro que ya es presente. Este puerto que pronto será inaugurado, equipado con tecnología de vanguardia, operará con automatización de última generación. Grúas y vehículos automatizados moverán contenedores con precisión milimétrica, casi sin intervención humana.
Sin embargo, mientras observaba esta maravilla tecnológica, sentí inquietud. El contraste entre la sofisticación del puerto, que operará con menos de 100 personas, y la realidad tecnológica del país es preocupante. Chancay no solo es un puerto moderno; es una advertencia de los desafíos que enfrentará Perú en las próximas décadas.
El puerto dinamizará la economía y generará empleos, pero cada vez más, los roles automatizables desaparecerán. Máquinas y algoritmos ocuparán muchos trabajos básicos, y Perú corre el riesgo de quedar rezagado si no se adapta. La brecha entre las habilidades requeridas y las competencias actuales es alarmante. Tres de cada cuatro empresas en Perú tienen dificultades para cubrir vacantes digitales, según el Estudio Talento Digital 2023 de Es Hoy, BID y el MTPE.
Mientras el mundo avanza rápidamente, nosotros seguimos corriendo detrás de los acontecimientos, sin anticiparlos ni liderarlos. Se requiere de un liderazgo claro que defina una visión común. Sin dirección firme, las iniciativas de educación o innovación son solo aspiraciones vacías que no solo afectan a la educación, sino también a la política industrial, la infraestructura y el desarrollo económico. El Puerto de Chancay evidencia lo lejos que estamos de estar preparados para la tecnología que ya está aquí.
Imaginen por un momento robots cosechadores de paltas en regiones como La Libertad o Ica. Miles de trabajadores agrícolas podrían quedar desplazados, sin las habilidades necesarias para reinsertarse en un mercado laboral tecnificado. Este escenario se replicaría en la minería, manufactura y servicios. ¿Cómo encararemos la automatización de las tareas que hoy realizan los peruanos? ¿Cómo prepararemos a nuestra fuerza laboral? Sin una estrategia clara de reconversión laboral, el desempleo y la desigualdad aumentarían. La automatización es inevitable, pero sus efectos negativos no lo son si actuamos ya.
Hay iniciativas que empiezan a mostrar un camino. La Mesa Técnica de Talento en Tecnología y Futuro del Trabajo, constituida por EsHoy, APOYO Consultoría y Perú Sostenible, busca alinear a los actores clave: empresas, Estado, academia y centros de formación. Trabaja para reducir la brecha de talento tecnológico y articular políticas públicas que aborden los desafíos del futuro laboral. Hemos sido pasivos por mucho tiempo. Ante la falta de liderazgo, hoy nos toca involucrarnos. Es necesario que iniciativas como esta cuenten con apoyo y coordinación efectiva. Solo así trazaremos una estrategia común con objetivos claros. El avance tecnológico seguirá su curso. La pregunta sigue siendo: ¿aceptaremos el rol de simples espectadores o nos uniremos al esfuerzo para transformar nuestro país en protagonista?