En el Perú, el comercio exterior por vía aérea representa solo el 1% del comercio total en términos de volumen debido principalmente a las limitaciones físicas y a los altos costos del transporte aéreo comparado con otras modalidades de transporte. No obstante, en términos de valor, el comercio aéreo puede representar entre el 15% y 20% del valor total de las mercancías intercambiadas internacionalmente ya que suele ser utilizado para productos de alto valor comercial.
Casi la totalidad de estas operaciones está centralizada en Lima, y es a partir de ahí que la mercadería importada tiene que ser distribuida a diferentes destinos. Para el caso de las exportaciones, estas deben ser transportadas hacia Lima para su posterior envío al exterior. En un país tan extenso y geográficamente abrupto, esto obviamente genera dificultades, costos y riesgos innecesarios que podrían mitigarse.
La incorporación de terminales de carga aérea, como parte integral del desarrollo de la infraestructura aeroportuaria regional, es uno de los tantos engranajes necesarios para la descentralización económica que el país requiere. Acercar estos centros de distribución a los centros de producción tendría un impacto significativo sobre el desarrollo, tanto económico como social, de las regiones y contribuiría a mejorar nuestras ventajas absolutas y comparativas. Fomentar estas infraestructuras logísticas en general permitiría lograr economías de escala que no serían posibles únicamente con las ventas en el mercado doméstico. Así estas empresas podrían fortalecer su actual posición competitiva e incentivar a otras a ingresar a competir por precios con nuevos productos de exportación en el mercado global.
Sin embargo, hay un beneficiario del comercio internacional cuya voz es poco escuchada: los consumidores, quienes tendrían la posibilidad de conseguir del extranjero productos o insumos a un precio inferior al existente en el mercado local, así como acceder a bienes que simplemente no ofrecen los productores nacionales.
El comercio internacional permite a los países beneficiarse de la especialización y el intercambio de bienes, lo que genera ganancias económicas mutuas. Cuando los países están interconectados económicamente son menos propensos a eventos y gastos bélicos por el alto costo de oportunidad que ello implica. Bajo esta premisa, ¿cuál es la lógica de la última propuesta de la presidencia del Perú de gastar cerca de US$3.500 millones en la compra de aviones de guerra, considerando adicionalmente las brechas de infraestructura que nos aquejan y limitan nuestra competitividad?
En el caso de Aeropuertos del Perú, operador de aeropuertos regionales, cada uno de sus proyectos de infraestructura aeroportuaria, actualmente en desarrollo, contempla terminales de carga que satisfacen las necesidades de las regiones donde opera de acuerdo con los estudios de factibilidad realizados. Por ende, necesitamos buscar mecanismos que agilicen los procesos de aprobación por parte del Estado de nuestros proyectos. ¡La competitividad del Perú lo necesita hoy más que nunca!