Nuevamente estamos a inicios del año escolar. Los alumnos de las escuelas públicas siguen estudiando bajo difíciles condiciones. Además de la falta de adecuada tecnología y conexión, se suman factores como la carencia de un ambiente apropiado para el aprendizaje, una insuficiente alimentación y el stress de padres que deben salir de casa a trabajar o padres sin trabajo debido a la pandemia.
Sujeto a las restricciones sanitarias y a las características de cada población, el Ministerio de Educación (Minedu) espera que a partir del 15 de abril los alumnos regresen a sus aulas de manera gradual. Se daría una vuelta a clases presencial o semipresencial, manteniéndose la opción virtual mediante el programa Aprendo en Casa. Todo esto sujeto a protocolos y monitoreos epidemiológicos.
En relación con ello, en diciembre del 2020, el Minedu emitió un documento normativo denominado “Orientaciones para el Desarrollo del Año Escolar 2021 en Instituciones Educativas y Programas Educativos de Educación Básica”. Este documento de más de 80 páginas establece diversas medidas a ejecutar por el Estado incluyendo, entre otras: planes de desinfección de las aulas y otras medidas sanitarias, monitoreo de la práctica pedagógica para los niños y niñas que estudien virtualmente, así como el acompañamiento socioafectivo y cognitivo a los estudiantes a través de tutorías. No hay duda que todo esto es absolutamente necesario para que los estudiantes retornen a las aulas y se logre una nivelación en las escuelas que, prácticamente, han perdido el año escolar 2020.
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Sin embargo, la experiencia nos ha demostrado que para llevar adelante ciertos proyectos se requiere unir esfuerzos con los privados. En este caso, consideramos que sin la participación del sector privado, es muy probable que las acciones contenidas en el plan del Minedu queden en blanco y negro.
En años anteriores a la pandemia y para dotar a los alumnos de mejores espacios educativos, el Minedu realizó grandes esfuerzos para generar proyectos público privados. Estos proyectos se enfocaron principalmente en la mejora o creación de nueva infraestructura educativa. El Estado impulsó colegios por obras por impuestos y algunos proyectos por el esquema de asociaciones público privadas (paquetes de colegios en riesgo y Colegios de Alto Rendimiento - COAR).
Como sabemos, el servicio educativo, es decir, la enseñanza a los alumnos, la elección de la plana docente y la determinación de la currícula, es responsabilidad exclusiva del Estado. Sin embargo, en este contexto de pandemia, se requiere que el Minedu evalúe en qué aspectos y acciones contemplados en el documento normativo se podría contar con la participación del sector privado.
Hoy más que nunca necesitamos que el Estado impulse las alianzas entre el sector público y el sector privado en materia educativa, sea adecuando la legislación vigente o creando la normativa necesaria.
Nos corresponde conectarnos con esta problemática. A nuestras autoridades del hoy y del mañana, les pedimos creatividad y rápida ejecución. Vamos hacia más alianza público privadas en educación.
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