Paul Rebolledo

La inflación es actualmente un mal generalizado para el mundo. Los consumidores nos vemos seriamente afectados, dado que disminuye nuestra capacidad adquisitiva.   De manera similar, para un inversionista, una inflación alta y prolongada también es nociva pues hace que las rentabilidades no resulten suficientes para cubrir sus objetivos finales. En general, los inversionistas esperan generar rentabilidades por encima de la inflación esperada. En este contexto, ¿qué implica la inflación para el valor de los distintos activos financieros?

Un primer aspecto por considerar es que los depósitos a plazo tienden a ofrecer tasas más atractivas, lo cual se condice con las políticas de tasas al alza de los bancos centrales. En línea con ello, las tasas a 1 año ofrecidas actualmente en el sistema financiero local llegan hasta cerca de 7% en soles (vs una inflación esperada, a marzo último, entre 4,5% y 5% para los siguientes 12 meses). En general, para inversionistas con perfiles de riesgo conservadores, los depósitos a plazo podrían volverse una primera línea de defensa frente a la inflación.

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Un segundo factor para tener en cuenta es que, ante presiones inflacionarias crecientes y alzas de tasas de interés, los precios de los bonos se han visto seriamente afectados en el último año. Así, en lo que va del 2022, el índice global de bonos de Bloomberg pierde 10%, mientras que los bonos peruanos en soles retroceden 9%., con lo que la mayoría de los fondos mutuos de deuda acumula rentabilidades negativas, así como los fondos 1 y 2 del sistema previsional. Ante esta situación, los inversionistas más conservadores están siendo más cautos en bonos, prefiriendo plazos cortos (hasta 1 año). No obstante, en la medida en que las presiones inflacionarias se vayan disipando y las tasas de interés se vayan estabilizando a niveles altos, el apetito por la renta fija retornará a los mercados.

Un tercer elemento para inversionistas con mayor apetito por riesgo se centra en la necesidad de ser más selectivos en las inversiones de renta variable, cuyo valor, a pesar de ser afectado por la inflación y el incremento de tasas de interés, también depende de la estrategia particular de ingresos y costos de las empresas. Ante una inflación persistente, algunas empresas tienen mayor capacidad de poder transmitir parte del aumento de precios de sus insumos a los clientes. Sin embargo, una inflación mayor a la esperada por el mercado podría afectar seriamente el performance de estas inversiones. En este contexto, el índice S&P pierde 12% en lo que va del año y las rentabilidades de las bolsas emergentes han venido mermándose en el último mes.

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Un cuarto factor para considerar se centra en que los ‘commodities’ (metales, granos, etc.) y las acciones y ETF asociados a ellos tienden a ser una buena línea de defensa en temporadas inflacionarias. Así, el índice de retorno total de ‘commodities’ de Bloomberg gana 30% en el año. Sin embargo, estos instrumentos tienen grandes oscilaciones en su valor y, por ende, deben ser considerados por inversionistas con un perfil de alto riesgo.  Por otro lado, los activos alternativos (inmuebles, ‘private equity’, infraestructura, deuda privada), por su naturaleza de largo plazo, suelen también ofrecer cobertura frente a coyunturas inflacionarias.

En suma, en la administración de nuestros excedentes, resulta de suma importancia entender cómo se ven afectadas las distintas opciones de inversión por la inflación y cuáles pueden mostrar mayor resiliencia. Estas consideraciones deben calzar con el perfil de riesgo del inversionista.

Paul Rebolledo, CEO de Tandem Finance

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