Disney hizo público su último informe financiero a inicios de noviembre. Si bien reportó ventas de casi US$70 mil millones, también registró una caída del 17% en sus ganancias. A pesar de esto último, las cosas parecen no ser del todo negativas para la compañía.
Esto, porque el mercado ve como una nueva esperanza la apuesta de la firma. El miércoles pasado, Disney oficializó el lanzamiento de Disney+, su propia plataforma de ‘streaming’ que para el 2024 contaría con entre 60 y 90 millones de suscriptores globales, según sus propias estimaciones. Con ella, la firma se ha convertido en una amenaza para Netflix, que desde mayo ha perdido alrededor del 25,26% de su valor por sus bajas cifras trimestrales y mayor competencia.
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En su primer día de ataque, el imperio Disney no solo sumó 10 millones de usuarios, sino que sus acciones mostraron un avance positivo en el mercado estadounidense, provocando a su vez, un retroceso de los papeles de Netflix, que no se quedó con los brazos cruzados.
Su “venganza” se conoció el jueves, cuando en un comunicado anunció una asociación de varios años con Nickelodeon. Esta tiene como fin producir películas animadas originales y series de televisión basadas en personajes de la cadena televisiva.
Así, los usuarios globales se encuentran ante un verdadero cocktail de entretenimiento, que incluye también a Amazon Prime, Apple TV +, HBO Go, y a las plataformas digitales locales que producen contenido bastante más ad hoc.
¿Qué hacer para posicionarse por encima del resto? La respuesta descansa en dos herramientas: creatividad e innovación. Las plataformas digitales de entretenimiento apostarán por desarrollar contenido propio y original, por lo que deberán invertir fuertes sumas de dinero.
Además, deberán aplicar también la creatividad y la innovación para solucionar una problemática compleja propia del mercado latinoamericano, y especialmente, del peruano. Además del tema tributario, (ya anunciado por la Sunat), estas plataformas deben mejorar la gestión de sus cuentas.
Los usuarios del ‘streaming’ suelen compartir sus cuentas entre varias personas para reducir los gastos de una suscripción mensual. Esto, que significa una pérdida significativa de ingresos, ha generado que hayan comenzado a estudiar la manera más amigable de limitar el uso de las cuentas compartidas para no generar rechazo por parte de los usuarios. Netflix, por ejemplo, evalúa varios escenarios: implementar un plan dúo (solo dos personas pueden compartir la misma cuenta), limitar el número de personas conectadas desde cualquier dispositivo tecnológico y hasta ofertar un plan anual.
El ataque del ‘streaming’ ha comenzado. Que la fuerza -y los usuarios- los acompañen.