Saul Padilla

La curva de rendimiento del Tesoro estadounidense sigue invertida, lo que significa que los inversores en bonos todavía esperan una recesión económica en el país. Recién ahora estamos empezando a ver los efectos de los primeros aumentos de las tasas de interés debido a que la economía real tarda unos dieciocho meses en reconocer los efectos de los aumentos de tasas. Por lo tanto, todavía tenemos unos doce meses para determinar si los inversores en bonos tienen razón en su pronóstico recesivo.

Contrario a su habitual perfil de largo plazo, los inversores en acciones están actuando como inversores a corto plazo. El jueves 28 se actualizó el PBI del cuarto trimestre de 3,2% al 3,4%. En febrero, los ingresos aumentaron un 0,3%, ligeramente por debajo de las expectativas, mientras que el gasto aumentó un 0,8%, superando holgadamente las expectativas. La medida de inflación preferida de la FED, el PCE deflactor, aumentó un 0,3% tanto en términos generales como básicos, con incrementos anualizados del 2,5% y 2,8%. El objetivo de la FED es 2%. La estimación del PBI actual de la Reserva Federal de Atlanta se sitúa en el 2,8% para el primer trimestre.

Se trata de una desaceleración con respecto al cuarto trimestre de 2023, pero sigue siendo una cifra sólida. Aunque la inflación no se encuentra en el objetivo final de la Reserva Federal, en opinión de los inversores bursátiles, el enfriamiento de los datos de inflación, o la no aceleración de la inflación, sugiere la posibilidad de un primer recorte de tipos de interés en junio.

Los mejores seis meses del año (de noviembre a abril) para el índice S&P 500 terminarán a finales de abril. Sin embargo, el mercado de valores ha estado subiendo constantemente desde noviembre sin un retroceso o corrección significativa, mientras que el impulso continúa desacelerándose, lo que muestra una divergencia negativa entre el precio y el impulso. Esto puede resolverse mediante un retroceso o un movimiento de consolidación lateral en el que el mercado de valores tiende a descomprimirse antes de reanudar su tendencia alcista. No me sorprendería que tal movimiento se produjera durante el segundo o tercer trimestre, principalmente si el rendimiento del bono de 10 años de la Tesoreria recupera su tendencia alcista.

Esperamos que la economía permanezca dentro de la Fase 2 y la Fase 3 del ciclo económico durante el resto de 2024. La primera es cuando el PBI y la inflación se aceleran juntos, y el sesgo de la FED sigue siendo moderado, mientras que la segunda es cuando el PBI se desacelera con inflación acelerándose y una FED agresiva.

Esta estimación es importante porque los mercados bursátiles no colapsan durante estas dos fases del ciclo económico.

Por el contrario, en la Fase 2, el crecimiento prevalece sobre las inversiones de valor, y en la Fase 3, el valor prevalece sobre las inversiones de crecimiento. Sin embargo, la aceleración de la inflación junto con la desaceleración del crecimiento económico requiere un enfoque de inversión y gestión de riesgos más proactivo. No sólo para las inversiones en acciones de bolsa sino también para las inversiones en bonos.

En un entorno económico inflacionario, los rendimientos de los bonos del Tesoro aumentarán y los precios de los bonos (especialmente los de vencimiento largo) disminuirán. Además, en un momento determinado puede desarrollarse un mercado bajista cíclico dependiendo de cuánto aumenten las tasas de interés. En un entorno así, una estrategia de gestión pasiva de cartera, comprar y mantener, puede resultar frustrante y dolorosa.

Recuerde que nuestro pronóstico puede cambiar a medida que los datos económicos se actualizan.

Saul Padilla, RIA Portfolio Manager Greenwich Creek Capital Management

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