Innovación, concepto complejo, relacionado con la capacidad de creación y de implementación de nuevos productos, enfoques y soluciones. Cuando un país innova, está mirando al futuro y contribuyendo a su definición.
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Uno de los componentes esenciales de la innovación es la investigación científica, que habitualmente se desarrolla en los centros de investigación y en las universidades. Por ello, las mejores universidades del mundo se esfuerzan en sacarle el máximo partido al talento de sus investigadores, por lo que su papel de contribución al progreso es indiscutible.
Según el último ranking de Scimago, China es el país de mayor producción científica, seguido de EEUU. En ese mismo ranking, el primer país latinoamericano es Brasil, que aparece en el puesto 14, seguido de México, en el 33, mientras que Perú ocupa el puesto 62. Como es de suponer, Latinoamérica es una región con poco protagonismo en materia de producción científica y, pese a ello, Perú ocupa el sexto puesto en la región, bastante lejos del grupo de cabeza, pero mostrando uno de los crecimientos más altos en producción científica.
Si bien la producción científica es una base fundamental para la innovación, existen otras medidas de gran relevancia, como el registro de patentes, que está directamente ligado a la aportación práctica de nuevas soluciones a los mercados locales o globales. En este aspecto, de nuevo China y EEUU lideran los logros a nivel mundial y, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, existe una tendencia creciente de solicitudes y registros de patentes en Latinoamérica. Por ejemplo, Perú, en un modesto 6º puesto, presenta un avance favorable que deberá intensificarse en los próximos años si el país aspira a jugar en la siguiente liga de la innovación a nivel mundial.
Sin embargo, los puestos y rankings son solo una de las formas de conocer el aporte de las universidades. La innovación en estas instituciones va más allá de la investigación científica o el registro de patentes, pues también debe estar imbuida en su misión y estructura, poniéndose al servicio de sus estudiantes y profesores. Un ejemplo interesante es Arizona State University (ASU), reconocida como la número uno en innovación en Estados Unidos. La innovación en ASU se basa en su misión y estructura organizativa, y se apoya en la tecnología para poner las soluciones más innovadoras al servicio de sus estudiantes, profesores y sociedad en general. La formación en línea, las alianzas con otras universidades y con la industria, así como el diseño instruccional alternativo a las clases tradicionales, son ejemplos de innovación que deberían impregnar la educación superior.
Adicionalmente, en el Perú se deben establecer aún más las colaboraciones y alianzas universitarias para sumar talento con experiencia en el campo de la innovación y producción científica, lo que sin duda elevará la educación superior a una de clase mundial, internacionalizando sus contenidos, profesores y la experiencia de los estudiantes, para convertirlos en egresados con capacidad de aportar más valor y contribuir de forma más efectiva al avance del país.
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