Con la llegada de julio y de las Fiestas Patrias, aparece también ese momento indiscutible del año en donde avivamos el sentido de orgullo nacional por todo lo que este país nos entrega, pero también se convierte en un espacio de reflexión sobre aquellos motivos que nos hacen únicos, los cuales nos definen como peruanos.
Tenemos la bendición de pertenecer a un país rico en diversidad, en cultura y tradición, una combinación que nos hace inigualables. Sin embargo, así como estamos muy orgullosos de nuestra gastronomía, es imprescindible recordar también de dónde vienen este y todos nuestros motivos de orgullo, cómo los vinculamos con el pasado y el legado ancestral que sigue vivo a través de los años. Teniendo presente esto, podremos enfocarnos hacia dónde queremos ir, así como qué Perú queremos construir juntos.
Lograr este sueño recae en todos los peruanos, sobre todo en las nuevas generaciones, quienes son los protagonistas que terminarán de moldear y escribir el futuro de nuestro país mediante acciones concretas que realmente ayuden al cambio. No obstante, esta tarea también es para las marcas, las cuales deben adoptar un rol activo, que no solo se limite con ofrecer productos o servicios. Es momento de dar un paso más.
¿Cómo podemos hacer esto? La respuesta está en el nivel de compromiso que tienen las marcas. Actualmente, si una marca quiere seguir siendo relevante para sus consumidores, debe tener un propósito claro y acciones concretas. Por ejemplo, si una marca quiere ser protagonista en un cambio positivo para el país, tiene que apostar por la descentralización de sus mensajes, acciones y comunicación en general para impactar a todos los peruanos. Asimismo, debe darle vitrina a la diversidad, que en el Perú es inmensa como lo es su gastronomía, haciendo espacio a los artistas emergentes, visibilizando a las lenguas nativas, destacando la variedad culinaria, apoyando a los emprendedores, resaltando los logros de los deportistas, entre otras iniciativas que conecten genuinamente con la audiencia.
Pero aquí no queda todo. Lo rico de ser peruanos, más allá de nuestras comidas, es la capacidad que tenemos para lograr hasta lo imposible si lo hacemos juntos. Las marcas tienen la gran oportunidad de lograr ese impacto significativo si se animan a cocrear entre ellas, abrazando sus diferencias y entendiendo que éstas las enriquecen. Este mensaje, que siempre se lo dan a las personas para que puedan tender puentes con el fin de alcanzar metas más ambiciosas de manera colaborativa, es el mismo que tienen que aplicar las marcas para trascender. Al final de cuentas, somos el resultado de la suma de esa diversidad de ingredientes, sazón y talento que le ponemos a lo que hacemos.
Quiero cerrar esta reflexión convencido de que concretar estos puntos no es solo una aspiración, sino una meta alcanzable si trabajamos de la mano para construir el país que tanto queremos. Por ello y, a días de haber culminado las celebraciones por Fiestas Patrias, invito a los peruanos, las empresas, las marcas y a todas las entidades a mantener vivo ese sentimiento de orgullo nacional más allá de solo un mes en el año. Sigamos abrazando nuestras diferencias, convirtámoslas en una poderosa fuerza que nos una como sociedad, en la que la tolerancia, el respeto y la empatía sean los insumos principales para hacer realidad juntos un Perú que nos dé gusto.