(Bloomberg Business) .- Warren Buffett sabe que somos débiles. Aunque vayamos al gimnasio a diario y demostremos una disciplina digna de él en las inversiones, tarde o temprano beberemos una gaseosa azucarada y pondremos nuestro dinero en una hamburguesa doble con queso de color naranja brillante.
Warren Buffett cree en la mala alimentación, como consumidor y a la vez como inversor. La ingesta riesgosa quizá no tenga una recompensa a largo plazo, pero comprar los conglomerados de comida chatarra mejores en su clase implica un riesgo relativamente pequeño –si es que los retornos de Berkshire Hathaway sirven como indicador. Omaha ganó una fortuna con el arbitraje relativo a enfermedades arteriales.
Hagamos un recorrido por el bufet de Buffett perjudicial para nuestra salud:
- 1940: Buffett es inversor en Coca-Cola desde que vendía productos puerta a puerta en su infancia. A fines de 2014, Berkshire tenía un 9,2% de las acciones de la empresa.
- 1972: Berkshire Hathaway compra See’s Candies por US$25 millones
- 1998: Dairy Queen, que tenía 5.790 puntos de venta en ese momento, pasa a ser un holding de Berkshire Hathaway por US$585 millones.
- 2008: Berkshire Hathaway pone US$6.500 millones para ayudar a Mars a comprar al fabricante de goma de mascar Wm Wrigley Jr.
- 2013: Warren Buffett vuelca US$12.250 millones en un acuerdo para retirar de bolsa al gigante del kétchup y los alimentos envasados HJ Heinz bajo 3G Capital, una sociedad de inversión con sede en Brasil.
- 2014: Berkshire Hathaway aporta financiamiento por US$3.000 millones para la compra del imperio de las donas Tim Hortons por Burger King. Está recibiendo un retorno anual del 9 por ciento.
- 2015: Hoy Buffett vuelve a la carga, trabajando con 3G para unir a Kraft Foods Group y Heinz. El acuerdo crea la tercera empresa más grande de alimentos y bebidas en Norteamérica –una verdadera montaña de kétchup, fiambres, Kool-Aid y montones de queso.
Al cerrar estos acuerdos, Warren Buffett ponía su boca donde estaba su dinero. Su dieta consiste en Cheetos, regaliz y –y con mayor frecuencia- papas Utz como fuente importante de vegetales. El inversor tranquilo es famoso por beber Coca-Cola en el desayuno, una comida en la que el helado es ocasionalmente la pieza central.
Interrogado acerca de su dieta, Warren Buffett ha dicho que se propone comer como un niño de 6 años porque a esa edad la mortalidad es menos probable que nunca. En términos de invertir, su estrategia en la comida chatarra es aún más simple: la gente quiere darse los gustos. “Nunca fracasó un negocio con clientes felices”, dijo Warren Buffett en la asamblea anual de Coca-Cola en 2013.
Sin embargo, como la mayoría de los koans, cuanto más se reflexiona acerca de esa pequeña joya más lógica se vuelve. Pensemos en la comida sana. Puede crecer más rápido (analice el estado actual del repollo rizado y los Alimentos Integrales alrededor de 2011). Pero también es volátil. Acumular en hidratos de carbono antes de la llegada de la dieta Atkins habría sido un desastre. En los últimos años todo lo libre de gluten funcionó fantástico, pero ya se está generando una reacción adversa.
Desde una perspectiva de inversión, el azúcar y las grasas son como acciones de las compañías más fuertes y estables con excelentes desempeños a largo plazo muy parecidas a las empresas de servicios públicos que a Warren Buffett también le gusta comprar. Burger King nunca se mezcló con ningún tipo de tendencia de comida sana, y el agua embotellada es lo más cerca que ha estado Coca-Cola de una tendencia de vida saludable. Los macarrones con queso de Kraft pagarán dividendos durante décadas, sólo que no a los restaurantes. Buffett lo sabe mejor que nadie porque come el producto en el desayuno.
Además, Berkshire cuenta con una ventaja saludable: su negocio de base son los seguros.