Al igual que muchas empresas, General Electric (GE) viene atravesando por un periodo retador y lleno de desafíos a causa de la pandemia. Pese a este trance, su presidente y CEO para la región CALA (Región Andina y Con Sur integradas), Luis Felipe Carrillo, se muestra optimista y confía en la pronta recuperación de sus negocios, principalmente, de energía y salud. A juzgar por el ejecutivo, estos serán el motor de la operación local.
-¿En qué actividades está inmersa GE en el país?
Tenemos cuatro segmentos importantes aviación, salud, energía de plantas térmicas y energías renovables.
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-¿Cómo ha sido el proceso de adaptación de la compañía en esta coyuntura?
En este contexto, hay negocios que han aprendido a navegar de manera sustancial como salud, donde hemos seguido atendiendo a nuestros clientes, dando servicios a los equipos médicos con todos los protocolos de sanidad.
Este ha sido afectado porque todos los recursos se han dirigido al tema de pandemia y algunas inversiones enfocadas en la adquisición de resonadores, tomógrafos, equipos de diagnóstico por imágenes, que son lo que nosotros proveemos, se han visto dilatadas; aun así hemos tenido compras interesantes, incluso, por parte del Estado.
Energía es otro sector que se declaró vital en el estado de emergencia. Nosotros, por ejemplo, operamos la planta de Chaglla, tenemos un equipo destacado en la hidroeléctrica que ha continuado.
Mientras que, en aviación -uno de los más impactados en el mundo, fabricamos turbinas de aviación- nuestros clientes, básicamente, han dejado de volar. Seguimos dando mantenimiento a las turbinas y especialmente estamos trabajando [con las aerolíneas] orientados en dar un mejor uso a los activos para ayudarlos durante este trance financiero.
-Claramente, entonces, el negocio más golpeado es el de aviación.
Sí, pero en energía también se ha dado un impacto severo, ya que los generadores de energía han visto mermado su negocio ante la menor demanda. En el momento pico (abril y mayo) la demanda eléctrica máxima debe haber estado entre 25% y 30% por debajo con respecto al año pasado.
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-Hoy ¿cuáles son los niveles de demanda?
Ahora estamos entre un 4% y 5% por debajo en comparación al 2019. Es un año malo, pero ya no totalmente atípico. Es muy poco probable que en un país como el Perú se vea una tasa negativa de crecimiento del consumo de energía; no obstante es lo que se está experimentando este año, pero ya no es tan catastrófico como en abril y mayo. Sin embargo, esto genera ciertas discusiones y postergaciones de proyectos.
-¿Cómo ha impactado entonces esta situación en global a la operación local?
Este no es un año de crecimiento para ninguna de nuestras líneas y es un periodo de muy poca actividad en nuevas unidades. Hemos tenido que aprovechar en reforzar servicios, en mirar lo que estamos haciendo bien y lo que tenemos que mejorar; en adaptarnos a este nuevo escenario de trabajo remoto y en abocarnos a darle a nuestros clientes el mejor servicio, pero en un ambiente atípico.
-¿Cuáles son las estimaciones de ventas al cierre del año? ¿Podrán terminar en azul?
Es difícil saber eso aún, quedan algunas cosas por hacer en lo que resta del año. Si lo miras desde el punto de vista de crecimiento creo que, en general, este 2020 será un año plano, sin crecimientos de manera agregada, pero tampoco es un año perdido, se han hecho cosas importantes también.
-Hay sectores que, definitivamente, van a sopesar la mayor caída de otros.
Seguro, la recuperación en los segmentos de energía y salud, probablemente, está siendo bastante más ágil. Es aviación el más preocupante porque -entre las regulaciones de los gobiernos, la falta de una vacuna, el miedo de la gente de a viajar, las limitaciones a nivel de política pública, la apertura de fronteras y demás- nadie está estimando terminar el año con un porcentaje alto de operación de aviones. En la región, solo México es el país con operaciones más avanzadas, con una flota operativa entre el 60% y 70%; Brasil está al 50% y otros debajo del 25%, este impacto es notable para una industria que tienen márgenes apretados.
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-Esta situación, probablemente, ha sido el detonante para que la matriz decidida dejar de priorizar el negocio del carbón y opte por alternativas de generación menos contaminantes (gas natural, energía solar y eólica).
La compañía ya estaba en un plan de transformación notable. Hemos simplificado nuestros negocios y hemos ido cambiado. Hay temas claves como la descarbonización en curso, que con la pandemia se aceleró, y tenemos muchas eficiencias que se están dando en la parte de gas y que, eventualmente, llevarán con suerte al uso de combustibles más amigables como el hidrógeno.
Si bien el carbón es importante para gran parte de la generación mundial, la realidad es que no tenemos grandes órdenes de proyectos ya por varios meses. Por ello, la compañía tomó esta decisión, aunque continuará dando servicio y atendiendo a sus clientes con plantas de carbón.
-¿La energía solar y eólica es el futuro?
Sí, la energía solar, de viento y el gas, hasta cierto punto, deberían ser los baluartes. Las dos primeras vienen creciendo mucho. Tenemos una turbina de 12 MW en el mar, lo que abre un panorama importante porque tiene menos retos de estética y ruido y se puede aprovechar que el mar es mucho más ventoso que la tierra. También estamos trabajando en ver cómo llegamos a que el hidrógeno – cuya ventaja es que no produce CO2- sea un combustible que pueda ser usado en las turbinas a gran escala.
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-¿Qué proyectos relacionados a estas energías más limpias tienen en el país?
En este momento, nadie está desesperado por hacer proyectos hasta que se dé una curva de demanda apetecible. En el Perú, estamos trabajando en seguir aumentando la eficiencia de las plantas térmica y explorando parques eólicos en la medida que haga sentido a los clientes o que se habrá una oportunidad puntual. Entre tanto, seguimos atendiendo y dando servicios orientados a minimizar las salidas de la red por fallas no planeadas.
-¿Ve con mejores perspectivas el desarrollo de nuevos proyectos para mediados del 2021 o para el 2022?
Si la demanda de energía recupera su ritmo de crecimiento -entre 4% y 5%, como era a inicios de año- se podría hablar de proyectos nuevos en el país para el 2021. Si finalmente ese regreso al incremento del consumo se dilata más pues, probablemente, será en el 2020.
Una planta térmica la podemos hacer en dos años y eólica en año y medio. En el Perú el grueso de los proyectos salen atados a algún tipo de contrato de suministro de energía, si eso se da estos salen adelante. Espero no equivocarme, pero creo que se vienen un par de años interesantes que nos llevarían a un punto de inflexión hacia una nueva ola de inversiones.
- ¿Cuál es el peso de la división de energía?
Energía en general para la operación local representa más de la mitad de nuestra facturación, aunque año a año puede variar, dependerá del número de contratos, de los servicios, etc.
- En el 2019, curiosamente, GE decía que este 2020 sería un mejor año para el sector energía en Perú.
Es que todo lo indicaba así. En febrero pasado estábamos creciendo al 5% y teníamos en cartera proyectos que se empezaban a trabajar hasta que llegó la pandemia. La recuperación se ha ido dando, pero no al punto positivo de demanda que hacía financiar un proyecto.
-¿Cuántos proyectos estaban explorando antes de pandemia y cuántos quedaron en stand by?
Siempre miramos una cartera de cuatro y cinco proyectos. A la fecha, todos están demorados o suspendidos.
-En el caso del sector salud, ¿cuál es la expectativa?
Aquí tenemos, por un lado, la inversión privada y, por otro, la pública. La pandemia ha puesto al descubierto las deficiencias en infraestructura hospitalaria, lo cual da cierto optimismo en que habrá mayores partidas presupuestales.
Sabemos que hay una falta significativa de equipamiento en el país y en centros de atención primarios y avanzados, el tema de los ventiladores son solo la punta del iceberg. Por su parte, los privados han avanzado mucho en los últimos años, pero todavía son muy pequeños y están muy concentrados en Lima.
Definitivamente, hay mucho espacio por recorrer, es un sector que vemos con buena expectativa. Hay otros puntos en los que el país tendrá también que avanzar como lo es la digitalización, contar con historias clínicas electrónicas, acceder a la telemedicina, esos son temas en los que compañías como GE pueden ayudar. En general, hay mucho espacio para seguir creciendo, la rutas es ascendente por las propias necesidades existentes.
-¿Están analizando la implementación de estas tecnologías?
Siempre estamos viendo las oportunidades que se generan. En Estados Unidos tenemos centros de control para hospitales y manejo de recursos digitales muy sofisticados orientado al desarrollo de historias clínicas, entre otros.
Algunos de estos elementos se pueden trabajar en el país, pero también hay aspectos de regulación y legislación que se tienen que cambiar para que se ejecuten. Al final nuestro negocio es el del diagnóstico, vendemos equipos, software y tecnología para que los doctores hagan diagnósticos de manera rápida, efectiva y eficiente.
-¿Qué tan importante es la filial peruana para la compañía?
El Perú es uno de los 5 o 6 mercados de Latinoamérica más importante, además es un pequeño ‘hub’ para la región que llamamos CALA, desde aquí se maneja desde Argentina hasta los países de Centroamérica y El Caribe, a excepción de México y Brasil, que son operaciones independientes. No manejamos un volumen de negocio gigante, pero sí es relevante.
-El mal manejo que ha tenido el Perú de la pandemia y de lo cual todo el mundo habla, ¿ha generado que la casa matriz replantee o tome ciertas medidas?
La matriz ha tomado acciones que son consistentes con las decisiones dadas en todos los mercados. La operación local tiene la ventaja de no tener un centro de manufactura que genere una racionalidad enorme por sobrecapacidad, lo que estamos es desatendiendo un mercado (que es el de aviación, donde todavía hay mucha incertidumbre), pero estamos viendo la misma curva de caída que en otros países y tratando de identificar que tanta información tenemos para tomar las mejores decisiones. Llevamos 26 años en el Perú, esperamos seguir creciendo y vamos a poner todo de nuestra parte para que así sea.
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