(Por Franco Balza y Ricardo Guerra)
Este jueves, la Cámara de Diputados de Chile aprobó el proyecto de ley que reduce la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales. Luego de pasar nuevamente por la Comisión de Trabajo de Diputados para cerrar las indicaciones presentadas, la propuesta será elevada al Senado para su respectivo debate.
La flexibilización que plantea la iniciativa de ley busca mejorar la calidad de vida de los chilenos. ¿Perú estaría preparado para un cambio laboral de este calibre?
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En Perú ya se puede trabajar cuatro días
La buena noticia para el empleador peruano es que el marco normativo sí permite establecer una jornada de cuatro días a la semana, según Brian Ávalos, laboralista del estudio Payet, Rey, Cauvi, Pérez Abogados.
Para aplicar una jornada laboral de cuatro días a la semana, Ávalos señala que primero hay que tener en cuenta dos escenarios.
El primero es cuando el negocio recién comienza a operar. En este caso, el empleador puede establecer de manera verbal o escrita cuántos días será la jornada semanal.
El segundo es más complejo y se da cuando la empresa tiene contratos con jornadas establecidas. Si desea modificarlos a cuatro días, tiene dos alternativas: Una es suscribir un acuerdo con el trabajador en el que modifica su jornada, o, de lo contrario, hacer una modificación de la jornada por necesidad empresarial, con lo se requeriría realizar un procedimiento donde se le comunica al trabajador el cambio, quien tendría la posibilidad de impugnarlo.
Aplicación no ideal
Germán Lora, socio del Estudio Payet, Rey, Cauvi, Pérez, sostiene que si bien entre los aspectos positivos se encuentran: brindar mayor tiempo a los trabajadores para sus respectivas familias y, tal vez, generar mayores puestos de trabajo, existen dos factores que ameritan un mayor análisis a esta propuesta.
El primero está relacionado al factor económico, que recaería en las empresas, pues tendrían mayores sobrecostos. Esto porque el valor de las horas hombres sería más alto, así como también aumentarían las horas extras.
“El valor hora del trabajador va a ser más alto y no se le puede rebajar el sueldo. [Entonces,] voy a tener que contratar a alguien para cubrir esas horas [restantes] o voy a tener que pagarle las horas extras”, explica Lora.
El otro aspecto, precisa el laboralista, está relacionado al impacto en el funcionamiento de la empresa. Esto porque el esquema de ocho horas por seis días a la semana le permite a una empresa tener un sistema de tres turnos de trabajadores que calzan con el día.
“Pero con esta modificación voy a requerir de un turno adicional y contratar nueva gente. Me rompe el esquema de trabajo”, menciona el abogado.
Respecto a la productividad, Lora precisa que en el Perú esta depende del sector, porque mientras en algunos es alta en otros lo trabajadores son ineficientes.
En este sentido, recordó que el Perú tiene una tasa de informalidad de 70% y que en las microempresas, donde laboran mayormente los peruanos, la productividad es baja.
“[Esta medida no sería eficiente en el país] por la informalidad, porque casi el 40% de los trabajadores son independientes no profesionales y no se rigen necesariamente a una jornada, por lo precario que son los servicios [en algunas empresas como las micro] y porque no se apuesta por la capacitación de los trabajadores”, puntualizó.
Caso de estudio
Hace unos meses, la compañía de servicios financieros de Nueva Zelanda, Perpetual Guardian, realizó una prueba durante ocho semanas que consistía en reducir a cuatro días la jornada laboral semanal. El resultado arrojó que la productividad aumentó en un 20%. Los trabajadores lograron cumplir con sus tareas en cuatro días.
Asimismo, el balance entre el trabajo y la vida privada mejoró significativamente, pasando del 54% al 78%, y los niveles de estrés disminuyeron de un 45% a un 38%. Por último, el compromiso aumentó en un 40% al comparar los resultados previos y posteriores al ensayo.
“Esta reducción es una de las aristas de una serie de estudios o de resultados que se van generando como consecuencia de que el trabajo ya no se entiende como una mera explotación de la persona, sino que se reconoce que el trabajador también tiene una vida privada, derecho al ocio y que la empresa ya no debe de ver esos aspectos como algo negativo”, subraya Ávalos.
Propuestas alternativas
Por último, el laboralista menciona que además de los "horarios de verano" y la reducción de la jornada a cuatro horas, existe otra posibilidad como el teletrabajo o "home office", que en el Perú está regulado y que permite que el colaborador realice sus funciones fuera de la oficina.
“Las empresas deberían analizar estas nuevas propuestas en relación a sus actividades y ver cómo pueden ayudar para que sus trabajadores puedan conciliar el trabajo con la vida personal, a la vez que también son más productivos y las empresas generan ahorros”, puntualiza.