"Previo a la pandemia, la demanda en el Perú y en el mundo del respirador N95 era un 90% del lado industrial, que se usa para trabajadores que necesitan protección respiratoria, versus un 10% que era lo que se usaba particularmente en hospitales. Con la pandemia, se invirtió esa demanda", señala Luis Palenque. (Foto: 3M)
"Previo a la pandemia, la demanda en el Perú y en el mundo del respirador N95 era un 90% del lado industrial, que se usa para trabajadores que necesitan protección respiratoria, versus un 10% que era lo que se usaba particularmente en hospitales. Con la pandemia, se invirtió esa demanda", señala Luis Palenque. (Foto: 3M)
Redacción EC

A raíz del conversatorio “La era Post-COVID: lecciones y aprendizajes”, organizado por El Comercio, conversamos con Luis Palenque, director general de 3M para la Región Andina, quien cuenta cuáles han sido los principales aprendizajes que han tenido durante la pandemia, los retos que vienen para el sector privado y el sector público, así como cuáles fueron las acciones de la compañía para atender de manera rápida la emergencia sanitaria.

¿Cuáles son los aprendizajes de 3M luego de la pandemia?

Los aprendizajes que hemos tenido son desde temas de procesos hasta temas como de la cultura de la compañía. Hemos aprendido mucho, por ejemplo, en cuanto a tener planes de emergencia. 3M siempre ha trabajado en esto. Al ser una compañía global, hemos tenido la experiencia de algún tipo de crisis sanitarias localizadas en ciertas áreas, no una global en simultáneo como ha sido lo crítico de esta pandemia, que nos han ayudado a preparar nuestra cadena de abastecimiento. Por ejemplo, hemos tenido la capacidad de más que triplicar la capacidad global establecida de nuestra producción durante la pandemia. Si te pones a pensar en esa escala, son proyectos que pueden tomar años o incluso, décadas. Lo hemos podido hacer en un año porque ya teníamos un trabajo previo, ya teníamos un plan de emergencia, y eso de alguna manera ha ayudado a que se puede proteger a la gente, teniendo una mayor disponibilidad de un producto tan crítico y esencial como los respiradores N95.

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Entre los aprendizajes que les deja el COVID-19, ¿qué lecciones quedan a nivel interno de la empresa?

Un ejemplo es llevar la cultura de la compañía a la práctica. Nosotros desde antes de la pandemia teníamos políticas inclusivas y flexibles, como, por ejemplo, una que invitaba a trabajar de manera virtual cuando el trabajador tenía alguna necesidad de quedarse en casa o de concentrarse en el algún proyecto. Teníamos las plataformas para hacerlo. Solo bastaba coordinar con el supervisor del área. Esto era algo que usaba el 10% o el 15% de los empleados de vez en cuando. Con la pandemia, pasamos a que la use el 100% de golpe, al igual que todas las empresas. Para lograr ese cambio, ayudó que ya tengamos una cultura trabajada. El problema y los retos que hemos visto no han sido necesariamente la tecnología, sino tener la cultura flexible para que los empleados puedan trabajar de manera virtual, para que los supervisores puedan hacer su labor de esa manera, para que haya flexibilidad en cuanto a tiempos, dadas las condiciones de trabajar desde casa.

¿Cuáles han sido las principales acciones que tuvo 3M durante la pandemia?

Hemos tenido diferentes etapas en las cuales hemos podido apoyar más allá del tema de la disponibilidad de productos. Hemos trabajado muy de cerca con los distintos gobiernos para tratar de manejar la mayor disponibilidad de productos. Previo a la pandemia, la demanda en el Perú y en el mundo del respirador N95 era un 90% del lado industrial, que se usa para trabajadores que necesitan protección respiratoria, versus un 10% que era lo que se usaba particularmente en hospitales. Con la pandemia, se invirtió esa demanda. Lo que nosotros hicimos fue un proceso de priorización dramático para toda la disponibilidad que teníamos de productos, y así poder destinarlos a la primera línea de combate contra la pandemia, como doctores, enfermeras y demás. Hemos trabajado mucho con el gobierno peruano, por ejemplo, con el tema de poder identificar fraudes y proteger a los ciudadanos de los mismos. Lamentablemente, hay gente que aprovecha cualquier situación para hacer negocios de manera equivocada. Hemos tenido muchas denuncias de fraudes y hemos tomado acciones para proteger a los usuarios. Hemos trabajado de la mano con la aduana para contener estos temas. A nivel global, también lo hemos hecho de una manera importante. Hemos tenido más de 14.000 denuncias. Más de 40 millones de respiradores que han sido denunciados como falsos. Ha sido un trabajo muy intenso.

Asimismo, hemos hecho esfuerzos para hacer llegar nuestros productos a muchas industrias esenciales, como la de alimentos, por ejemplo.

En medio de la pandemia, hubo algunas dificultades como la falsificación de productos y el aumento de precios, ¿qué acciones realizó 3M frente a esta situación?

Hemos manejado en todos nuestros productos de protección respiratoria exactamente los mismos precios que teníamos antes de la pandemia. No hemos subido ni un centavo a nuestros productos. Lamentablemente, hemos tenido productos que se han vendido por canales de distribución que no son los representantes de 3M en el Perú. De alguna manera, hemos visto cosas estratosféricas en cuanto a tratar de usufructuar en la pandemia. En esos canales no autorizados, hubo también muchos productos falsos. En lo personal, considero que es igual de crítico vender productos falsos como incrementar tanto los precios. Por eso 3M no ha sido ni es tolerante con este tipo de prácticas, y eso lo digo con una determinación total. Vamos contra esto. Hemos estado haciendo investigaciones.

¿De qué manera atendieron las denuncias?

Hemos abierto todos los canales disponibles dentro de la compañía. Hemos hecho una campaña muy importante para notificar a todas las personas por redes sociales y otros medios presentando un canal en el que los usuarios podían entrar a un link muy sencillo y presentar sus denuncias. Inmediatamente, activamos una cadena de investigación. Eso nos ha ayudado a levantar acciones contra personas o compañías que de alguna manera estaban relacionados con esta mala práctica.

En la actual crisis sanitaria y económica, se ha visto a muchas empresas asumiendo un rol protagónico apoyando de diversas maneras. Luego de esta experiencia, ¿cuál es el rol que deberá asumir el sector empresarial?

Desde mi perspectiva, creo que las empresas tenemos una responsabilidad muy importante para con la sociedad y con la comunidad. Eso tiene que ver desde cómo trabajamos temas de inclusión social, inclusión de todo tipo de personas y talentos, y cómo podemos de alguna manera trabajar en fines comunes. Yo creo que las empresas en general debemos ponernos objetivos comunes. Ahí ayudan mucho las asociaciones, los lugares donde podemos trabajar entre las empresas. De esta manera, el sector empresarial puede ser un brazo ejecutor que ayude a gestionar al Gobierno junto con diferentes frentes, como la academia y diferentes asociaciones.

Es importante entender que para trascender en el tiempo y para que nuestro país crezca, necesitamos trabajar de manera activa en inclusión y sustentabilidad. No solo porque sería bonito hacerlo. Esto va más allá. Es un deber si queremos crecer y ser competitivos en el tiempo, como país y como industria en general.

¿Qué asuntos cree que deberían ser priorizados?

Uno de los temas críticos que tenemos, por ejemplo, es la educación. El acceso a la educación en la edad temprana. Ese es un tema muy importante donde las empresas podemos hacer mucho y varias ya lo venimos haciendo de manera individual. Pero si pudiéramos unirnos en grandes conglomerados de compañías, creo que el impacto podría ser mucho mayor. En este aspecto, las ONG ayudan mucho las ONG porque permiten reunir los esfuerzos individuales para generar impactos importantes, como en la educación, la salud y la infraestructura, donde tenemos mucho por compartir.

¿Cómo deben prepararse los gobiernos para una próxima pandemia?

Es bueno mirar atrás para mirar hacia adelante. Yo creo que la pandemia nos ha mostrado las falencias que tenemos en muchos países, como en los sistemas de salud, en la infraestructura, en nuestra capacidad de reacción, en tener planes de emergencia. Entonces, una de las cosas que deben hacer es procurar tener la infraestructura adecuada para poderla activar. Esos son planes de emergencia que hay que saber bien cómo activarlos y de manera rápida.

Por ejemplo, es importante que los gobiernos sepan establecer reservas de equipos de protección personal, que son críticos en una pandemia. Es un concepto que se está trabajando mucho en Europa, en Estados Unidos, y en el Perú tenemos que incorporarlo rápidamente. Esto significa que cuando un evento global provoca algo como una sobredemanda de mascarillas o de alimentos, por ejemplo, ya se tengan reservas de algunos productos. Este concepto tiene que ver con tener un acceso inmediato y significativo a un depósito establecido y bien mantenido de suministros necesarios dentro de las fronteras de cada país.

Los gobiernos también pueden procurar coordinar mucho mejor con autoridades aduaneras para temas de fraudes, por ejemplo, y también trabajar en colaboración entre gobiernos. Se ha visto en el estrés de la situación que cada país ha querido velar por lo suyo y ha costado mucho conseguir colaboración de otros gobiernos. Esto no es juicio de valor, es lo que pasó. Se debe tratar esas relaciones mucho mejor. También se debe de promover las asociaciones público privadas que ayuden a tener la experiencia para activar rápidamente una cadena logística que permita a los países poder reaccionar.

Respecto a las políticas comerciales, ¿qué lecciones nos deja la experiencia vivida con el COVID-19?

Desde nuestra experiencia, hemos visto barreras comerciales, incluso regulatorias. La parte regulatoria está para protegernos y realmente saber que tenemos productos que necesitan registro y que tienen que usarse, pero cuando estamos en una emergencia esos procesos tienen que moverse a un modelo de excepción.

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