Un calendario brasileño 2014 que circula por Facebook bromea que con la Copa Mundial, un Carnaval de Río inusualmente tardío y las elecciones presidenciales, el próximo año los brasileños apenas trabajarán tres meses.
El inusual calendario en el 2014 podría causar un daño significativo a la productividad y complicar todavía más las cosas para una economía que está estancada, dijeron algunos líderes empresariales y economistas.
Oí a mucha gente decir que el 2014 será un año perdido. Es absurdo, pero si mucha gente lo cree, supongo que será cierto, dijo Paulo Motta, el presidente de la asociación del comercio minorista en el estado de Bahía, en el nordeste de Brasil.
En el peor escenario, el efecto calendario podría restarle hasta 0,3 puntos porcentuales al Producto Interno Bruto del 2014, dijo André Perfeito, un economista de Gradual Investimentos en São Paulo.
Pero con un pronóstico de crecimiento económico de apenas un 2,3% este año y tan sólo un 2% en el 2014, cualquier tropiezo en la producción es una mala noticia.
PROBLEMAS COMIENZAN TEMPRANO Tradicionalmente las vacaciones de verano en Brasil empiezan en Navidad y se estiran hasta entrado enero. Aunque hay quienes logran trabajar, las reuniones son difíciles de agendar y muchos brasileños dicen (un poco en broma, un poco en serio) que el año recién empieza después del Carnaval.
Este año el Carnaval terminó el 12 de febrero. Pero debido al calendario lunar que determina las festividades previas a la Cuaresma, este año terminará el 4 de marzo. Y eso significa que muchos brasileños estirarán sus vacaciones o trabajarán en régimen de verano durante algunas semanas más.
LA COPA DEL MUNDO El Mundial de Brasil, que comenzará el 12 de junio y durará un mes, podría representar una distracción aún mayor. Normalmente, cuando juega la selección de Brasil cierran las oficinas y fábricas de todo el país para que los empleados miren el partido por televisión.
Pero esas no serán las únicas horas perdidas el próximo año. Una ley aprobada el año pasado le da a las 12 ciudades sede del Mundial, y a los estados donde están ubicadas, el derecho a declarar feriado especial los días que haya partido.
Con esa medida se busca asegurar que los equipos visitantes y sus hinchadas no tengan que lidiar con el tráfico usual de un día laboral en su ruta a los estadios. La mayoría de las ciudades y estados aún no han confirmado si aplicarán la ley para decretar feriados. Pero sólo en São Paulo podría significar seis días extras que, coincidentemente, caen en días laborales.
Un estudio de unas 20 corporaciones brasileñas realizado este año por la fundación Dom Cabral, una escuela de negocios, encontró que todas planean postergar los viajes de negocios durante la Copa debido al posible caos en los aeropuertos y otras distracciones.
El calendario humorístico que circula en las redes sociales muestra todo mayo marcado como Preparativos para el Mundial. Junio es simplemente Mundial, mientras que julio está dedicado enteramente a la Celebración o duelo del resultado del torneo.
MINORISTAS PREOCUPADOS Obviamente eso es una exageración: a muchos brasileños ni siquiera les gusta el fútbol y a los que sí les gusta tendrán metas de desempeño que cumplir, estantes que llenar o clientes a los que mantener contentos.
En tanto, algunos grupos empresariales están presionando a los Gobiernos de las ciudades para que se reduzca el número de feriados, o por lo menos que se limite sólo a los estudiantes, para no afectar sus ganancias.
Motta, el jefe de la asociación de minoristas de Bahía, dijo que los miembros de la agrupación *perdieron un 40% de sus ventas normales cuando la alcaldía de la ciudad de Salvador declaró feriados durante la Copa Confederacione*s, una especie de ensayo para el Mundial realizado en junio de este año.
David Beker, economista jefe para Brasil de BofA Merrill Lynch, dijo que algunos manufactureros podrían acelerar la producción a comienzos del próximo año para compensar la caída de la actividad durante el Mundial.
ELECCIONES PRESIDENCIALES Y el otro evento que provocará muchos trastornos será la elección presidencial del 5 de octubre, en la que se espera que la presidenta Dilma Rousseff compita por un segundo mandato. Si ningún candidato logra más de un 50% de los votos, se realizará una segunda vuelta el 26 de octubre.
Aunque ninguno de los candidatos de la oposición propone un cambio radical con respecto a las políticas de Rousseff, algunos ejecutivos dicen que es probable que sean más cautos a la hora de invertir hasta que termine la elección.