El entusiasmo de Mauricio Claver-Carone por su nuevo cargo se nota en la energía con la que aborda cada uno de los temas. El recién electo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) —que ha sido el principal asesor de Donald Trump para asuntos hemisféricos— asegura que los planes que tiene pueden hacer de las Américas el lugar más atractivo para la inversión extranjera, porque “no hay razón” para que no lo sea. Y que sentirá que tuvo éxito si a pesar de la pandemia y la fuerte contracción económica, logra que esta no sea otra década perdida para la región.
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Al teléfono desde Washington, Claver-Carone cuenta a “El Mercurio” que desde el día de su elección, hace justo una semana, está estudiando los detalles internos del banco y avanzando conversaciones con varios mandatarios y autoridades de la región y con los jefes del Banco Mundial, David Malpass, y del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva. “Como prometí en la campaña, y lo estoy cumpliendo, el día 1 de octubre, no es para empezar un proceso, es para básicamente ya arrancar con todo”.
El abogado de ascendencia cubana tuvo una elección rodeada de polémica, por el rechazo de un grupo de países a que un estadounidense postulara al cargo, que tradicionalmente ha sido ocupado solo por latinoamericanos. Él asegura que ya limó asperezas, que “ese capítulo se acabó” y recuerda que lo único que se objetaba era su ciudadanía, no su agenda. “En 2005, Luis Alberto Moreno ganó la presidencia del BID con 56% de los votos y el apoyo de 20 de los 28 países de la región. Yo gané con 67% de las acciones y el apoyo de 23 de los 28 países de la región... Así es que el resultado ha sido mucho menos polémico que en 2005”, comenta.
—Estamos en una crisis sanitaria y económica en la que varios países van a requerir más apoyo. ¿Qué vías de cooperación y ayuda al desarrollo le parecen más urgentes?
"Veo que particularmente países pequeños están teniendo que tomar decisiones difíciles entre atender las necesidades inmediatas y, hasta cierto punto, poner en peligro el futuro o viceversa. Lo que nosotros queremos es que los países… no tengan la preocupación o que no tengan que subastar su futuro. Es algo que hablé con Kristalina Georgieva. (…)
También sabemos que las instituciones financieras internacionales han estado prestando menos que durante la crisis crediticia de 2008-2009. Ahí hay ciertas dificultades en las que tenemos que enfocarnos y ver cómo hacer que los fondos estén disponibles para la emergencia inmediata. Y a mediano y largo plazo, particularmente para los países más pequeños y más frágiles, asegurarnos que podemos ayudarles a reestructurar esa deuda que han tenido que asumir para responder efectivamente a la crisis actual.
Para los países más grandes, creo que la oportunidad es en vías de la digitalización y cómo podemos aprovechar la oportunidad. Dos, las pequeñas y medianas empresas (pymes); y tres, el realineamiento de la inversión extranjera directa y cómo incentivarla y ayudar con asistencia técnica a los países a sostener esa inversión (…)".
Sobre la digitalización, Claver-Carone ahonda que es necesario ayudar a la conectividad “sobre todo en áreas rurales” y a las pymes, no solo con financiamiento —en parte con incentivo a la reinversión en las Américas del sector privado—, sino que a empujar el teletrabajo y ayudar a la formalización del empleo en ese proceso.
—Una de las consecuencias de la pandemia es que las cadenas de suministro se han visto perturbadas por restricciones sanitarias, por lo que algunos plantean la necesidad de acortarlas, de reubicarlas. ¿Cómo puede el BID aportar a estos esfuerzos?
"El BID Invest, en particular, debería ser el campeón del nearshoring (acercamiento). Le digo por qué: mi ambición es que Latinoamérica y el Caribe se conviertan —y voy a ser el mejor abogado— en la zona más atractiva del mundo para la inversión extranjera.
La semana pasada vi un estudio que tenía los países del mundo más atractivos para la inversión extranjera. El primer país de Latinoamérica en esa lista era Brasil y era el número 41. Así es que hay mucho espacio para mejorar (…).
Cada país obviamente va a priorizar reshoring (relocalización). Si le pregunta al Presidente Trump si prefiere que una inversión regrese de China o de cualquier país asiático o del mundo a EE.UU. o a México, ¿qué piensa que va a responder? A Estados Unidos. Si le preguntan al Presidente Piñera si prefiere que una inversión venga de Asia a Chile o a Perú, ¿qué va a decir? A Chile.
BID Invest no tiene esas ataduras. (…) Podría ser un buen guía catalizador e incentivador y obviamente inversor en el nearshoring, para que se vean las oportunidades que existen regionalmente y poder llevar a las empresas que tengan interés, conociendo las oportunidades que existen en los varios países sin conflicto nacional. Obviamente los países que van a tener más éxito son los que hayan hecho su tarea y que sepan cuál es el criterio que ofrece y sus ventajas comparativas (…).
Así es que creo que puede jugar un papel muy importante no solo siendo el vendedor de la región como destino de inversiones extranjeras, sino que también usando mecanismos como BID Invest para canalizarlos y la asistencia técnica del banco que es uno de sus mayores valores agregados".
—Una de las razones de las cadenas extensas es que muchos países de la región tienen una fuerte relación económica con Beijing. ¿Cuánto le inquieta la presencia de China en América Latina, tanto como al gobierno estadounidense?
"Ni a mí ni francamente al gobierno de EE.UU. nos inquieta el hecho de que China sea socio comercial en Latinoamérica y el Caribe. China es el segundo socio comercial de EE.UU. Ahora, en inversión en la región, China no compite con EE.UU.; que tiene un billón de dólares invertido en la región, mientras que China tiene más de 100 mil millones. En cuestiones de importación/exportación, China ha creado una presencia importante en Sudamérica y obviamente los países de Latinoamérica quieren vender sus productos a quien los compre. Ya la cuestión de los préstamos es más delicada, simplemente, por la trayectoria de China y las condiciones que ha puesto en muchos países que han sido ataduras que después son difíciles de destrabar como hemos visto con Ecuador, sin hablar de Venezuela (…).
(En cuanto a la deuda) Obviamente quisiéramos que haya otras opciones mejores y para eso están las instituciones internacionales. Para eso ojalá podamos (hacer) crecer el BID para que pueda ser más relevante financieramente.
Y hay un cuarto punto, que va bajo las inversiones, pero que es diferente: es un tema de seguridad que EE.UU. sí ha mencionado, y es el de las telecomunicaciones y en las inversiones en telecomunicaciones en particular. Sí hay preocupación en cuestiones de violaciones de privacidad para los ciudadanos de varios países. Es algo que EE.UU. no lo está diciendo por competencia, porque la competencia de los chinos en telecomunicaciones no es EE.UU., son las empresas nórdicas (…) Así es que no es un interés particular de EE.UU. Es básicamente una realidad que hemos aprendido y que se ha visto en otras partes del mundo, para proteger la privacidad de los ciudadanos. Hay preocupaciones sobre las prácticas en ese sentido por parte de las empresas estatales chinas".
—Y en el escenario de un proyecto con inversiones chinas en telecomunicaciones, ¿el BID se restaría de participar?
“Yo hoy trabajo para el gobierno americano, empezando el 1 de octubre, trabajo para todos los accionistas del BID. Esa decisión la tomará la junta directiva, los accionistas y los gobernadores del BID. Obviamente, voy a cumplir con la agenda y las decisiones y las consultas. Parte de mi campaña, y lo dije en mi presentación, es regresar o devolverle el poder, que creo que ha disminuido durante 60 años con estas presidencias de 15-20 años, regresarle el poder a la junta directiva, la junta de gobernadores; esos temas serán consultados, llevados a la votación, ese tipo de proyectos tiene que ser aprobados y como buen abogado que soy creo mucho en la gobernanza y esa decisión la tomarán los accionistas”.
—A propósito, usted se comprometió a estar un solo mandato en el BID y serán cinco años, que incluyen el reto de la recuperación económica. ¿Cómo define su visión para el desarrollo de las Américas?
"Como lo dije en la presentación: creo en el concepto de América Crece, basado en la noción de que uno puede conducir a la prosperidad de todos. Toda la agenda que he propuesto, sea de más relevancia financiera, obviamente la eficacia, la gobernación, la transparencia en el liderazgo, la reinversión en las Américas, la integración de las Américas, todo está basado en el concepto de que si podemos por primera vez lograr esa integración de la que tanto se ha hablado, pero que nunca se ha llevado a cabo —sí en parte por culpa de EE.UU. que nunca cumplió con ese compromiso—, podemos verdaderamente crecer conjuntamente.
No hay razón por la que en la región donde está la economía más grande y más dinámica del mundo no haya ese crecimiento compartido y que no se beneficie el vecindario, en la región donde están la primera y la octava economías del mundo. No hay razón por la cual esta región no sea la más atractiva para la inversión extranjera, la más dinámica, para el crecimiento de las empresas, de la innovación, de las pequeñas y medianas empresas".
El abogado dice que buscará impulsar el acceso al capital, así como acciones que generen empleos y un crecimiento salarial justo y competitivo, que hagan más asequibles las energías y que garanticen la inclusión de las mujeres.
Y añade: “También lo dije en mi presentación, explicando un poco quién soy yo y mi visión: soy de Miami y aprendí muchas cosas en Miami, como el dinamismo de las diásporas. Todos los países prestatarios del BID tienen diásporas en Miami. Y ahí aprendí el potencial del capital humano de los pueblos de la región; que, a pesar de dónde sean, con el acceso a la educación, la libertad de innovación y sin las trabas burocráticas, ¡lo que pueden lograr! (…) Lo he visto toda mi vida: no hay razón por la que hay pueblos que van y que son exitosos en Miami, no lo sean en sus propios países”.
Claver-Carone insiste en que el capital humano es clave para el desarrollo y el éxito económico y sostiene que el BID puede ser una poderosa herramienta para construirlo en la región.
—A largo plazo, en 2025 ¿cuál es su meta global para su presidencia en el BID?
“Si a pesar de la pandemia más impactante en los últimos 100 años y a pesar de la recesión o contracción económica más profunda en la historia moderna de la región, si a pesar de esos dos retos, en 2025 podemos decir ‘no perdimos otra década’, tuve éxito”.
BONUS: El rol de Chile y la capitalización del banco
Entre sus primeros contactos con autoridades de la región, Mauricio Claver-Carone cuenta que estuvieron el Presidente Sebastián Piñera, el canciller Andrés Allamand y el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, con quienes dice que tuvo conversaciones “productivas”. “Lo que hemos estado hablando es cómo trabajar juntos y cómo llevar a cabo una gestión unificadora. Chile tiene un papel muy importante en ese sentido. (…) Vamos a llevar a cabo una gestión muy coordinada”, asegura.
El abogado comenta que uno de los mandatos que recibió es iniciar un proceso de capitalización general del banco. “Chile es un accionista importante y va a tener que jugar un papel en el proceso (de negociaciones)”, sostiene. El resultado se someterá a la decisión de los gobernadores en la asamblea programada para marzo en Barranquilla.
Claver-Carone también apunta a un rol de Chile en un plan para lograr “la cohesión de plataformas de países y de las instituciones financieras internacionales”.
“Ya conversé el domingo (13) con el presidente del Banco Mundial, David Malpass, y con Kristalina Georgieva, del Fondo Monetario Internacional, sobre crear entre las tres entidades plataformas de países conjuntas para asegurarnos de que las necesidades de los países puedan ser cubiertas”, dice, y explica que a veces el BM cuenta con fondos disponibles para algunas naciones que el BID no posee y que tienen diferentes prioridades, por lo que esto ayudaría a hacer un mejor arbitraje de los fondos, como se propuso en la última cumbre del G20.
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