A los problemas que la economía peruana enfrentaba como haber tenido el mayor número de víctimas mortales por cada 100.000 habitantes a causa del COVID-19 y la caída estrepitosa del producto, la inestabilidad e incertidumbre política empeoran la situación y ponen en riesgo la reactivación económica.
“El Perú tenía un contexto bastante adverso con la pandemia y con la incertidumbre política puede frenar bastante la recuperación del 2021”, menciona Jaime Reusche, vicepresidente y senior credit officer de la agencia Moody’s.
Para darnos una idea de la gravedad del problema, Carolina Trivelli, investigadora del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), afirma que la incertidumbre política afecta la predictibilidad de la situación del país, con lo cual reduce la visibilidad para la toma de decisiones de inversión, que es necesaria para la creación de empleos de calidad.
Esto, porque no se sabe cuál será la duración de esta crisis de gobernabilidad ni los efectos que pueda desencadenar.
“No me imagino a ningún inversionista en su sano juicio dedicándose a invertir en el verano [...]. Sin inversión privada no tenemos empleo formal y el principal problema que enfrenta la recuperación es la generación de más puestos de trabajo y de buena calidad”, sostiene Trivelli.
“Si la incertidumbre demora en aclararse no vamos a tener una rápida recuperación”
A decir de la economista, otro efecto negativo generado por la incertidumbre política es el deterioro de los activos financieros locales, debido a que mientras más incierta es nuestra situación, se desata un mayor nerviosismo por parte de los inversionistas internacionales, lo que a su vez afecta el costo del capital tanto para el sector público como el privado.
EFECTOS DEL DESBALANCE DE PODERES
También, a lo anterior se suma el desbalance de poderes. De acuerdo con Roxana Barrantes, directora de la maestría en Economía de la PUCP, si bien el Congreso estaba encasillado en la ilusión de que el mundo se acababa el 10 de abril y que, por lo tanto, debía ganar la mayor cantidad de votos para pasar a la segunda vuelta, tenía el contrapeso del Ejecutivo.
Incluso, este contrapeso, según la economista, le daba credibilidad al Ministerio de Economía de que no se iban a cometer “locuras”. Sin embargo, según Barrantes, ese equilibrio terminó el lunes 9 de noviembre con la vacancia.
“Mira todos los proyectos de ley que el Congreso ha presentado después de la vacancia, es como si el mundo se les acabara mañana”, agrega.
Para Trivelli, el desequilibrio de poderes es crítico para las arremetidas populistas del Congreso, que incluso, fomentan la informalidad. La investigadora señala que las iniciativas de gasto sin equilibrio de poderes pueden generar un forado a la caja fiscal.
“La situación es difícil, lo que se tendría que hacer es calmar a los mercados, asegurando que habrá un equilibrio de poderes. Pero las señales van por el sentido contrario”, asegura.
Además, hay que sumarle los “incentivos perversos” para gastar que tendría el gobierno de transición, debido a que no tendrá que lidiar con las consecuencias a mediano plazo, según Reusche.
“Si se abandona la responsabilidad y la prudencia en el manejo fiscal, en lo que queda de este período de gobierno, veremos un daño casi irreparable”, afirma Reusche.
SEÑALES ADECUADAS DE POLÍTICA
Así, para reducir la incertidumbre política y evitar echar por la borda el impulso fiscal y monetario para la reactivación, Vilma Montañez, profesora de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico, recomienda que el gobierno de transición brinde señales adecuadas.
A modo de ilustración indica que se debe encontrar una salida a la crisis de desaprobación ciudadana, con la convocatoria de elecciones antes del plazo previsto. En segundo lugar, advierte que se debe desestimar iniciativas de gasto como la devolución de aportes de la ONP y sustituirlas con programas sociales existentes.
Por último, señala que se debe descartar echar mano al presupuesto destinado para proyectos de inversión.
“Los jóvenes se están pronunciando y con ellos podemos cambiar nuestro concepto de ciudadanía apática y electorera”, concluye la economista.
PANORAMA DE LA CALIFICACIÓN DEL PERÚ EN PELIGRO
El vicepresidente y senior credit officer de Moody’s, Jaime Reusche, afirma a Día1 que el panorama estable de la calificación crediticia del Perú, que actualmente es de A3, está en evaluación.
“Son dos opciones. La primera es mantener la perspectiva en estable si es que todo se mantiene como en el equilibrio que teníamos contemplado antes de esta transición política o, la segunda, una perspectiva negativa si es que vemos que se deteriora la perspectiva de la recuperación económica y fiscal del país”, comenta Reusche.
El ejecutivo explica que un eventual deterioro del panorama de la calificación crediticia del país generará efectos negativos sobre la inversión extranjera y aumentará el costo de financiamiento tanto para el sector público como para el sector privado.
“[Si aumenta el riesgo sobre la economía del país], se tiene que pagar más en intereses y eso le quita recursos al erario público para otras medidas de gasto”, sostiene.
Dentro de la evaluación de Moody’s, Reusche menciona que también estará en observación el presupuesto para el próximo año que se aprobará durante este mes.
Además, se tendrá en cuenta la estrategia que tendrá el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) –hoy sin titular de la cartera– para reactivar la inversión pública.
Las preocupaciones sobre la economía peruana también provienen de los bancos de inversión.
El Bank of America señala que si el gobierno de transición decide que el cambio de mando sea en nueve meses, el riesgo de inestabilidad económica, política y social sería mucho más alto que si deciden convocar a elecciones anticipadas de presidente y congresistas.
Asimismo, un reporte del banco de inversión J.P. Morgan alertaba, la semana pasada, de que los incentivos políticos parecían alineados para que el nuevo Gabinete –que renunció ayer tras la muerte de dos jóvenes en una manifestación contra el gobierno de Manuel Merino– se doblegase al sabor populista del Congreso.
“Es probable que todas las medidas económicas y financieras que encontraron resistencia en el [anterior] Ejecutivo se materialicen”, apuntaba como riesgo.
Hoy la velocidad de la recuperación de la economía está amenazada por la debilidad de la demanda interna, asociada al deterioro de la calidad de empleo y a la incertidumbre por las elecciones; si a estos factores le agregamos la inestabilidad política, será más que probable que nos desviemos del camino.
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